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El doctor José María Sánchez, antes de la charla.
José María Sánchez: «Una dieta mediterránea puede reducir el riesgo de ictus en un 40%»

José María Sánchez: «Una dieta mediterránea puede reducir el riesgo de ictus en un 40%»

El doctor del Sanatorio Covadonga recomienda también hacer deporte y evitar el estrés y los tóxicos para prevenir una trombosis

Alicia G. Ovies

Jueves, 29 de enero 2015, 00:25

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La primera medida para evitar sufrir un ictus es llevar un estilo de vida saludable. «Realizar la típica dieta mediterránea de frutas, verduras, pescado azul es una buena forma de empezar». El doctor José María Sánchez, del Sanatorio Covadonga, dio una charla ayer en la sala Ámbito Cultural del Corte Inglés sobre los tratamientos de prevención y de secuelas que existen a día de hoy para tratar el ictus. Junto a la buena alimentación, propuso la práctica de algún deporte -«con caminar tres cuartos de hora tres días a la semana es suficiente»-, evitar el estrés y los tóxicos (tabaco, alcohol...). Y siguiendo estos simples consejos, apostilló, «se puede llegar a reducir el riesgo un 40%».

Existen dos tipos de ictus: el isquémico y el hemorrágico. El primero consiste en que el cerebro no recibe bastante flujo sanguíneo debido a un trombo que tapona la arteria. El segundo es la ruptura de dicha arteria. Casi un 85% de los casos son debidos a la falta de sangre. «En cuanto alguien sospeche que tiene alguno de los síntomas lo primero es llamar al 112. El tiempo es cerebro», resaltó el doctor. Las señales a tener en cuenta son: dificultad para hablar o andar, dolor de cabeza, pérdida de fuerza en alguna extremidad, problemas en la visión... La rapidez en la valoración médica, insistió, es muy importante. Cuanto antes se trate, menores serán las secuelas posteriores.

Los tratamientos para el ictus hemorrágico son escasos, sólo existen «los de soporte», precisó Sánchez, que consisten en «controlar la tensión y la oxigenación». Por el contrario, para el ictus isquémico hay procedimientos más específicos. «Si llegamos antes de 4 horas y media, y hay otra serie de factores que lo aconsejen, se puede poner un tratamiento fibrinolítico para intentar deshacer ese coágulo y recuperar el mayor número de tejido cerebral posible para que queden menos secuelas», precisó Sánchez.

Primera causa de muerte

La mortalidad del ictus hoy en día ha disminuido en torno a un 15%, aunque sigue siendo la primera causa de muerte entre las mujeres en España. No obstante, las secuelas que «limitan la vida de las personas se dan todavía en el 50% o más de los casos de personas que sufren un ictus. Le hipotecan el resto de su vida, a ellos y a la familia».

Para quien sufra una trombosis, el último tratamiento disponible es la rehabilitación. «Puede necesitarse desde fisioterapia, si se trata de un problema de fuerza; logopedia, si afecta al habla; o para problemas de memoria y orientación está la neuropsicología», informó el ponente. Los pacientes también disponen de ciertos medicamentos que pueden ayudar. En la actualidad hay varías líneas de investigación abiertas para intentar encontrar otros tratamientos; «desde las más experimentales, en las que se trabaja con células madres y la reprogramación, hasta medicamentos que tengan la misma o más eficacia que los que tenemos ahora pero con menos riesgo de provocar complicaciones».

Para finalizar, hizo hincapié la importancia del estilo de vida del paciente: «Ésta no es una enfermedad que va a depender de una cirugía, sino que va a estar marcada por lo que suceda en el día a día».

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