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AVILES

El escritor Eugenio Noel, activista antitaurino y antiflamenco, en Avilés (I)

RAMÓN BARAGAÑO

Lunes, 15 de septiembre 2008, 11:43

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Considerado con toda justicia por la crítica como un 'epígono de la generación del 98', Eugenio Noel representa una voz muy peculiar en la historia de la literatura española. Como dice Francisco Arias Solís, buen conocedor del escritor: «Todo en él es desmesurado, inmenso. Nada es comedido, racional, medible. Clásico, castizo y moderno, pero a la vez personalísimo. Nadie se parece a Noel y Noel no se parece a nadie». Su obra no ha logrado la resonancia que merece, pero sí ha obtenido el elogio de algunos grandes escritores.

Así, para Miguel de Unamuno: «Hoy mismo tiene sobre sí unos cuantos procesos por ese llamado delito de imprenta, que a menudo se reduce a decir lo que no puede decirse, esto es: la verdad». Rafael Cansinos Assens lo describe como «mezcla extraña y primera entre nosotros de pensador, de literato y de propagandista en el estilo americano». Y en opinión de Ramón Gómez de la Serna: «Noel es la figura representativa del escritor que pudo ser genial pero el medio se empeñó en no dejarle, en hostilizarle, en hacerle vivir de precario».

Perra vida

Eugenio Noel, seudónimo de Eugenio Muñoz Díaz, nació en Madrid el 6 de septiembre de 1885. De humildísima extracción social, era hijo de una sirvienta y de un lazarillo de ciego. Tras cursar sus primeros estudios, ingresó como seminarista (gracias a la generosidad de la duquesa de Sevillano, para la que trabajaba su madre) en los cartujos de Tardajos, en Burgos. Aunque Noel descubrió pronto su falta de vocación religiosa y regresó a Madrid, prosiguió sus estudios en el Seminario Conciliar de San Dámaso y posteriormente en Malinas (Bélgica), con el famoso cardenal Mercier. De nuevo en Madrid, asistió durante muy poco tiempo a clases de Derecho en la Universidad.

Comienza entonces a vivir la bohemia literaria madrileña. Asiste a la tertulia del Café Nuevo de Levante que preside el gran Ramón María del Valle Inclán; publica 'Alma de santa', su primera novela corta, y colabora en 'El Imparcial', gracias a la ayuda de José Ortega y Gasset.

Las dificultades económicas, que le atosigarán durante toda su vida, le obligan a alistarse como voluntario en el Ejército, en 1909, para combatir en Marruecos. Sus artículos críticos sobre la guerra, publicados en el periódico republicano 'España Nueva', alcanzan gran notoriedad pero también le valen un proceso judicial que le llevó a la cárcel.

Campaña antitaurina y antiflamenca

Noel, hombre de ideología republicana y devoto seguidor de las ideas regeneradoras de Joaquín Costa, estaba convencido de que los males de España radicaban en la incultura, en la excesiva influencia del clero y en la afición a los toros y al flamenco. Como un apóstol obstinado y convencido, en 1913 inicia una apasionada y titánica campaña antitaurina y antiflamenca a la que dedicó el resto de su vida y durante la cual recorrió, a cambio de cuatro duros y en condiciones casi siempre penosas, multitud de pueblos y ciudades de España (incluidos varios de Asturias).

Al año siguiente (1914) fundó el periódico 'El Flamenco. Semanario antiflamenquista', que más tarde se llamó 'El Chispero' y que desapareció a las seis semanas por falta de medios económicos. En el transcurso de la campaña (en la que habló en ateneos, teatros, casas del pueblo, casinos y todo tipo de centros cívicos y culturales) Noel consiguió una enorme popularidad, pero su afán polemista suscitó también el rechazo de muchas personas, la crítica feroz e incluso fue atacado físicamente en alguna ocasión.

Su tremenda actividad no se limitó a España, sino que en cuatro ocasiones viajó a la América de habla española, que recorrió prácticamente entera, dando conferencias, publicando artículos periodísticos y provocando siempre la polémica. En su libro 'Escenas y andanzas de la campaña antiflamenca' recogió con minuciosidad todas esas vivencias.

Al regreso de su último viaje a América, agotado y enfermo de neumonía, ingresó en el Hospital San Pablo de Barcelona, donde falleció el 25 de abril de 1936, pobre, como vivió siempre, solo y abandonado por todos, excepto por su mujer. Al trascender la noticia, el Ayuntamiento madrileño organizó el traslado por ferrocarril de los restos mortales del escritor, pero el vagón en que viajaban se quedó en una vía muerta de Zaragoza. El cadáver fue recuperado y finalmente enterrado en el cementerio civil de Madrid.

Obra literaria

La obra de Noel, como su propia vida, es desmesurada y torrencial. Además de sus colaboraciones periodísticas, fue ensayista y novelista. Publicó más de treinta novelas cortas y una larga, 'Las siete Cucas' (1927), también la más lograda y la más interesante de todas.

Como ensayista, es autor de una obra amplia y original, muy personal, en la que cabe mencionar títulos como: 'El flamenquismo y las corridas de toros', 'República y flamenquismo', 'Pan y toros' (1913), 'Señoritos, chulos, fenómenos, gitanos y flamencos', 'Nervios de la raza' (1915), 'Las capeas' (1915), 'Piel de España' (1917), 'Semana Santa en Sevilla', 'Vidas de santos, mártires, diablos, clérigos y almas en pena', 'España nervio a nervio' (1924), 'Vidas pintorescas de fenómenos, toreros enfermos, diestros y siniestros de embrutecimiento nacional', 'Raza y alma' y 'Aguafuertes ibéricos' (1927).

Además de esta ingente obra, póstumamente se publicó, con el título de 'Diario íntimo', lo que Noel fue escribiendo de forma casi cotidiana, el borrador de lo que habría de ser la que él consideraba su mejor obra: 'La novela de la vida de un hombre', una asombrosa autobiografía de casi 800 páginas. Los dos tomos de este interesante diario se publicaron en Madrid en 1962 y 1968, respectivamente.

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