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El Chanca, primero por la izquierda, con chaleco rojo, junto a unos amigos, en un barco que participó en la Kopa Amérika en 2009. :: carmen del soto
El Chanca, hombre popular en medios marinos, aparece muerto en el Muelle

El Chanca, hombre popular en medios marinos, aparece muerto en el Muelle

Un trabajador de Emulsa halló su cadáver en el agua al amanecer. Pudo sufrir una caída cuando accedía a los pantalanes con su bicicleta

O. SUÁREZ / N. PRIETO

Lunes, 2 de marzo 2015, 00:32

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Enrique Sánchez Loché, de 56 años, hombre muy popular en medios marítimos locales, conocido cariñosamente por el apelativo de El Chanca, apareció ayer muerto en la dársena del Muelle, adonde todo apunta que se precipitó accidentalmente cuando intentaba acceder con su bicicleta a uno de los pantalanes.

Fue un trabajador de Emulsa quien descubrió el cadáver cuando realizaba labores de limpieza en el entorno de los Jardines de la Reina. «Fui a retirar una botella de cerveza que se encontraba tras la barandilla, porque la suciedad del paseo la retira la máquina, y vi lo que en principio me pareció un cartón grande o una bolsa de plástico en el agua. Pero luego me di cuenta de que se trataba de una persona flotando boca abajo», dijo a EL COMERCIO el referido operario, Sergio González.

Inmediatamente dio aviso a la capataz de la cuadrilla de limpieza, que se encargó de alertar a la Policía y a los bomberos, quienes sacaron el cadáver a tierra por la rampa más próxima al Palacio de Revillagigedo. La autoridad competente ordenó el levantamiento del cadáver poco después de las nueve de la mañana, según informaron a este periódico testigos presenciales de las labores de identificación, ya que todo apunta a que nadie pudo ver lo sucedido en los instantes previos a la caída de El Chanca al agua.

Las primeras hipótesis, en todo caso, apuntan a que Enrique Sánchez sufrió un accidente cuando accedía con su bicicleta a uno de los pantalanes. El vehículo se encontraba tirado sobre el pantalán y, si el suceso se produjo poco antes de que fuera descubierto, la marea se encontraba prácticamente en bajamar, lo que provoca una fuerte pendiente en las rampas que dan acceso a los puntos de atraque.

La primera inspección del cadáver no detectó signos de violencia con arma ni más golpes que los previsibles como consecuencia de la caída, según indicaron a este periódico personas que presenciaron el trabajo de los agentes de Policía, sin perjuicio de que sea la analítica habitual en estos casos la que determine las causas exactas de la muerte de Enrique Sánchez Loché.

Popular y querido

El Chanca conocía, amaba y disfrutaba la mar, en la que el destino le llevó ayer a perecer. Hijo del propietario del cámping de El Rinconín, las olas fueron paisaje habitual desde su infancia, pero la mar fue también protagonista del ocio y del trabajo de Kike Sánchez, «un tipo diez» y «un personaje muy, muy, muy especial», según relataron a este periódico algunos de sus amigos.

«Ni quería ni necesitaba reloj -manifestó uno de ellos-, porque siempre decía que comía cuando tenía hambre y bebía cuando tenía sed». Ajustarse a normas no encajaba en su personalidad, pero aunque «siempre hizo lo que quiso», la responsabilidad es exigencia indispensable cuando alguien en Gijón lo enrolaba como marinero en una aventura náutica. En esas condiciones, cruzó varias veces el Atlántico y pudo demostrar sus conocimientos de navegación, aunque su aversión a las reglas hizo que nunca demostrara interés por obtener un título oficial para el gobierno de embarcaciones de recreo.

De forma adicional a sus tareas como marinero, El Chanca participó en la organización de algunas regatas y en el Muelle, donde era una figura habitual, se ocupaba de labores de mantenimiento de varios barcos. Además de su medio laboral, la mar fue para Kike Sánchez su principal entretenimiento. Submarinista, pescador y, sobre todo, surfista, hay quien dice que Enrique Sánchez Loché dedicaba el dinero que ganaba durante el verano a viajar y visitar en el invierno asturiano los paraísos mundiales más emblemáticos del deporte de la tabla y las olas. El buceo fue también una de las pasiones de un hombre atípico e incapaz de ajustarse a cualquier oficio rutinario.

«Un bohemio respetable»

Gijonés y asturiano, aunque también pasó algunas temporadas en otros mares, ya que procede más en este caso esa expresión que la habitual de en otras tierras, la muerte de El Chanca provocó ayer sorpresa y dolor entre la gente del surf y de la navegación y la pesca deportivas. Era «un bohemio respetable», en expresión de uno de sus allegados, que encontró la muerte en el mismo medio en que encontró la vida.

El cuerpo de Enrique Sánchez Loché, soltero y sin hijos, será incinerado hoy en el Tanatorio de Gijón. Previamente, a las 18 horas, será oficiada en la capilla del mismo tanatorio una ceremonia de despedida.

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