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El Sky Master 2KP II proyecta una parte del sistema solar.
Las estrellas que ya no verá Gijón

Las estrellas que ya no verá Gijón

25 años después de la construcción del planetario las posibilidades de que se vuelva a abrir al público son mínimas

ALICIA G.-OVIES

Martes, 30 de junio 2015, 00:25

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Trece años duró el convenio que el Ayuntamiento tuvo con la Escuela Superior de Marina Civil para mantener abiertas las puertas de su planetario a los gijoneses. Prácticamente los mismos que hace que ningún visitante contempla las estrellas que proyecta el Sky Master 2KP II. A poco más de cinco meses de que se cumpla el 25 aniversario de su inauguración y un cuarto de siglo después de que comenzase la construcción de las instalaciones, el que fuera uno de los proyectores más modernos de su época se ha quedado obsoleto. La mayoría de las piezas ya no se fabrican y otras muchas son casi imposibles de encontrar. Sin olvidarse del precio que pueden llegar a alcanzar. Es gracias al cariño y la dedicación de Manuel Ángel Alonso, subdirector de Relaciones Exteriores y Calidad de la escuela y responsable del planetario, que las estrellas siguen brillando.

Aunque no lo hacen tan bien como deberían. El movimiento anual, que representa rápidamente el paso de las estaciones, ya no funciona. El sistema de lentes y los proyectores de sol y luna fallan de vez en cuando. Y la esfera del hemisferio sur hubo que repararla hace poco tras fundírsele los cables. «En su momento se tendrían que haber actualizado los componentes internos», explica Alonso. De esa forma piezas que en su momento «costaban 2.000 pesetas» habrían sido sustituidas por otras más modernas y accesibles. Todos estos desperfectos son el resultado de casi diez años sin realizar sobre el planetario inversión alguna. El hecho de que este proyector ya no se fabrique tampoco facilita las cosas. «Simplemente una visita de mantenimiento alcanza los 3.000 euros».

Estos problemas se unen al inconveniente que supone la ubicación del planetario. Al estar dentro del centro universitario y no contar con una entrada independiente, como si ocurre con el de Santander, iniciar otra vez las visitas no resultaría fácil. «La escuela ni siquiera abre los sábados», resalta el subdirector. Sin tener en cuenta la gran inversión que habría que realizar. «A mi juicio no sería interesante arreglarlo por que está obsoleto. Lo mejor que se podría hacer es sustituirlo por uno mejor». Así pues parece imposible que se dé esta posibilidad.

Aunque durante estos años Alonso ha intentado que esto fuera posible, su esfuerzo ha sido en vano. Propuso la idea de volver a abrirlo al público para utilizar como inversión la recaudación conseguida con las entradas, pero su idea no tuvo éxito. «Ya he tirado la toalla», reconoce.

Por lo tanto las «tres o cuatro sesiones diarias» que se hacían cada tarde parece que no van a volver a repetirse. Los alumnos, quienes más disfrutaban con las visitas, tendrán que conformarse con dar las constelaciones con el material del que dispongan los colegios. Y el planetario no será, como ocurre en otros casos, reclamo de atención turística.

70 millones de pesetas

La inversión que realizó en su día la Dirección General de la Marina Mercante en el centro docente parece no haber sido suficiente. «Si no recuerdo mal el planetario costó cerca de unos 70 millones de pesetas. La cúpula y el proyector se llevaron la mayor parte, unos 50», afirma Alonso, quien compara la situación con la de un coche: «Si vas todos los días a Madrid no te vale solo con echar gasolina también tienes que cambiar el aceite y otras cosas». Ese ejemplo se da en varias piezas del proyector que tendrían que ser engrasadas cada dos horas cuando se esté utilizando.

Lo que no falla es el aire acondicionado que hubo que instalar tras la inauguración. «El primer día vinieron todas las autoridades. Yo me acuerdo que no entré porque ya me veía como ibam a acabar las cosas. A los diez minutos salieron todos sudando», rememora.

Goteras en la escuela

El planetario tiene capacidad para cuarenta personas y actualmente sólo los aproximadamente trescientos alumnos que tiene la escuela utilizan estas instalaciones. Lo hacen en sus clases de astronomía de posición. Aunque Alonso se lamenta de que cada vez son menos los que se interesan por esta materia: «Ahora con el GPS la gente ya no se preocupa por aprender estas cosas».

Las deficiencias del planetario se unen a las que sufre el resto de la escuela. El techo de chapa también se encuentra en malas condiciones y no es raro pasearse por los pasillos y ver cubos de agua para las goteras. Parece ser que con todos estos inconvenientes los gijoneses no podrán volver a disfrutar de las constelaciones, las estrellas y las galaxias del Sky Master 2KP II.

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