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Algunos de los miembros del Club Audión, en una de sus reuniones de los viernes en la biblioteca de La Arena.
Obras de arte radiofónicas

Obras de arte radiofónicas

Los miembros del Club Audión, formado en el año 2000, comparten sus pasión por las radios de lámpara, fabricadas hasta los 60

ALICIA G.-OVIES

Domingo, 24 de mayo 2015, 01:31

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Eran los felices años 20 cuando las transmisiones radiofónicas se colaban en los hogares de los ciudadanos y con ella los grandes receptores. El invento de Guillermo Marconi daba un giro al mundo de la comunicación y el entretenimiento. Aquellos aparatos de último modelo se han convertido con el paso del tiempo en auténticas obras de arte deseadas por muchos coleccionistas. El Club Audión fue fundado por algunos gijoneses aficionados con la intención de compartir su pasión por las radios de lámparas, fabricadas hasta los años 60, cuando los transistores permitieron ir disminuyendo el tamaño.

Fue en 2000, cuando José Luis Calleja -ahora presidente de honor del club- decidió hacer una exposición para mostrar su gran colección de radios antiguas, conseguidas a lo largo de sus años como reparador oficial de Telefunken (empresa alemana de fabricación de aparatos de radio y televisores). Allí se juntaron los primeros fundadores del club y 15 años después ya son veintitrés los socios.

Más de 200 aparatos

Cada viernes, de 18.30 a 21.30 horas, se reúnen en la biblioteca de La Arena para reparar sus radios, dar clases a los nuevos miembros sobre su funcionamiento y conservación o simplemente hablar de la pasión que comparten. En otras ocasiones, hacen viajes a museos o anticuarios para comprar las piezas que necesitan. Aunque las actividades están solamente destinadas a los socios, no dudan en dar información a todo aquel que pase por allí. El número de receptores que pueden llegar a reunir entre todos es difícil de calcular. «Hay algunos que pueden tener 200 y otros simplemente cinco», explica José Ignacio Gil, uno de los miembros.

Aunque a lo largo de sus quince años de vida han realizado un par de exposiciones, el hecho de no disponer de un lugar adecuado hace que no lo repitan más a menudo. «Necesitamos un local apropiado, con vitrinas y seguridad para que las radios no sufran daños», aclara este coleccionista. Aunque ahora mismo se encuentran en trámites para tener unas vitrinas permanentes en el Centro Municipal El Llano. «Si al final las conseguimos iremos cambiando las radios que se muestren para que no siempre sean las mismas».

Desde 50 euros

Aunque ya han pasado años desde que estas piezas fuesen consideradas el último modelo, no es difícil hacerse con ellas. «Es muy fácil encontrarlas por los mercadillos», explica Gil. El único inconveniente es el estado en que se encuentran, que en muchas ocasiones no es el más deseado. El precio también varía según cómo se hayan conservado. «Pueden encontrarse desde 50 euros, las que peor estén, y de ahí va subiendo», aclara este coleccionista. En internet, por ejemplo, varían desde 90 hasta 700 euros.

El hecho de que este objeto haya pasado a convertirse en algo cotidiano, del día a día de cualquier persona hace que sean pocos los que se interesen por intentar conservar y mantener los primeros receptores. «La mayoría de personas son mayores o jóvenes que las heredaron de sus padres o abuelos», se lamenta Gil. Cualquiera que desee formar parque de este «grupo de amigos» puede hacerlo sin ningún problema. La cuota es de 30 euros mensuales y el único requisito la pasión por las radios antiguas.

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