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1954. La fábrica de aceros de Gijón, a pleno funcionamiento. / E. C.
Memorias de la industria
GIJÓN

Memorias de la industria

Un libro repasa la historia de la actividad fabril gijonesa desde el siglo XVIII hasta la pasada década de los 80. El trabajo se presentará esta tarde en el Ayuntamiento

MARCO MENÉNDEZ ma

Jueves, 22 de mayo 2008, 04:32

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La mayoría sólo queda en el recuerdo de los más ancianos, pero nombres como la fábrica de aceros de Moreda y Gijón, la metalúrgica Anselmo Cifuentes, la de vidrios La Industria, la fundición Laviada, la fábrica de loza La Asturiana, las de chocolates La Industria, La Gijonesa y La Primitiva Indiana, la de aceites vegetales El Sol Gijonés, la textil de La Algodonera, la de cascos y sombreros La Sombrerera o la de harinas Gijón Industrial, entre otras, conforman un entramado económico que supuso un cambio espectacular en la concepción de Gijón como ciudad desde finales del siglo XVIII.

Recuperar no sólo esos nombres, sino su historia e, incluso, imagen, es la intención del libro 'Arquitectura industrial en Gijón. La huella de una ausencia', obra de los historiadores José Fernando gonzález Romero y Pelayo Muñoz Duarte. El trabajo, que será presentado a las siete y media de esta tarde en el salón de recepciones del Ayuntamiento de Gijón, está publicado por Ediciones Trea e incluye 86 fotografías, mapas y planos para acercar al lector la historia de porqué Gijón es como es. Y es que todo tiene un punto de partida lógico, como es el puerto local. El libro deja claro que, gracias a las iniciativas impulsadas por Jovellanos, a finales del siglo XVIII se inicia el proceso de industrialización de la ciudad, a partir de las posibilidades de uno de los principales puertos abiertos al mar en la época. Eso posibilitó que en el siglo XIX se potenciaran especialmente el carbón y el ferrocarril.

Centro económico

El trabajo de González y Muñoz resalta la importancia para la ciudad los acontecimientos de finales del siglo XIX, como el fin de la guerra carlista, la repatriación de los capitales cubanos y el auge de la banca asturiana. Todo ello contribuyó a hacer de Gijón el centro económico de Asturias, con un consiguiente cambio en el paisaje de la ciudad y el inicio de una «arquitectura del hierro».

A lo largo de los años, la aparición de industrias de todo tipo en el municipio fue constante. Siderurgia, vidrio, textiles, alimentarias y un largo etcétera de sectores tiraban de una ciudad que vivió su culmen en el año 1957, con la construcción en Avilés de la fábrica de Ensidesa y en 1971, con la apertura de Uninsa en Veriña, gracias a la iniciativa privada, aunque al poco tiempo fue traspasada al Estado.

Todo cambió en la década de 1980. En entramado industrial de la ciudad se comienza a desmoronar y culmina la transformación en una «urbe de servicios».

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