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Quini destapa, junto a su nieto Pablo, la placa que da nombre a la avenida.
Enrique Castro 'Quini', un goleador en el callejero de Gijón

Enrique Castro 'Quini', un goleador en el callejero de Gijón

La avenida que va desde la zona del aparcamiento de El Molinón a la rotonda de La Guía recibe desde hoy el nombre del histórico delantero rojiblanco

Noelia A. Erausquin

Jueves, 26 de marzo 2015, 13:32

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Enrique Castro 'Quini' es toda una institución en Gijón y ahora también forma parte de su callejero. Este mediodía se inauguraba la avenida que lleva su nombre. Como no podía ser de otro modo se encuentra al lado de El Molinón, donde tantas veces desató la pasión con sus goles. En este acto, 'El Brujo' estuvo acompañado por sus cuatro hijos y sus nietos, también por excompañeros de aquel glorioso Sporting, como Joaquín o Jiménez, miembros del actual club, como el entrenador, Abelardo, o su presidente, Antonio Veiga, y no faltó a la cita el capellán del equipo, Fernando Fueyo. También acudieron miembros de la corporación municipal, encabezados por la alcaldesa, Carmen Moriyón. Enrique Castro aseguró sentirse «emocionado y agradecido» por recibir este honor «en vida» y también «avergonzado», ya que solo él de aquel gran equipo de los setenta cuenta con una calle. «Si Quini fue Quini es por los que tenía al lado», aseguró modesto.

El vial que desde hoy le homenajea se prolonga desde el acceso a los garajes del estadio, donde hace esquina con la calle de Luis Adaro Ruiz-Falcó, hasta la glorieta de La Guía, bordeando el aparcamiento y conectando con la alameda de Manuel Preciado, dedicada en 2012 al entrenador cántabro tras su repentino fallecimiento. Precisamente el acto terminó con una ofrenda floral en la estatua que recuerda al técnico de El Astillero.

Este no es el único reconocimiento que tiene 'El Brujo' en el mapa de la ciudad. No muy lejos se encuentra el parque Inglés, que fue rebautizado hace siete años como parque de los Hermanos Castro, dedicado a él y a su hermano Jesús, que defendió la portería del Sporting durante 17 años y que murió ahogado en 1993 en una playa cántabra tras rescatar del mar a un hombre y a sus dos hijos. De hecho, el actual delegado del Sporting se refirió a este asunto. «Ya tengo una calle, ya tengo un parque, ten cuidado que poco a poco me estoy haciendo con la ciudad», le advirtió en broma a la alcaldesa.

Aunque gijonés de adopción, 'Quini' nació en Oviedo en 1949 y a los 8 años se trasladó junto a su familia al barrio avilesino de Llaranes, donde dio sus primeros pasos en el mundo del fútbol. A los 18 años debutó con el Ensidesa en Tercera División. No tardó en llamar la atención del Sporting, club en el que se dio a conocer en el panorama deportivo nacional y en el que empezó a cimentar una brillante carrera deportiva que le llevó a lo más alto.

Sin embargo, la figura de Quini trasciende en Gijón lo meramente deportivo. No es extraño escuchar aún que alguien recuerde su olfato goleador, ese que le hizo 'pichichi' en cinco ocasiones en Primera División - tres con el Sporting y dos con el Barcelona- y otras dos en Segunda. Tampoco es raro que se cuenten las anécdotas que plagan su vida, como las bromas que solía gastar a sus compañeros de equipo y que aún gasta a los jugadores rojiblancos o su secuestro, un rapto del que se acaban de cumplir 34 años y que conmocionó a todo el país. El 1 de marzo de 1981, después de jugar un partido con el Barça ante el Hércules y marcar dos goles, tres individuos lo abordaron a punta de pistola cuando iba a coger su coche.

Durante 25 días estuvo retenido en el subterráneo de un taller mecánico de Zaragoza, de donde la Policía pudo rescatarle después de una exhaustiva investigación. Ayer fue el aniversario de su liberación. Sus captores eran tres hombres de unos 30 años en paro con una situación económica desesperada. Fueron condenados en su momento a 10 años de cárcel, más una indemnización a la que Quini renunció. Prueba de su afabilidad, Enrique Castro quiso encontrarse después con los secuestradores y con uno llegó a conversar hace algo menos de un lustro.

Esa forma de ser marca la figura de Quini, que es mucho más que 'El Brujo' del campo de fútbol, y que se nota querido, algo de lo que dice sentirse «orgulloso». Prueba de ese afecto, fue el cariño que le mostró toda la ciudad al enfermar de cáncer y el emocionado aplauso de un Molinón abarrotado cuando, en plena lucha, acudió al palco para ver un encuentro. El "Ahora, Quini , ahora", grito de guerra de la afición en su época de futbolista, sonó entonces con más intensidad que nunca y le dio fuerza para vencer al rival más duro con el que se había medido en toda su vida. Ahora, ya recuperado, vuelve a sentir ese cariño y se plasma con un recuerdo para siempre en el callejero gijonés.

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