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Un camión español desembarca del buque que cubre la autopista del mar, en la terminal del puerto de El Musel.
LDLines cerrará  la línea a Irlanda el  día 29 y la de Poole, el 5 de septiembre

LDLines cerrará la línea a Irlanda el día 29 y la de Poole, el 5 de septiembre

Los buques que conectan Gijón con Francia este mes registran llenos de turistas, con una bajada en los camiones por las vacaciones estivales

MARCO MENÉNDEZ

Sábado, 23 de agosto 2014, 00:42

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La naviera LDLines dio ayer una nueva vuelta de tuerca en su negociación con el Ministerio de Fomento para que le sea ampliada un año más la subvención a la línea de la autopista del mar entre los puertos de Nantes Saint-Nazaire y Gijón. A primeras horas de la tarde anunció el cese de las operaciones de las recientemente creadas extensiones de línea desde el puerto galo hasta Irlanda y el Reino Unido. En concreto, la empresa indica que la conexión entre Gijón y Rosslare (Irlanda) será la primera en ser eliminada con su última operación prevista para el 29 de agosto. En cuanto a la conexión con Poole (Reino Unido), la última salida prevista desde El Musel es la del 5 de septiembre, aunque dos días más tarde saldrá un último buque para ese mismo puerto desde Santander.

En puridad, la eliminación de esas conexiones en nada afecta a la autopista del mar, pues esta incluye de forma exclusiva a la conexión entre Gijón y Nantes. La ampliación de las líneas desde el puerto francés hasta los de Irlanda y el Reino Unido fueron puestas en marcha por LDLines a comienzos de año, después de constatar que había mercado en el sector del transporte entre la Península Ibérica y esos dos países.

Otra cosa es, por lo tanto, la autopista del mar. El contrato de la concesión de la línea a LDLines por los gobiernos de Francia y España prevé una subvención máxima de 30 millones de euros durante los cuatro primeros años. Ese plazo expira el próximo 14 de septiembre, por lo que la naviera no puede suspender las operaciones antes de esa fecha, so pena de ser sancionada por incumplir el convenio. Hay que tener en cuenta, además, que la autopista del mar tiene como objetivo principal sacar camiones de las carreteras y potenciar el transporte intermodal. Por ello, Francia y España aportan 30 millones de euros a partes iguales durante cuatro años, pero el proyecto ha sido apoyado por la Unión Europea, que ha puesto sobre la mesa otros 4 millones, con el fin de que la naviera tuviera una ayuda para poner en marcha una línea que se preveía deficitaria durante los primeros ejercicios.

El contrato también incluía que el conjunto de las subvenciones recibidas por la naviera, fueran estatales, comunitarias o de otras instituciones públicas, no podía superar el 35% del coste del proyecto. El resto tendría que ser asumido por la concesionaria de la autopista del mar. Tal es así que los cálculos de LDLines eran los de perder, a pesar de esas ayudas, unos 6 millones de euros durante los cuatro años.

Menos tráfico

El problema para este proyecto fue la llegada de la crisis económica y una bajada notable en el transporte por carretera. En las bases del concurso abierto por Francia y España se establecía que el objetivo era el de retirar 100.000 camiones anuales de las carreteras, si bien en negociaciones posteriores ese número se rebajó a 80.000. También hay que tener en cuenta que la subvención a la naviera se concede en virtud de los camiones y remolques transportados, con independencia del número de viajes realizados entre Gijón y Nantes. Según el anuario de 2013 de la Autoridad Portuaria de Gijón, en la terminal de la autopista del mar se transportaron el año pasado 661.384 toneladas, en 14.408 camiones con conductor y 3.477 plataformas (17.885 en total), unos números muy alejados de las previsiones marcadas en las bases del concurso abierto en 2007.

Pero hay que tener en cuenta que 11.000 fueron embarcados en Gijón y sólo 6.885 en Nantes. Ahí se ve uno de los problemas a los que tiene que hacer frente la autopista del mar, que no es otro que la falta de movimiento en sentido Sur, ya que la ruta hacia Francia se considera que está teniendo buenos resultados. La naviera lleva tiempo concentrando esfuerzos en la comercialización de la línea hacia Gijón, sin demasiado éxito.

Si el tráfico de camiones no ha colmado las expectativas de la naviera ni de los gobiernos francés y español, sí lo está haciendo el turístico. Según indicaron ayer fuentes de la terminal en El Musel, este mes se están registrando llenos en los buques con el transporte de más de 400 pasajeros en cada viaje. Por contra, en lo que respecta a la carga rodada, bien de camiones o de remolques, «ha bajado, porque hay muchas empresas de transporte que cierran en agosto por vacaciones».

Resta subvención

El año pasado, según la memoria del Puerto de Gijón, fueron transportados 52.390 pasajeros, de los que 26.796 embarcaron rumbo a Nantes Saint-Nazaire. También se indica que, dentro del tráfico turístico, utilizaron la autopista del mar 10.027 turismos, 1.828 furgonetas, 1.523 motocicletas y 227 autobuses, haciendo un total de 13.605 vehículos.

Pero este tráfico turístico es un complemento para la naviera, ya que las subvenciones las recibe en función de los camiones y remolques que transporta. Es más, el tráfico turístico resta subvención, lo que es compensado por la línea por los precios de los pasajes. LDLines también transporta vehículos nuevos fabricados por Renault y en ese caso el convenio establece una equivalencia entre determinado número de coches y un camión a únicos efectos de alcanzar el número de camiones que se ha establecido como mínimo para lograr la subvención.

Ante esta situación, el pasado mes de julio la naviera presentó el preaviso de cierre de la autopista del mar, pero al mismo tiempo mantiene negociaciones con el Ministerio de Fomento para conseguir que se prorroguen la ayudas. Esas conversaciones se mantendrán, al menos, hasta el 14 de septiembre, fecha a partir de la cual LDLines podrá dejar de operar la línea sin que resulte penalizada por ello. No obstante, desde la naviera siempre se mostraron convencidos de la rentabilidad del servicio.

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