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«Hay que mantener los sueños»

«Hay que mantener los sueños»

La cantautora lanzaroteña Rosana actúa este viernes en el Teatro Jovellanos

Alberto Piquero

Miércoles, 14 de mayo 2014, 14:19

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Diez millones de discos vendidos desde que en 1996 apareció su primer álbum, 'Lunas rotas', serían una carta de presentación suficiente para comprender la magnitud artística de Rosana (Lanzarote, 1963). Aunque no abarcaría la dimensión completa de esta canaria que el próximo viernes, 16 de mayo, estará en el Teatro Jovellanos de Gijón con la gira que lleva por título '8 lunas', una selección de su trayectoria discográfica. A la cantidad se ha de sumar la calidad. Y la simpatía con la que entabla diálogo.

-¿Cómo va transcurriendo la gira?

-He tenido que modificar los planes, porque me rompí el menisco cuando la inicié en América. Ahora giro al revés, primero en España y después por América. Pero todo va muy bien. Estoy feliz del nuevo concepto de sonoridad que hace que algunos temas conocidos parezcan composiciones inéditas.

-¿No hay un riesgo en esa renovación, que pudiera sorprender a quienes están acostumbrados a escuchar sus versiones originales?

-Los que me han seguido en vivo saben que las canciones las he ido transformando de gira en gira. La música es un elemento que muta. Ya se podía esperar la incorporación de nuevos arreglos.

-El primer álbum fue 'Lunas rotas', el segundo 'Luna nueva', y ahora '8 lunas'. ¿Es Rosana un poco lunática?

-En absoluto (risas). En este caso, se trata de mi octavo disco. Se cumplen también diecisiete años desde que empecé, y 1 más 7 suman 8. Además soy la pequeña de una familia de ocho hermanos. Es un número que me cae simpático y que si lo acuestas representa el infinito...

-En la grabación la acompañan en duetos colegas como Dani Martín, Rubén Blades o Fito Cabrales. ¿Estará alguno de ellos en Gijón?

-Lo único que puedo anticipar es que habrá sorpresas. O sea, que garantizo casi al cien por ciento que alguno se subirá al escenario.

-¿Fue difícil la selección de los temas entre todos los que ha compuesto desde los inicios?

-La verdad es que lo que pensé desde el principio es quién sería el que cantara cada canción, seleccionándola a la manera de un traje a la medida para cada uno de ellos. Ese fue el método para elegir los temas. Y si hubiera tenido por una causa u otra la negativa a participar de alguno de ellos, la canción habría quedado fuera. Son piezas que podrían pertenecer a su propio repertorio, naturalmente con su prisma.

-Cuando echa la vista atrás y contempla a aquella niña lanzaroteña que fue, ¿cómo examina el itinerario artístico que la ha traído hasta aquí?

-Nací en un lugar que me proporcionó un mundo interior muy rico. Por un motivo que ignoro, la familia me regaló una guitarra cuando tenía cinco años y eso fue el principio de todo. Debe ser que en el código genético estaba el amor por la música.

-¿Hay que estar 'a las buenas y a las malas', como proclamaba en un álbum anterior?

-Es curioso, fue hace cinco o seis años y todavía no se notaba la crisis con toda su crudeza. Sí, yo creo que hay que estar a las buenas y a las malas, mantener los sueños en pie, tener fe en la capacidad de la gente para crear un mundo mejor. Después de todo, al final, o sostenemos las banderas de la utopía o se nos desmoronará la realidad y caeremos nosotros mismos.

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