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Algunos de los usuarios desalojados.
«No me asusté. Fue todo rápido»

«No me asusté. Fue todo rápido»

Los usuarios de Talasoponiente fueron desalojados unos 20 minutos después de que comenzaran a notar el humo en la instalación y se lamentan de los daños que se han producido

Noelia A. Erausquin

Lunes, 16 de febrero 2015, 11:06

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Era una mañana normal en Talasoponiente, incluso con menos afluencia que otro lunes, ya que es víspera de festivo. A primera hora, medio centenar de personas estaban en las instalaciones, entre trabajadores y usuarios, cuando una humareda alertó a algunos de los socios, como a María Benita Pérez, que se encontraba en ese momento en la piscina. "A mí ya me olía mal hacia las siete y media e incluso notaba una neblina", aseguraba poco después de poder recoger sus pertenencias. Fermín Mon, que se encontraba en el gimnasio en ese momento, coincide, "había humo e incluso vi salir chispas de un cuadro donde la sauna". Sin embargo, los clientes de este centro deportivo gijonés no fueron desalojados hasta 20 minutos después, cuando la gravedad del suceso era más que evidente y las llamas ya se podían ver desde el exterior. Se había producido un incendio en la zona del circuito romano que se propagaba con intensidad por el falso techo. Al ver su magnitud, los usuarios fueron reagrupados primero en la zona 'sport' y después tuvieron que salir "con lo puesto" a la calle. Hasta cerca de las diez de la mañana no tuvieron permiso para recoger sus pertenencias, ya que las taquillas se encontraban en una zona muy afectada por el humo.

"No me asusté, fue todo muy rápido", rememoraba María Benita. "Todo el mundo salía con mucha prudencia. No hubo atascos", comentaba Mon, ya abandonando la zona de Poniente, mientras se cruzaba con otros socios de Talaso que acudían a las instalaciones sin saber qué había sucedido y que, al enterarse, tenían muchas preguntas. "¿Pero fue mucho? ¿Y sabes cuándo va a volver a abrir?". De momento, según el jefe de la dotación de bomberos que acudió a apagar el fuego, tardará bastante en reabrir, ya que hay importantes daños estructurales. "Es como un campo de batalla", contó. "Los trabajadores se echaban a llorar viendo cómo estaba todo", recordaba, después de una intervención "de las importantes".

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