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LDLines retira la línea Gijón-Nantes de su oferta tras seis meses sin servicio

En mayo está prevista una reunión de la comisión España-Francia para decidir el futuro de las autopistas del mar entre ambos países

NACHO PRIETO

Miércoles, 8 de abril 2015, 00:29

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LDLines, la naviera francesa que lideró durante cuatro años la explotación de la autopista del mar Gijón-Saint Nazaire, acaba de retirar la oferta de la citada línea de su página web y de eliminar la información en español sobre sus rutas, que actualmente se circunscriben al Canal de la Mancha.

Hasta ahora, la naviera gala disponía de una página web en español que desde la interrupción del servicio informaba de las negociaciones entabladas para recuperarlo. Ayer, la página española era automáticamente redirigida a la francesa, en la que no figura oferta de conexión alguna con España.

El cambio, significativo aunque irrelevante desde el punto de vista práctico, ya que la autopista del mar Gijón-Saint Nazaire está cerrada desde el 18 de septiembre del pasado año, llega con el anuncio de que la comisión intergubernamental de España y Francia que controla y financia las autopistas del mar entre ambos países se reunirá el próximo mes de mayo para decidir el futuro de las mismas.

Todo apunta a que el encuentro será trascendental para saber si ambos gobiernos seguirán colaborando. En las circunstancias actuales, por lo que respecta a El Musel, poco más podrán hacer que certificar la defunción del proyecto de LDLines, pero del fin que se acuerde para el mismo puede depender no sólo la esperanza de conseguir todavía una subrogación en otra naviera, objetivo al que Puertos del Estado no ha renunciado, sino también la autopista del mar de Vigo, al menos en lo referido a las subvenciones.

España ha anunciado su intención de financiar una auditoría de la autopista del mar Gijón-Saint Nazaire para conocer si realmente la gestión fue correcta y el cierre justificado. Altos cargos del Ministerio de Fomento apuntaron, además, la intención de reclamar a LDLines la totalidad de las subvenciones recibidas durante los cuatro años de explotación, cerca de 30 millones de euros.

Francia nunca llegó a secundar claramente esa iniciativa, ni siquiera como parte de una estrategia negociadora cuando la autopista del mar gijonesa todavía estaba operativa, y distintas fuentes próximas a las negociaciones indicaron que las relaciones con los galos no son ahora como eran, aunque no proceda admitirlo explícitamente.

El caso es que parece razonable pensar que una salida pactada de LDLines no sólo facilitaría el relevo de otra naviera en Gijón, sino también la llegada de las ayudas a la línea de Vigo.

Ni que decir tiene que lo que está en juego, en el caso gallego, no es el funcionamiento histórico de la línea, ya que el tráfico de vehículos nuevos de Peugeot-Citroën sigue justificándola sobradamente, sino el mantenimiento de la tercera escala, iniciada el pasado enero por cuenta y riesgo del Grupo Suardíaz, ya que las ayudas todavía no están oficialmente aprobadas ni, por lo tanto, garantizadas.

Por otra parte, para que nada falte, a la reunión hispano-francesa anunciada para el próximo mes se llega en pleno proceso electoral y con las autopistas del mar como arma arrojadiza.

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