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Sofía Cosmen, ayer, en la sede local del PP, con Álvarez Garaya al fondo.
«Llevamos un programa hecho a pie de calle para mejorar el resultado de 2011»

«Llevamos un programa hecho a pie de calle para mejorar el resultado de 2011»

número dos de la candidatura municipal del PP para Gijón

Iván Villar

Sábado, 18 de abril 2015, 02:26

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Aunque nació en Ponferrada, su apellido paterno desvela su ascendencia asturiana. En Gijón lleva viviendo 24 años, desde que se casó con su marido, con quien tiene dos hijos adolescentes. Antes pasó por Madrid, donde estudió Derecho y se inició en el mundo laboral antes de abrir despacho propio, primero en Ponferrada y, finalmente, en Gijón. Como abogada prefiere el derecho administrativo a la vida en los juzgados. Y tras un año sabático por causas familiares prevé reorientar su actividad hacia la mediación y la conciliación. Le gustan el senderismo -una semana después de las elecciones participará en la marcha a Covadonga que cada año organizan las madres del colegio de los Jesuitas-, la gastronomía y las escapadas en moto, siempre de 'paquete'. Esta semana, tras media vida militando en el PP, el partido anunció su candidatura para entrar en el Ayuntamiento como número dos de su lista.

¿Por qué quiere ser concejala?

Hay que desprofesionalizar la política. Después de muchos años como militante de base veo que ha llegado un cambio de ciclo político en el que los ciudadanos demandan más cercanía y una mayor atención a sus problemas. Y en el PP hemos estado trabajando y preguntando a los vecinos, a los comerciantes, a los hosteleros y a las asociaciones para tener una visión directa de sus necesidades, no desde un despacho, y elaborar un programa hecho a pie de calle con la colaboración de todos los sectores de la población.

Habla de desprofesionalizar la política. ¿Llegar al Ayuntamiento sin experiencia en la gestión pública es un handicap o una ventaja?

Aunque no me haya dedicado a la gestión pública, estuve unos años como empresaria, con lo cual algo de gestión sé. Y al final basta con aplicar el sentido común y no gastar más de lo que entra. En mi casa, por ejemplo, si mi hijo tiene unos zapatos rotos, compraré antes unos nuevos que un vestido de fiesta para mi hija. Tienes que saber qué es lo prioritario y dedicar el dinero que tienes a cubrir esas necesidades fundamentales.

¿Y qué es lo prioritario en Gijón?

Gijón necesita dinamizarse, pero no con grandes proyectos ni obras faraónicas. A todo el mundo le gusta pintar su casa, renovarla... Pero a veces necesitas cosas más básicas. Y no solo en el centro. Gijón tiene muchos barrios que igual necesitan un lavado de cara antes de hacer lo del Muro, que ya está muy decente.

¿Cómo se dinamiza entonces la ciudad?

Lo más urgente es que el Ayuntamiento, sin ser una empresa que dé empleo, sí facilite su creación. Hay que poner medios para los empresarios, las pymes y los autónomos, para que se puedan reactivar. Y facilitarles los trámites para que no tengan que dar mil vueltas cuando van a buscar una licencia. También hay que lograr que el dinero esté en el bolsillo de la gente y no en las arcas municipales. En Gijón el IBI es una barbaridad. Las viviendas se han depreciado, pero los valores catastrales suben y la gente está pagando la contribución a precio de los años de bonanza. Por eso queremos aprobar una bajada drástica de impuestos.

¿Qué radiografía hace de la situación actual de Gijón?

Es una ciudad parada. Por ejemplo tenemos parado el urbanismo, que es un motor fundamental de la economía. Y hablan de dar subvenciones para crear empleo. ¿Cuántos puestos se pueden crear así? Es pan para hoy y hambre para mañana. Fuera las subvenciones. Lo que hay que hacer es fomentar la implantación de empresas dando incentivos estratégicos. Y en esa línea trabaja el PP.

¿En qué se diferencian sus propuestas de las de otras formaciones del mismo espectro político como por ejemplo Foro?

En todos estos años Foro ha sido plano. El Ayuntamiento ha funcionado por inercia, por el trabajo de los funcionarios. Pero a nivel político no se ha visto nada. Ahora de repente se ponen a levantar aceras para que parezca que han hecho algo, pero lo único ha sido un carril bici que es bastante desastre y la renovación de las luces navideñas. Son muy bonitas, sí, pero un Ayuntamiento de esta envergadura necesita otras cosas.

Tranquila y dialogante

¿Qué puede aportar a nivel personal a la Corporación?

Soy una persona dialogante, tranquila y con muchas ganas de trabajar. Creo en el esfuerzo del trabajo de cada día, de sembrar para recoger.

¿Cuánto tiempo lleva en el PP?

Desde que empecé a estudiar en Madrid, en 1983. Siempre como militante de base, aunque hace dos años decidí implicarme más.

¿En qué sentido?

Antes me limitaba a votar, pagar la cuota y colaborar alguna vez como interventora. Pero cuando las cosas van mal hay que arrimar el hombro. Empecé como secretaria de la comisión regional de Medio Ambiente y con la gestora entré en la junta local. A partir de ahí empiezas a venir, a trabajar, a dar ideas... Y a veces uno acaba donde nunca se lo espera.

También pasó por Foro...

Es cierto. En 2011, cuando nacía. Pero no estuve nada más que unos quince días. No participé en nada con ellos y solo pasé por la sede para darme de baja. Fue una época en la que con Pilar Fernández Pardo veías que no funcionaba bien el partido, y al final Cascos era del PP, por lo que me atraía. Pero me desinflé enseguida.

Después de lo que ocurrió en 2011, ¿el PP se la juega en Gijón en estas elecciones?

Nosotros salimos a ganar y estoy convencida de que vamos a sacar más concejales de los que tenemos ahora mismo. Estos años se ha trabajado muy duro.

Presentan una lista muy orgánica: presidente, secretario general, vicesecretarios...

No tiene por qué extrañar. Creo que siempre ha sido así. El presidente es el candidato. Y Mariano Marín es excepcional. Es una persona aplomada, con mucha tranquilidad, con las ideas claras, serio y conciliador.

Mercedes Fernández asegura incluso «que balsámico».

Y tiene razón. Es la persona que necesita el partido. Este y cualquiera. Pero hemos tenido la suerte de que ha caído aquí.

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