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A. HUERGA
Lunes, 31 de diciembre 2007, 04:06
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Me gustó mucho el partido, me lo pasé muy bien». Pilar Varela, la alcaldesa de Avilés, disfrutó como los más de cuatro mil espectadores que presenciaron el partido entre Asturias y España en El Quirinal.
Asturias tiene sitio en Asobal y Avilés demostró que puede recuperar aquella afición que llevó al Villa de Avilés a lo más alto. La afición respondió y las entradas que salieron a la venta volaron antes de que se pudiera abrir una taquilla en el polideportivo. Los jugadores también dieron la cara y plantaron cara a España.
Mil ciento cincuenta entradas vendió Viajes Turyva en la calle de El Quirinal, que es poco más o menos un tercio del aforo del pabellón, lo que demuestra que Avilés sí que quiere deporte de élite. El polideportivo se llenó y no fue como el 30 de diciembre de 2003, cuando Asturias jugó contra Portugal y las entradas eran simplemente invitaciones gratuitas. Esta vez había que hacer un desembolso simbólico, pero había que hacerlo.
Los jugadores respondieron. Sin cuatro de los puntales del que podría ser el equipo asturiano (Alberto Entrerríos, Carlos Ruesga, Raúl Entrerríos y Rubén Garabaya), Asturias dio muestras de tener una buena cantera y calidad. Jorge Martínez se mereció una llamada de Pastor, aunque la nacionalización de Sterbik parece que le cierra el paso al combinado nacional, mientras que Cartón ya debería de haberse hecho con un hueco, pero Víctor Tomás juega en un grande y el gijonés no.
Los políticos tomaron buena nota y se apuntaron el tanto de traer a España para jugar contra Asturias en el cincuentenario de la Federación Asturiana de Balonmano, pero también debieron darse cuenta de que si quieren, Avilés podría volver a la élite. Jugadores, afición... Falta el dinero y los apoyos institucionales y empresariales, o sea, lo mismo de siempre. Los aficionados habrán visto un gran partido, se habrán divertido mucho, pero deberán esperar otros tres años para ver algo similar.
Cena en el San Fernando
Una de las cunas del balonmano avilesino ha sido el San Fernando, donde el sábado, tras el partido, se reunieron representantes de las instituciones y de las selecciones participantes en el encuentro para premiar a destacadas personalidades de este deporte.
Tras glosar los cincuenta años de historia de la Federación Asturiana de Balonmano, se entregaron los premios a personalidades como Antonio Oliva, Roncero, Ancizu y a los internacionales, entre otros, además del Grupo Covadonga. Faltó el reconocimiento a la mejor pareja de árbitros de la historia del balonmano española (Gallego y Lamas), a los 75 años de la Atlética Avilesina -no tuvo representación en el partido ni con un delegado de campo-, o a los árbitros del partido internacional que les premiaron con un libro de alpinismo, en lugar de una camiseta conmemorativa. Pequeños detalles de protocolo en la cena de despedida de la selección en la ciudad.
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