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De fiesta en zapatillas

Los corredores se tomaron al pie de la letra el consejo de los speakers, que animaron a disfrutar de una celebración colectiva del deporte

M. F. ANTUÑA

Domingo, 26 de octubre 2014, 02:45

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Mucho niño, mucho adolescente, mucho mayor, mucho móvil enfocando y disparando. Y verde, todo verde, muy verde. Como una buena manzana, como una gran manzana, como una manzanona que los aficionados al running de Gijón, que se cuentan por miles, se comieron con gusto y con el único ánimo de pasar el rato, de disfrutar de una mañana de sol.

Los speakers clamaban en la salida del parque de los Hermanos Castro que aquello era una fiesta, que poco importaba llegar el primero o el último, que la carrera era una celebración del deporte, un tributo al maratón más popular del universo, el de Nueva York. Y los 3.500 que esperaron a que Frank Sinatra entonara aquello de «It's up to you New York, New York» para empezar a correr se lo tomaron al pie de la letra. Hasta algún maratoniano que acaba los 42 kilómetros muy por debajo de las tres horas se plantó en la prueba tirando de cochecito de bebé para hacerse 5 kilómetros en 32 minutos. Y tan contento.

Cada uno tiene su motivo para correr. Ya lo dijo Mary Witterberg, directora del maratón neoyorquino, y los que atesoran ya una larga lista de carreras en el currículo y muchos kilómetros en los playeros acudían a pasarlo bien y a jugárselo todo al verde. El objetivo: la caza y captura de un dorsal para el maratón de Nueva York de los 14 que se sorterarán mañana. Un premiazo porque su precio se acerca a los 300 euros y, lo que es más importante, porque conseguir uno exige también sorteo previo.

Cada uno tiene su motivo para correr, sí. Y en la marabunta que ayer trotó con distinto ritmo y estilo los 5 kilómetros había de todo. También algunos que se estrenaban en un deporte que cada vez engancha más fieles. Nuria, con los 40 ya pasados, corría su primera carrera y le fue de cine. Acabó sonrojada en algo más de 30 minutos y con ganas de repetir. El siguiente objetivo, la San Silvestre. Y si le toca el dorsal, ya se verá.

La mayoría iba de verde. La camiseta entregada por la organización se empleó de forma mayoritaria para transitar por la calle del Doctor Fleming, la avenida de Castilla, Pablo Iglesias y circundar la glorieta de La Guía rumbo de nuevo al principio de la prueba para enfilar en el Muro el tramo final hacia la antigua pescadería municipal y traspasar la meta. Pero hubo más colores. Algunos niños acudieron con camisetas del colegio o del instituto, otros corredores, con los de sus clubs de running, un grupo de chicas apostó por el lazo rosa contra el cáncer de mama y hasta alguno eligió para la ocasión una camiseta del maratón de Nueva York.

Gijón se comió la manzanona pero no lo hizo en solitario. Llegaron refuerzos de fuera. La golosina de los dorsales que dan acceso a Central Park animó la visita en sábado, un día muy proclive a las bodas. Ya en el camino se pudo ver una en el NH, pero es que llegados a Campo Valdés se esperaba otra en San Pedro después de la carrera y unas cuantas en la plaza Mayor, en la que se entremezclaron en perfecta armonía tacones con zapatillas.

En la meta, Enrique Iglesias 'Bailando, bailando, bailando, bailando, subiendo y bajando' mientras los corredores bebían agua, estiraban y se despojaban de los imperdibles para introducir sus dorsales en las urnas para el sorteo de Nueva York.

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