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RECITAL. Jaume Sisa, con su guitarra, anoche en el Casino. / P. UCHA
«Este país vive entre el melodrama y el esperpento»
JAUME SISA, CANTAUTOR

«Este país vive entre el melodrama y el esperpento»

El artista catalán recreó ayer en el ciclo 'Festival de la Palabra' sus canciones más celebradas de los años setenta

ALBERTO PIQUERO

Domingo, 27 de enero 2008, 03:26

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En tiempos que la música melódica de raíz latina, era sólo para horteras, se sacó de la manga la Orquesta Platería. Navegó en la orilla independiente de la Nova Cançó Catalana. Cuando se cansó de su verdadero nombre, se convirtió en Ricardo Solfa. Y en todo momento se ha declarado un cantante galáctico. Hablamos, claro está, de Jaume Sisa (Barcelona, 1948), que ayer actuó en el Casino de Asturias (Gijón), dentro del ciclo del Teatro Jovellanos 'Festival de la Palabra'.

-El repertorio que cantó anoche es una puesta al día de uno de sus mayores éxitos, 'Qualserol nit pot sortir el sol' ('Cualquier noche puede salir el sol'). ¿Sale el sol igual ahora que cuando compuso el disco en la mitad de los años 70?

-El sol pasa de todo. Incluso de Ptolomeo, Copérnico y Galileo. Pero también es verdad que el sol gusta a todo el mundo. Proporciona energía, calor, vida... Hay unanimidad a su favor. No obstante, como usted dice, han transcurrido más de treinta años y ahora ese sol se ha convertido en la historia de un niño que crece en una ciudad mediterránea, se hace adolescente, joven y adulto. He recreado esas canciones para contar mi vida.

-Se ha declarado siempre un cantautor galáctico. ¿Nos explica en qué consiste esa filiación?

-Es un punto de vista estético-filosófico al que se incorporan ciertas normas y usos, la ironía, el sentimiento, la conciencia, la experimentación, el discurso propio y una mirada panorámica.

«Prefiero la ironía»

-Eso parece ir bastante más allá de una canción...

-Sin duda. Es algo sobre lo que escribiré algún día, aunque no tengo prisa.

-Por cierto, ¿quién es más galáctico, Jaume Sisa o Ricardo Solfa?

-Jaume Sisa. Ricardo Solfa era un heterodoxo que apareció en los años 80 y en los 90 desapareció.

-¿Se puede saber la causa de que sufriera esa metamorfosis?

-Bueno, yo sigo dando la vara. Solfa fue una especie de llamada. Sentía que debía regenerarse la música española de tradición latinoamericana y melódica. Y Solfa se encargó del asunto, que por entonces no tuvo un gran éxito comercial, pero cuajó como idea. Se ha asumido el género, que en aquel tiempo era sólo para horteras, cuando son nuestras raíces, es de donde venimos.

-¿A que cree que se debe el que tenga tan escasa cabida el humor entre los músicos populares españoles, salvadas sean la excepción de Javier Krahe o la suya?

-España es un país de extremos, desde el paisaje agreste al clima que provoca inundaciones o desertizaciones. Y nuestra historia, a no ser que recurramos a la más reciente, también ha sido así, llena de pronunciamientos militares. Este país es un poco bestia. Vamos del drama al esperpento. Lo que sí hay es bastante humor grueso. Yo prefiero la ironía, que es la civilización de la inteligencia.

-¿Es cierto que durante un periodo se hospedó en un convento benedictino?

-Es verdad, aunque fue hace mucho tiempo, para preparar un disco. Pero no me inspiraron motivos religiosos, sino la tranquilidad y el silencio.

-¿Nada que ver con la mística?

-Bueno, la mística es una rama de la metafísica, la cual incorporo a mi filosofía galáctica.

-Usted ha nacido en el Poble-sec, donde también vino al mundo Serrat. ¿Posee algunas características especiales ese diámetro?

-No creo. Ni especiales ni telúricas. Es una feliz coincidencia.

-¿Qué le parece Gijón?

-Es una ciudad cosmopolita que vive con intensidad.

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