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HOMENAJE. El coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, se dirige al público en el alto de La Colladiella. / J. C. ROMÁN
Camaradas de La Colladiella
Cuencas

Camaradas de La Colladiella

IU instala una placa que elogia la lucha «en pro de la democracia» de los guerrilleros que resistieron al franquismo en las cuencas del Nalón y el Caudal

JULIO VIVAS

Lunes, 22 de octubre 2007, 03:44

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Es una dura forma de vida. «Estuve más de siete años en el monte y no deseo esta lucha a nadie». Con estas palabras, Manuel Alonso, 'Manolín', resumía su vivencia como guerrillero en el monte de La Colladiella, en el concejo de Mieres, tras la Guerra Civil. De eso han pasado ya más de setenta años, y a punto de cumplir los noventa, Manolín sigue con el mismo afán de luchador que tenía en su juventud, aunque el frente es ya bien distinto. Este vecino de Laviana tiene palabras para la juventud, para los políticos y hasta para la Iglesia. Y es que, a su edad, de nada sirve callarse.

Manolín fue, junto a Joaquín Fernández, uno de los pocos guerrilleros que consiguieron sobrevivir en la posguerra refugiándose en los montes asturianos y que aún viven para contarlo. Por eso, Izquierda Unida de Asturias y el PCA decidieron rendirles ayer un sentido homenaje en el alto de La Colladiella, un paraje idílico que antaño acogió a muchos de estos 'camaradas', como siguen llamándose entre ellos y que fue testigo de lucha, dolor y sangre.

Es en este lugar donde se ubica también un monumento en recuerdo de la guerrilla que dignifica «su labor en pro de la democracia», según resaltó el coordinador general de IU en Asturias, Jesús Iglesias, quien criticó la etiqueta de «bandoleros» que el franquismo colgó al maquis.

Pero fueron muchas las voces que se escucharon ayer en La Colladiella, donde las palabras «lucha» y «democracia» se pronunciaban constantemente. Así, el coordinador nacional de IU, Gaspar Llamazares, que también quiso estar presente en este homenaje, reivindicó mantener viva «la memoria de la resistencia democrática en el franquismo que permitió conquistar las libertades de los españoles». El líder de Izquierda Unida recordó en su discurso que «ni el Rey ni Adolfo Suárez tenían un programa democrático como el que se consiguió. La transición fue conquistada por los que pedíamos la libertad».

Memoria histórica

Voces como la de Laura González, que encabezará la lista de IU en Asturias el año que viene, animaron a los presentes. «Todavía tenemos mucho por lo que luchar, sobre todo por los pueblos que continúan oprimidos», señaló.

la Ley de la Memoria Histórica también salió a colación en este reconocimiento, así como respuestas a las críticas del PP contra la citada norma. La candidata de IU al parlamento dijo de las palabras de los populares que «son un insulto a la inteligencia. Mi familia todavía no sabe dónde se encuentra mi abuelo materno y miles de personas fueron masacradas en este 'estado de placidez' del que hablan algunos de ellos».

Jesús Iglesias hizo alusión a la idea de «reabrir viejas heridas», tan usual en la boca de los políticos, al señalar que «esas heridas ya están superadas, pero no las olvidamos, por lo que la izquierda no puede afrontar el futuro con alzheimer y la sociedad española tiene que reconocer esa lucha antifranquista».

Llamazares, por su parte, reconoció que la citada ley «es el paso más importante de la memoria democrática en los últimos treinta años. Hemos llegado más lejos que nunca y, por una vez, se condenará el régimen franquista».

Aunque lo más importante ayer fue el reconocimiento de los guerrilleros asturianos, ya que entre los presentes, además de Manolín y Joaquín, los dos homenajeados, también asistieron al acto numerosas personas que ejercieron como enlaces y que facilitaban en gran medida esta «lucha por la democracia».

Llegado el tiempo de las anécdotas, como no podía ser de otra manera, los dos homenajeados recordaron esos días. Joaquín, de 93 años y vecino de Mieres, sobrevivió en los montes durante 20 meses, casi dos años calificados por el propio guerrillero como «muy duros».

Dos años al raso

Joaquín Fernández afirmó que había recorrido este monte de La Colladiella «por lo menos veinte veces y vivíamos de cualquier manera, unas veces teníamos que dormir al raso, otras en cuadras, donde podíamos», recuerda. Manolín también viajó en su memoria hasta el País Vasco. Así, el guerrillero de Laviana rememoró ocho días en uno de los frentes de Bilbao «donde se tomó una loma, los franquistas estaban por la mañana y nosotros por la noche». Estas historias que todavía perviven en sus mentes, son sólo un ejemplo de lo que se vivió en esos duros años de la posguerra. Una lucha de «más de 15 años de terror», según Nicanor Rozada, presidente del colectivo del monumento de La Colladiella y principal impulsor del monolito que corona el monte.

«Es imposible hablar de la guerrilla sin hablar de este entorno que divide las cuencas del Caudal y del Nalón». El presidente de la asociación de La Colladiella también tuvo un momento para el recuerdo de aquellos años de la posguerra explicando que «tampoco éramos monjitas de la caridad, pero es que nos jugábamos el tipo en cada momento». MANUEL ALONSO

JOAQUÍN FERNÁNDEZ

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