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CELEBRACIÓN. Luis Morán festeja el segundo gol del Sporting abrazado por Míchel y Matabuena. / JOAQUÍN BILBAO
El Sporting, con las estrellas
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El Sporting, con las estrellas

Bilic y Luis Morán certificaron el triunfo del ascenso, ante un Eibar superado por el Sporting y un extraordinario ambiente

MANUEL ROSETY mrosety@elcomerciodigital.com

Lunes, 16 de junio 2008, 22:20

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El Sporting regresó a las alturas. El Eibar fue el invitado a la fiesta de El Molinón, en la que cubrió su papel, en el guión de una película que devolvió a los rojiblancos a la Liga de las Estrellas.

Hacía falta un punto y hasta ninguno si la Real Sociedad no ganaba al Córdoba, pero el equipo de Manuel Preciado fue ambicioso. Quizás demasiado en la primera fase del partido, lo que le hizo actuar en ocasiones con demasiada ansiedad para resolver cuanto antes. El Eibar, por su parte, quiso frenar a los rojiblancos, para lo que Mandiola utilizó tres centrales y puso menos efectivos en el ataque.

De esta forma, el conjunto armero no pasaba del medio del campo, aunque atrás no dejaba espacios libres que posibilitaran la penetración de los atacantes rojiblancos.

Los de Preciado buscaban todo tipo de fórmulas para intentar llegar al área de Herrera, sustituto de Cuéllar, quien pidió no jugar, por las negociaciones que mantiene con el Sporting. Los ataques por las bandas eran inesistentes, con subidas constantes de los laterales Sastre y Canella, que respaldaban a Pedro y Kike Mateo. El Sporting tenía llegada, pero faltaba remate.

El único susto del partido lo dio Yagüe, en un contraataque, que fue abortado por Iván Hernández. El delantero eibarrés fue derribado en una falta al borde del área, pero cayó dentro, aunque el colegiado Amoedo Chas no vio ninguna falta.

Todo tipo de intentos

Los sportinguistas lo intentaban de todas las maneras. También con tiros de falta. Bilic puso a prueba a Herrera, quien evitó el gol en un golpe franco, pero no pudo hacerlo poco después cuando el croata ganó la posición a los centrales para cabecear cruzado sin que el guardameta rival pudiera evitar un tanto que desató la locura en las gradas de El Molinón.

La fiesta estaba en su máximo esplendor, con protagonismo para los artistas del césped, pero también para un mito, Enrique Castro 'Quini', ídolo de masas, que estaba en el palco y a quien se dirigieron los cánticos en numerosas ocasiones.

El partido era un monólogo, con todo el juego en el campo eibarrés. La confianza era total en los rojiblancos que también conocían que la Real había empezado perdiendo y que luego había logrado empatar. Daba igual. El triunfo en El Molinón certificaba el ascenso.

En el segundo tiempo, el Eibar salió algo más alterado en su juego ofensivo, pero sin llegar al área rival. La zaga gijonesa estaba demasiado firme. Ni siquiera cambió su estructura la entrada del combativo Eizaguirre para retirar al central Gurrutxaga, con lo que Mandiola regularizaba su sistema de juego.

El juego no era espectacular, pero el Sporting lo cambiaba por un estilo práctico. Con ventaja en el marcador, lo importante era mantener la portería a cero. Como así fue.

Preciado buscó más rapidez con la entrada de Luis Morán. El luanquín recibió un buen servicio de Bilic, quien se había lucido en un tiro al larguero en el saque de una falta. En la asistencia del croata llegó el segundo tanto, con un tiro cruzado. Luis Morán cerraba la cuenta goleadora de la temporada y aseguraba aún más el ascenso.

El resto del encuentro fue de trámite. Cambios para recibir la ovación de una grada entregada y fiesta final cuando Amoedo Chas selló el ascenso con el silbato. El Sporting vuelve a ser de Primera, por méritos propios.

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