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Javier García, en la Laboral, donde expuso sus conclusiones sobre la Milla del Conocimiento.
«Hay que eliminar localismos y convertir la cooperación en una fortaleza para crear riqueza en la región»

«Hay que eliminar localismos y convertir la cooperación en una fortaleza para crear riqueza en la región»

«En la Milla del Conocimiento queda mucho por hacer, pero el 'Gijón Valley' ya es una realidad»

CRISTINA TUERO

Lunes, 9 de febrero 2015, 00:42

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Es un economista que se define como emprendedor y «apasionado de la comunicación», y acaba de terminar la primera parte de un ambicioso estudio sobre el impacto socioeconómico de la Milla del Conocimiento en el Principado, realizado junto con Pablo Coca, gerente de ICUBE . Javier García (Avilés, 1977), socio fundador del Instituto Cies, ha pasado los últimos siete meses escudriñando datos y obteniendo conclusiones tan relevantes como que la Milla representa el 25% de la I+D y de todas las exportaciones de Asturias.

A tenor de los datos, ¿podemos empezar ya a hablar del 'Gijón Valley'?

Me gusta ese nombre. Está muy manido el que usemos siempre como referencia a Silicon Valley, pero solo hay una en el mundo. Es un lugar único donde existen: empresas con gran tracción, un nutrido ecosistema de jóvenes con muchísimo talento, hay una de las mayores concentraciones de capital riesgo por metro cuadrado del mundo y, todo ello, unido a varias universidades -con Stanford a la cabeza- que son líderes en el mundo. En la Milla queda mucho por hacer para tener esos niveles. Pero todos estos condimentos sí que están, empiezan a funcionar y los resultados son realmente interesantes. Por lo tanto, el 'Gijón Valley' es ya una realidad.

¿Qué destacaría de estos siete meses de estudio en la Milla?

Con tantas variables como queríamos medir teníamos que entrar casi hasta 'la cocina' de las empresas, y no creíamos que iba a ser tan fácil. Como curiosidad apuntar que una de las motivaciones fundamentales que encontramos es que a las empresas más potentes, más innovadoras y con más conexión fuera de España les interesa mucho esa marca 'Milla del Conocimiento'. Que se dé a conocer, se aporten métricas creíbles y objetivas, ¿por qué? Porque dime dónde estás y te diré quién eres. Estar en un entorno innovador, con empresas con capacidad de liderazgo y centros de conocimiento solventes es ya un gran activo en sí mismo, intangible, pero que mueve el mundo.

Es usted un enamorado de este tipo de macroanálisis económico, pero ¿con qué input y con qué output se quedaría de este informe?

La economía no solo es mi profesión sino que es mi pasión. Y creo que hay que divulgarla más y mejor. El input clave: hablamos de un punto en el espacio, 0,01% de Asturias, donde hay empresas y centros de investigación y conocimiento. Juntos generan un output realmente importante: son un balón de oxígeno para la región por su potencia para exportar, para innovar, llevar productos al mercado y por su enraizamiento en la región.

¿Damos totalmente por eliminado el riesgo de deslocalización de empresas de la Milla?

Nunca se puede dar por eliminado uno de los riesgos inherentes a la globalización y a la integración de los mercados. La realidad es que cuando tienes empresas muy sólidas que necesitan mucho talento, hacen mucha investigación para resolver problemas complejos o están en un lugar donde tienen acceso a financiación, personal cualificado, buena transferencia de conocimiento.es más difícil deslocalizarse y, al contrario, es fácil atraer actividad de fuera. La Milla es un punto, como decía, muy importante, pero un punto. Asturias tiene que caminar en esta dirección o los riesgos de deslocalización estarán presentes en cada momento.

¿Cuántos ejemplos como este hay en España? ¿Estamos hablando de la excepción o de la regla?

Las zonas más dinámicas de España se caracterizan por tener espacios similares o muy similares: Barcelona, Bilbao, Madrid, Valencia, Málaga, Pamplona. Lo que es menos común es que todas las piezas funcionen juntas y bien. Asturias parte de un problema de base, su tamaño de mercado, somos muy pequeños, así que o colaboramos mucho, hacemos cosas muy diferenciales y salimos a competir ahí fuera o lo tenemos difícil. Y eso sólo se hace con conocimiento y una proactividad absoluta por el cambio, el riesgo y la innovación.

Más personal internacional

Hablaba de la necesidad de continuar ahondando en el capital humano, gente más formada para trabajar en la Milla. Si la mitad son universitarios, ¿dónde hay que incidir?

Aún hay mucho más recorrido para usar doctores en las empresas de la Milla, para tratar de atraer personal internacional (me gustaría ver las cafeterías de la Milla plagadas de estudiantes, emprendedores o líderes de empresas extranjeras, hablando diversos idiomas). Esa diversidad es una palanca clave para polinizar la innovación (conectarse con el mundo). En una ciudad como Londres, leía en un folleto, que se hablan más de 25 lenguas distintas. Eso lo quiero aquí.

¿Qué más tiene que aportar la Universidad para hacer crecer a esta factoría del conocimiento gijonesa?

La universidad tiene que lograr financiarse más con las empresas, transferir más conocimiento e investigar temas punteros que resuelvan problemas concretos que éstas puedan llevar al mercado. Transferir conocimiento, no sólo 'producir' titulados.

En el debe habla usted en ese informe de patentes y royalties.

Con un cambio en la cultura y en el foco. Así que más conexión con el mundo, más investigación orientada a resolver problemas importantes y útiles y más capacidad de conectar a las empresas para llevarlos al mercado y generar riqueza y empleo.

¿Qué tiene que aportar Asturias para que la Milla sea otro de los grandes núcleos de innovación del país? ¿Creérselo?

Creérselo, eliminar localismos, fomentar otros ecosistemas que hay en Asturias, que los hay (en Oviedo, en Llanera o en Avilés) y hacerlos funcionar juntos. Hagamos todo lo posible por crear marca unidos y convertir cada euro y cada oportunidad de cooperación en una fortaleza. Para mí, es la única vía para crear riqueza en la región, al menos a medio plazo.

¿Cómo se puede converger con la industria tradicional?

Se está tejiendo una nueva revolución industrial: nuevas formas de fabricar, de vender, de aportar valor a través de la tecnología y el conocimiento. Los activos del siglo XXI son los intangibles, que no suelen pesar. Así que no hay que finiquitar lo tradicional sino que trabajar en su potencia, que aún tiene, para que pueda lograr posicionarse en este nuevo entramado mundial o sí que estará al borde de la desaparición.

¿A qué otras actividades productivas habría que sumar a este carro?

Hay que conectar la potencia del software, la tecnología en energía, en salud, en bienes de equipo con gran sofisticación o en servicios punteros de ingeniería, que son las actividades tipo en la Milla, con nuestra industria. La región tiene mucho potencial en la industria agroalimentaria o en metal. Ahora queda creerse que estos sectores deben y pueden incorporar conocimiento y tecnologías para dar un salto global.

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