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Saturnino Alonso, ayer, en el Hospital de Jove, rodeado de sus hijos Sergio Manuel y Saturnino y su nuera Elsa López.
«No me podía agarrar a nada para salir»

«No me podía agarrar a nada para salir»

El hombre, de 79 años, permanece ingresado en observación en Jove por sufrir deshidratación, pero asegura que se encuentra «bien»

PALOMA LAMADRID

Lunes, 31 de agosto 2015, 00:37

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El susto que se llevó Saturnino Alonso fue mayúsculo. No obstante, pese a haber caído por un desnivel y haber permanecido dos días tendido a la intemperie sin poder apenas moverse, aseguró ayer a EL COMERCIO que se encontraba «bien». A sus 79 años, Saturnino ha vivido una aventura que, afortunadamente, ha tenido un final feliz. Cuenta que salió a dar un paseo el pasado jueves por la tarde, «como todos los días», pero esta vez un despiste la salió muy caro. Pensó que podía atajar por lo que pensó que era un camino, pero, en realidad, se trataba de un pronunciado desnivel (de unos tres metros de pendiente).

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  • Vídeo del rescate en ELCOMERCIO.es

Tuvo que saltar un quitamiedos para salir del arcén de la autovía GJ-81, en Tremañes, y llegar a parar a un hueco rodeado de maleza y cercado por una valla metálica. Saturnino se vio aprisionado en ese lugar sin poder moverse. «No me podía agarrar a nada para salir porque todo pinchaba», explicaba ayer desde la habitación del Hospital de Jove en la que se encontraba ingresado. Los matorrales sobre los que cayó están plagados de escayos y malas hierbas. Además, una verja le impedía acceder al camino colindante. Allí permaneció 48 horas, dos angustiosos días tanto para él como para su familia, que removió cielo y tierra para encontrarle.

Por suerte, una pareja que pasaba por este punto, en la confluencia de los caminos de las Maravillas y del Cementerio, vio algo moverse entre los matorrales y descubrió que allí estaba tendido Saturnino. Durante ese tiempo, el gijonés aseguró que no pasó «ni frío ni calor», pero sí «hambre y sed». Tanto es así, que sufre cierto grado de deshidratación, aunque nada excesivamente preocupante para los médicos. De hecho, ya esperaba impaciente que le dejasen dar un paseo por el hospital después de comer.

Desconcierto

«La noche me cayó allí», explicó el protagonista, al que le cuesta situar cronológicamente los hechos. «Sólo pasé un día perdido», apuntaba, mientras su hijo, del mismo nombre, le corregía: «No, papá, estuviste dos». No fue hasta el sábado, a las nueve y cuarto de la noche, cuando un chico y una chica le encontraron entre la maleza. Hasta el inhóspito rincón donde fue hallado Saturnino se desplazaron la Policía Local, los bomberos y una ambulancia, que le trasladó al hospital, «aunque sólo tengo arañazos de los escayos en las piernas».

Según contó, iba de camino a La Calzada, el barrio en el que vivió toda la vida y que visita con frecuencia, pues ahora está en la Residencia Mixta de Pumarín. Precisamente, la voz de alarma por su desaparición se dio porque Saturnino no había acudido a dormir ese día. Tal y como reconoció él mismo, no era la primera vez que sufría un percance en ese tramo de la autovía, pero nunca de semejante calibre. «Otro día caí, pero me pude levantar», señaló. Incluso, en una ocasión le paró la Policía «y me llevó a La Calzada». «Y ni con ésas coge miedo», indicó su nuera, Elsa López. Tanto es así que Saturnino ya tiene «ganas de marchar a casa» para poder seguir dando largos paseos.

Por su añorado barrio y por Los Pericones, parque por el que le gusta mucho caminar. Su familia rastreó ambos sin descanso para dar con su paradero. También recorrieron Tremañes, «pero no encontramos nada», subrayaba su hijo, que visitaba ayer a su padre junto a su mujer y su hermano, Sergio Manuel Alonso. Tras el susto, sólo queda recuperarse y empezar a planear la fiesta de cumpleaños de Saturnino. «Cumplo 80 años el 12 de octubre», anunció.

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