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EL ESCOGIDO. 'Furaco', que fue elegido entre otros cuatro candidatos, en Cabárceno. / DANIEL PEDRIZA
Cabárceno elige a 'Furaco', un oso de 12 años y 302 kilos, para la inseminación de Paca y Tola
Asturias

Cabárceno elige a 'Furaco', un oso de 12 años y 302 kilos, para la inseminación de Paca y Tola

El parque zoológico cántabro había hecho ya una preselección de cinco machos para elegir al semental El animal convivirá con las dos hembras durante la época de celo

I. VILLAR

Sábado, 12 de abril 2008, 12:35

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Ya hay un compañero para Paca y Tola. El Parque de la Naturaleza de Cabárceno ha seleccionado

a 'Furaco', un macho de oso pardo que se calcula tiene entre doce y catorce años y de 302 kilos de peso, para inseminar a las osas de Santo Adriano, que ya tienen 20 años. El que se espera que sea padre de las futuras crías que nazcan en Asturias convivirá con las dos hembras a lo largo de esta primavera, coincidiendo con el periodo de celo.

'Furaco' fue elegido después de varios análisis y procesos de selección. En primer lugar, una comisión mixta de veterinarios, formada por miembros del parque cántabro y de la Universidad de León, estudiaron los datos fenotípicos, es decir, el tamaño, peso y aspecto de los animales, y el perfil hormonal y los datos cuantitativos y cualitativos de producción de esperma de varios ejemplares del parque zoológico cántabro.

Tras comparar los datos recogidos en los últimos seis años llegaron a la conclusión de que los sementales más idóneos eran el propio ' Furaco', 'Marmolillo', 'Coco', 'Curro' y 'Santi'. La Fundación Oso de Asturias ya recibió a principios de esta semana la comunicación certificada de Cabárceno acerca de los datos obtenidos de los cinco candidatos, aunque la elección final no tuvo lugar hasta el jueves, cuando los expertos comprobaron cuál era el estado de los animales después de la hibernación.

El crecimiento de Paca y Tola sin contacto con otros ejemplares de su especie preocupa a los supervisores del proceso. El propio presidente de la Fundación Oso, Carlos Zapico, reconoció en unas jornadas celebradas en diciembre que los biólogos no están seguros de cuál será su comportamiento cuando el nuevo inquilino empiece a convivir con ellas en el cercado. «La naturaleza tendrá un papel decisivo», apuntó entonces. En realidad, dada las peculiaridades del celo de las osas, que no empiezan a ovular hasta tener un macho en su presencia, ni siquiera existe una forma de considerar seguro por anticipado el éxito de la iniciativa.

Dos o tres crías

En el proceso reproductor, el óvulo fecundado queda latente y no se prende en el útero de la hembra hasta seis meses después de la cópula. Una vez se consigue la fecundación, la osa espera dos meses para acomodar el parto a la hibernación y conseguir así que las dos o tres crías, generalmente ciegas y de unos 300 gramos de peso, se desarrollen en la osera hasta alcanzar la independencia en los meses de la primavera posterior.

El objetivo de este intento es probar la fertilidad de las hembras y mantener la reserva genética en cautividad dado que la inseminación asistida nunca se ha llevado a cabo con éxito en osos pardos, y únicamente ha funcionado con la razas negra y panda.

A su favor juega que en los parámetros de edad y peso no hay nada que les impida ser madres, puesto que las osas son fértiles hasta el final de sus vidas, unos treinta años aproximadamente.

Paca y Tola, convertidas en un símbolo de la lucha por la recuperación del oso pardo, especie en peligro de extinción, fueron entregadas al Fondo Asturiano para la Protección de Animales Salvajes (FAPAS) en junio de 1989 cuando contaban cinco meses después de que dos cazadores furtivos mataran a su madre.

Posteriormente, las osas, tras permanecer acogidas durante algún tiempo en Cataluña, vivieron durante cinco años en el Parque Cinegético Nacional de El Hosquillo, en Cuenca, hasta que el Principado habilitó el cercado donde ahora residen, en 1996. Éste es visitado cada año por decenas de miles de personas que reciben información sobre la importancia de la conservación del oso pardo en su hábitat natural de la Cordillera Cantábrica.

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