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Niños y mayores tuvieron que refugiarse del sol para presenciar la representación de la compañia Sin Fin. /J. PAÑEDA
Abordaje de risas
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Abordaje de risas

La tripulación pirata de la compañia Sin Fin abre en los Jardines de la Reina y rodeada de niños la quinta edición de 'A ver la ballena'

J. ESCUDERO

Miércoles, 16 de julio 2008, 04:32

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Nunca una búsqueda del tesoro fue tan divertida. Música, bengalas, efectos pirotécnicos y sonoros... La travesía más complicada de los piratas de la compañíaSin Fin hizo las delicias de los niños gijoneses, que se congregaron ayer en centenares en los Jardines de la Reina para ayudar a estos maestros del pillaje -y de la sonrisa- a descubrir su ansiado tesoro. Sin embargo, apenas vieron ningún cetáceo, a pesar de ser los encargados de inaugurar el programa 'A ver la ballena', que cada verano desde hace cinco reúne en el Puerto Deportivo y el de Fomento a cientos de personas para contemplar los diversos espectáculos artísticos y escénicos.

La tripulación pirata estaba formada por un elenco de malandrines: el maquiavélico Capitán Morgan, el inocente Simón Patastillas, la bella Natacha Polvorilla y una banda musical con violín, flauta travesera, guitarra y batería. El barco pirata 'El tritón' comenzó a surcar el mar de cemento desde el dique de Fomento, amedrentando a toda persona que osara a cruzarse en su camino. La furia de los bucaneros llegó a su máximo con el atrevimiento de un turista que se acercó más de la cuenta a Natacha Polvorilla. El prisionero se libró de un castigo mayor, pero no de 'remar' en el galeote pirata.

A medida que los bucaneros se acercaban a la Ciénaga del Esqueleto, en la que se encontraba el ansiado botín, la expectación infantil se hacía mayor. Un centenar de niños había esperado más de media hora en los Jardines de la Reina, y cuando vieron la llegada de los malandrines se unieron a ellos en su búsqueda del tesoro.

Pero los peligros se multiplicaban y resultaba imprescindible la unión entre los piratas y los «timoratos aldeanos», como Natacha Polvorilla se refería a la tripulación infantil de 'El tritón'. La ayuda de los más pequeños fue fundamental para sacar a los corsarios de las dificultades de la travesía y para ayudarlos en su peligrosa misión.

Después de adversidades, luchas de espadas y abordajes, los piratas encontraron su tesoro: la sonrisa de niños y mayores. Y los más pequeños también encontraron su botín: pasar un momento divertido gracias a un abordaje lleno de risas, música y color.

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