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Cristian Cueli, junto a uno de sus vehículos deportivos.
Dos años sin Cristian Cueli

Dos años sin Cristian Cueli

Continúa la incógnita de la desaparición del vecino de Montevil de 32 años que acudió a un taller del Alto de la Madera a cobrar una deuda y no regresó

OLAYA SUÁREZ

Sábado, 27 de diciembre 2014, 09:41

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La desaparición de Cristian Cueli se ha convertido en uno de los casos más inquietantes de los ocurridos en Asturias en los últimos tiempos. Se cumplen dos años desde que este lavianés afincado en Gijón de 32 años se ausentase de su domicilio en el barrio de Montevil sin dejar ni rastro. Lo último que se supo de él es que aquel 27 de diciembre de 2012 se dirigía a un taller mecánico del Alto de la Madera para cobrar un dinero que le había prestado al propietario del negocio.

El paso del tiempo ha mermado las esperanzas de la familia y amigos de encontrarlo con vida. Los trabajos realizados por parte del Cuerpo Nacional de Policía desde entonces no han conseguido arrojar luz al misterioso caso. Hasta en dos ocasiones fue detenido el dueño del taller en un intervalo de siete meses.

Los investigadores consideran que fue la última persona que lo vio con vida. Fue allí también donde apareció el coche de Cueli. Sin embargo, en las dos ocasiones, el considerado principal sospechoso quedó en libertad por falta de pruebas incriminatorias que lo relacionen con lo ocurrido. Reiteró su inocencia y manifestó que le había entregado los 3.000 euros que le había prestado y luego lo había llevado en coche hasta Pola de Siero. El motivo por el que su coche estaba en el taller lo achacó a que el joven había dejado el vehículo allí para que se lo reparase.

Pese a las pocas pistas existentes, la investigación no ha sido dada por cerrada y está coordinada por la Jefatura Superior de Policía de Asturias y la Sección de Homicidios y Desaparecidos de la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta, de Madrid.

Cristian llevaba un alto tren de vida y, según su entorno, era prestamista. Dejaba dinero a título particular y, por ejemplo, con el dueño del taller ya había hecho otros negocios. Residía en un piso de la plaza de Sara Suárez Solís y tenía varios vehículos de la marca Ferrari, Lamborghini o Porsche. En el registro que la Policía realizó en su domicilio, localizaron en la caja fuerte una importante suma de dinero y un arma que el joven había conseguido en los últimos meses, ya que según manifestó, se sentía amenazado. Con todos los datos recopilados, los agentes encargados del intrincado caso apuntan a que no se trató de una fuga voluntaria.

A la familia y a los amigos de Cristian le asaltan numerosos interrogantes para los que no han tenido ni una sola respuesta. «Según van pasando los meses hay muchas menos esperanzas de que el caso se resuelva, pero nos negamos a pensar que éste ha sido el crimen perfecto y que nadie va a pagar por ello», comenta uno de sus amigos, que pide «saber toda la verdad».

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