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Urgente «Cuando llegué abajo y vi las llamas, se me vino el mundo encima»
Representantes de Veriña, Poago, San Andrés de los Tacones, Serín, Lloreda, Jove, Pescadores, El Muselín, Porceyo y Tremañes, además de Les Caseríes, se reunieron en Aboño para analizar cómo les afecta la polución.
«Las personas y los animales están enfermando por culpa de la contaminación»

«Las personas y los animales están enfermando por culpa de la contaminación»

Diez asociaciones vecinales de la zona oeste, urbanas y rurales, desgranan las consecuencias de la polución ambiental

ÓSCAR CUERVO

Lunes, 17 de noviembre 2014, 00:35

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El goteo de camiones y trenes de mercancías es constante en el valle de Aboño. En la zona se encuentran, entre otras, la central térmica de Energías de Portugal (EdP, antes de Hidroeléctrica del Cantábrico), además de la subestación eléctrica y las líneas de alta tensión que salen de la misma; la fábrica de cementos de Tudela Veguín; la depuradora municipal de La Reguerona; un parque de carbones y otro de minerales, ambos a cielo abierto; varias escombreras más; y el puerto de El Musel. El aspecto de la carretera, llena de polvo y carbón -que generan constantes nubes-, refleja a la perfección el trajín diario al que está sometida la zona. Visto lo visto, de poco o más bien nada parecen servir los lavarruedas instalados en los accesos a estas empresas.

A todo ello hay que sumar, obviamente, las emisiones de estos complejos industriales a la atmósfera. No son los únicos, eso sí. Basta con llevar la vista al mapa y comprobar que a unos pocos cientos de metros de Aboño (Carreño), se encuentran la planta de ArcelorMittal -que cuenta con otra en Avilés-, el polígono de Somonte -con fundiciones de hierro y aluminio, además de talleres de galvanizado, entre otros-, el vertedero de Cogersa, Dupont y las autovías.

EL COMERCIO ha reunido a diferentes representantes vecinales de la zona oeste gijonesa, tanto de parroquias rurales como de barrios urbanos, para que expliquen cómo les afecta esta situación. «Tenemos que cerrar las ventanas para dormir. La contaminación nos está quemando los pulmones, la gente enferma por su culpa», cuenta José Luis Fernández, responsable del colectivo La Bareza de Lloreda (Tremañes), quien lleva denunciando desde hace mucho tiempo la aparición, por todo ello, de tumores cancerígenos entre vecinos.

Amancio López, presidente del colectivo de Veriña, va más allá a la hora de hablar de los efectos de la contaminación en la salud. «Los animales están enfermando. Muchos han dejado de pacer, de hacer las cosas que hace un animal», critica.

Agrega López que «hay días en los que no se puede respirar por culpa de la contaminación». «Limpias el canalón y quince días después vuelve a estar tupido. Y por supuesto, olvídate de dejar el coche aparcado en la calle», explica. Estos efectos también se notan en El Muselín.

Allí, según Ángel Piñera, «las fachadas están negras por culpa del carbón y del clínker». «Hay que meter mano en esto cuanto antes», insiste el presidente de Muselín Vivo, un colectivo que ha pedido que los parques de carbones cuenten con techumbres que eviten, según sus cálculos, que estos minerales se esparzan por el entorno por culpa de la acción del viento.

Críticas a las empresas

Con la vista aún puesta en Aboño, Amancio López, presidente del colectivo de Veriña, aprovecha para cargar contra la central térmica y EdP, responsable de su explotación. «Les pedimos varias veces hablar con ellos. Lo hicimos a través de cartas certificadas, pero nunca obtuvimos respuesta. Esa actitud me parece vergonzosa», denuncia.

En este sentido, el presidente de la asociación de Veriña recuerda que ArcelorMittal «sí» accedió a reunirse con los vecinos en diferentes ocasiones. «Se comprometieron a regar más y utilizar un sistema de lavado de ruedas más potente», subraya. Pese a todo, no todo son alabanzas hacia el gigante de la siderurgia propiedad de Lakshmi Mittal.

Por ejemplo, José Ángel Álvarez, dirigente del colectivo Vegas Bravas de Poago, denuncia «continuas emisiones a la atmósfera de todo lo que pillan» desde esta planta. «Somos el pulmón de la contaminación. Nos toca el parque de carbones, la térmica, la cementera y ArcelorMittal, entre otras muchas», añade Álvarez, quien considera que el origen de estos problemas radica en que «la producción impera sobre el mantenimiento». Y es que, critica, «ya no existen los mismos equipos encargados de su cuidado».

Ruidos y vibraciones

A todo ello hay que sumar «los ruidos y vibraciones» procedentes de todas estas industrias. «De camiones, de los hornos altos y de las cintas transportadoras, entre otras cosas», cuenta Ana Vázquez, miembro de la directiva de Poago. Marta Martínez, presidenta de Porceyo, coincide de forma total con ella: «Es habitual pegar un salto en la cama por culpa de las explosiones que se dan por las noches».

Mientras tanto, en Serín, que es la parroquia más occidental de todo el concejo, el aire hace que sufran todos estos problemas, a los que hay que agregar, debido a su situación en el mapa, alguno que otro más. «La autovía nos pasa por el medio. Nos afectan, entre otras, las dos plantas de ArcelorMittal (las de Gijón y Avilés), la Dupont y el vertedero de Cogersa, cuya ampliación nos preocupa mucho», explica Luis Junquera, presidente del colectivo vecinal.

A ello hay que sumar, según Jesús Fernández, miembro de la directiva de San Andrés de los Tacones y vicepresidente de Les Caseríes, los problemas que tienen para analizar los datos de las estaciones medidoras de partículas: «Las que están en la zona centro se pueden consultar, pero no las que están fuera. Es un caso claro de discriminación».

«Afecta a todo Gijón»

Esta preocupación, insisten Soledad Lafuente -responsable de Les Caseríes, la federación de vecinos de la zona rural- y José Luis Fernández, de Lloreda, debería extenderse a «todos los vecinos de Gijón». «La contaminación es un problema que afecta a todo el concejo, no solo a la zona oeste. Hay que tenerlo claro», anota Lafuente. Por ello, las federaciones vecinales de las zonas urbana y rural decidieron unirse hace diez días para combatir, precisamente, los casos de contaminación que aquí se exponen. De momento, han entregado manifiestos a los ciudadanos en los que, entre otras cosas, indican que «las autoridades sanitarias advierten de que vivir en Gijón aumenta las posibilidades de padecer cáncer de pulmón y otras enfermedades respiratorias».

En lo que no coinciden las federaciones es en plantear un recurso contencioso administrativo contra el Plan de Mejora de la Calidad del Aire en la Aglomeración de Gijón. Les Caseríes pide ayuda económica a los gijoneses -ofrece una cuenta en Caja Rural de Gijón (3007 0100 13 1131634923)- para poder hacer frente a los costes judiciales. La urbana ha decidido mantenerse al margen. Las parroquias rurales se han planteado judicializar el caso debido a la falta de respuestas del Principado ante las alegaciones presentadas contra el Plan de Mejora de la Calidad del Aire.

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