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El parque de La Providencia ocupa el oeste del cabo San Lorenzo y es un mirador de la ciudad. Su expansión obliga a retirar las viviendas próximas.
Planes para un nuevo litoral

Planes para un nuevo litoral

El Principado proyecta duplicar el parque de La Providencia demoliendo varias viviendas y se plantea dejar la playa de Estaño sin bar ni apartamentos

RAMÓN MUÑIZ

Domingo, 28 de septiembre 2014, 01:39

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El Principado tiene planes para la costa gijonesa. Pretende ampliar el parque de La Providencia -oficialmente llamado del cabo San Lorenzo- desde sus actuales 13,6 hectáreas hasta las 23, un objetivo para el que ya tiene identificadas las edificaciones que habría que demoler. En Estaño valora la opción de dificultar el futuro del bar y las viviendas allí situadas «de cara a una hipotética recuperación de la playa como playa natural».

Estos objetivos están puestos por escrito en la memoria del Plan Territorial Especial del Suelo de Costas de Asturias (PESC), documento a información pública desde el 27 de agosto para que los vecinos, administraciones y empresas afectadas expongan sus quejas. En realidad todos los que tengan un inmueble en los primeros 500 metros de costa lo son, pues el borrador marca restricciones de diseño, color y materiales con vistas a futuras reformas.El PESC es la versión actualizada y más detallada del Plan de Ordenación del Litoral Asturiano (POLA), que en 2005 clasificó como suelo no urbanizable toda la franja costera en sus primeros 500 metros. Aquello tuvo la virtud de preservar el litoral regional al precio de constreñir el crecimiento urbanístico e impedir a los habitantes de la zona cambiar el uso de sus edificaciones.

Ahora la Consejería de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente contrató a un equipo liderado por el urbanista Ramón Fernández-Rañada para revisar palmo a palmo esa superficie, fotografiando sus viviendas, cuadras, chiringuitos y paneras. Estudiaron su relación con el paisaje y la evolución de la fauna y flora local. Tras sopesar pros y contras, han catalogado cada edificación en función de su compatibilidad con el cuidado de la costa. También han propuesto nuevas actuaciones para mejorar la calidad del litoral.

Cabo San Lorenzo

A éste último supuesto corresponde el análisis sobre la situación del parque del cabo San Lorenzo, zona verde estrenada en 1997 tras regenerar unos terrenos de uso militar. Actualmente el lugar cuenta con un aparcamiento y un parque infantil, y constituye un mirador de la ciudad. El parque ocupa la parte occidental de la península y la idea es doblar su extensión hacia el Oriente para provocar «un cambio cualitativo al proporcionarle un remate lógico y natural, que permita su percepción por parte de los usuarios como una entidad geográfica única».

El proyecto exige la «expropiación de la mayor parte de los terrenos», concretamente de 9,5 hectáreas. En ellos los técnicos dicen haberse encontrado con «un puente de mando trasladado, una vivienda, dos 'movil-homes' y varias casetas. Todas ellas parecen incompatibles con su emplazamiento en una zona de gran espectacularidad susceptible de formar parte del parque», señala el documento.

Una vez recuperadas para el uso público estas hectáreas, el PESC aboga por ajardinar la zona «dotándola de un carácter más ruralizado que el actual» parque. Como elemento singular, los técnicos proponen la construcción de dos o tres lagunas artificiales, que en conjunto suman entre 5.000 y 10.000 metros cuadrados de lámina de agua con una profundidad máxima de dos metros. El lugar podría «actuar como una especie de apeadero de aves migratorias», aprovechando que el cabo San Lorenzo es el punto más al Norte de la costa en el tramo que media entre la Campa Torres y la ría de Villaviciosa.

Los lagos se abrirían en una pequeña depresión que dejaría al cauce y las aves protegidas de los temporales. A los especialistas no se les escapa que el terreno está karstificado y que la discontinuidad de materiales geológicos acentúan su permeabilidad. Sin embargo, consideran factible asegurar su sellado «mediante una inversión moderada».

Su plan de actuación para el cabo incluye la «destrucción del vial estándar inadecuado ya existente en la zona» para sustituirlo por una senda con un ancho inferior a los 80 centímetros. En total, la expropiación de las construcciones existentes y los terrenos, así como la construcción de las piscinas artificiales y la nueva senda requieren de una inversión que el PESC sitúa en los 1,3 millones. Los urbanistas recuerdan que otros proyectos anteriores cuadriplicaban la extensión posible del parque.

Playa de Estaño

Los 300 metros de largo que tiene el arenal de playa de Estaño también tienen su análisis. Los urbanistas recorrieron el lugar, inventariaron las edificaciones y soñaron con un futuro más armónico con los valores que les mueven. En ese paisaje, el bar-restaurante Estaño y el bloque de apartamentos Cardeli no tienen un lugar claro.

La memoria del PESC los describe como «impactos sustanciales» y se plantea para ellos una categoría restrictiva «de cara a una hipotética recuperación de la playa como playa natural». Los inmuebles son anteriores a 1995 y la Ley de Costas ya los limitó como servidumbre de tránsito al bloque y de protección al establecimiento.

Carretera arriba de la playa, en el área conocida como Cas La Piedra, el equipo de Rañada se topó con una vivienda a dos aguas, con techumbre de teja, calado de amarillo y que se usa como vivienda ocasional. La catalogaron como incompatible y entrevén que se cometió una infracción urbanística para levantarla.

Ya fuera de los límites del concejo, en Playa España, localizaron cuatro construcciones habitadas con mayor o menor frecuencia, pero que, sin declararlas ilegales, sí contarán con restricciones a la hora de conseguir permisos de reforma.

Camping y caminos

El proyecto para La Providencia y la propuesta en playa de Estaño quizás sean las dos ideas que más cambios puedan provocar. El resto del documento, como se ve, va catalogando edificación a edificación, y decidiendo si han de tener opciones de futuro o no. Para todos se impone sin embargo un catálogo de restricciones a la hora de realizar obras, determinando el tipo de materiales que se pueden utilizar y proscribiendo todos aquellos elementos y colores que desentonen con el litoral más tradicional. En lo tocante al Camping Gijón, se mantiene el límite para hacer obras «dentro del recinto y en precario».

Los redactores del PESC han reconocido asimismo la utilidad de extender por la costa una red de caminos, siguiendo el éxito de la senda del Oso y otras parecidas. Sin embargo advierten contra la tentación de buscar senderos rectos en exceso y la imposibilidad de que esta brecha cubra todo el litoral. En el concejo su idea es la de ampliar en 1.298 metros lineales los paseos ya abiertos.

En el alto de Somió, entre Valmayor y el Prau Longo, hay un área para la que se propone la categoría de «suelo de protección agraria. Son 157.079 metros cuadrados que se suman a los 94.206 que merecen igual consideración en el área de Moriñón. El PESC quiere preservar su uso actual, y para ello propone que a efectos de segregación la parcela mínima no pueda bajar de los 25.000 metros cuadrados, veta la repoblación con especies alóctonas, prohíbe todo campo de golf en el lugar y levantar infraestructuras permanentes.

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