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Rozalén y Beatriz Romero, signando el concierto en el lenguaje de sordos, el miércoles, en el escenario de Poniente.
El gran descubrimiento

El gran descubrimiento

20 segundos fueron suficientes para engancharse a Rozalén

Laura Mayordomo

Viernes, 14 de agosto 2015, 00:54

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«¿Y tú, ¿cómo descubriste a Rozalén?». 'Puf ¿tienes tiempo?', me apeteció contestarle, pero opté por la respuesta breve: «En la radio». Porque fue en la radio, en una sección del programa de Carlos Herrera en la que Juan Valderrama hijo descubría nuevos talentos, cuando la escuché por primera vez, hará tres años. Fueron apenas 20 segundos. Los suficientes para quedarme enganchada de esa voz, de esa letra y esa melodía tan pegadiza. 'Rozalén' apunté en el móvil para, en cuanto tuve un minuto, teclearlo en Google y dar con un videoclip que me dejó aún más enganchada. Y así, sino 80 veces -como el título de aquella canción- pero casi, estuve dándole al play aquella mañana.

Por la tarde, mi 'rozalinismo' había llegado a tal extremo que no pude evitar compartir mi gran descubrimiento con varios compañeros de trabajo. «Escucha esto, ¿no es una pasada?», repetía aún a riesgo de resultar cargante. Tanto insistí que al final cuatro o cinco acabaron dándome la razón. De ésas, dos me acompañaron este miércoles a Poniente. A ver a Rozalén. A pasarlo pipa. Aunque una lumbalgia puñetera aún me tuviera limitados los movimientos y aunque estuviera cayendo una que parecía el diluvio universal tan sólo quince minutos antes de que empezara el concierto. Pero nunca llovió que asustara a un asturiano -bueno, sí, la tormentona del 13 de junio en Gijón sí que fue de meter miedo- y si hay que salir de casa con chubasquero, botas de agua y paraguas, se sale. Faltaría más.

Y así se planta una en la explanada junto al Acuario. En una discreta segunda fila y acompañada, además de por las dos colegas de profesión, por un catalán y una china, amigos de una de ellas. Curiosa combinación. La china, que apenas habla dos palabras de español, y él, que nunca había oído hablar de Rozalén, decidieron apuntarse en el último momento, al ver que escampaba. Amaina y la noche queda hasta cálida. ¿O es el potente chorro de voz de la albaceteña y su gracejo lo que la hacen tan confortable? «Qué acierto tuviste al descubrírnosla», te dice una de tus acompañantes. Qué suerte de poder compartirla, piensas tú, que sumas dos 'rozalinistas' más a la lista. Porque Jesús, el mismo que se interesaba al principio por aquel descubrimiento, acaba reconociendo que Rozalén le ha resultado «fresca, divertida, humilde...». Y Nicole, la chica china, te comenta que, pese a no entender ni papa, ha disfrutado con su música.

A ti, casi dos horas de 'buenrrollismo' musical te dejan tarareando sus canciones de vuelta a casa. Feliz. Y así sigues hoy, dándole al play de los recuerdos del concierto de Poniente. 80 veces. Y las que hagan falta. Qué Semana Grande más Grande.

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