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Hernando Álvarez (vicepresidente), Félix Ruiz, José Luis Pérez y Jorge del Castillo (presidente de Apadac), ayer, durante la celebración en La Carbayera de Granda.
«Los niños con altas capacidades son invisibles para la Administración»

«Los niños con altas capacidades son invisibles para la Administración»

La asociación de padres critica que «ni psicólogos, ni pedagogos, ni profesores» reciban formación acerca de este tipo de alumnos

LUCÍA RAMOS

Lunes, 25 de enero 2016, 00:23

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«En la Unión Soviética de mediados del siglo pasado se dedicaban más recursos y se atendía mejor a los niños con altas capacidades que en la Asturias de 2016». Los psicólogos del Centro Ayalga, Félix Ruiz y José Luis Pérez llevan varios años colaborando con la Asociación de Padres de Alumnos con Altas Capacidades del Principado de Asturias (Apadac) y son de los pocos profesionales que en la actualidad están formados para trabajar con este tipo de niños. Por ese motivo, la asociación quiso ayer rendirles homenaje con una multitudinaria comida en Granda y nombrarles socios de honor.

«Por estadística, en Asturias debe haber cerca de 3.000 escolares con altas capacidades, pero solo unos 800 están reconocidos», señalaron a EL COMERCIO los profesionales homenajeados. Una diferencia de cifras que, desde su punto de vista, se debe a que estos niños «son invisibles para la Administración» y tampoco aparecen en los manuales ni en los temarios de estudios como Psicología, Pedagogía o Magisterio. «Desde hace dos o tres años parece que comienza a haber cierto interés por los niños con altas capacidades e, incluso, se ha creado un máster, pero la situación sigue estando muy mal», lamenta Félix. A la falta de formación en este aspecto se suma, advierte el psicólogo, «la incomprensión que sufren estos niños y sus padres por parte del resto de la sociedad».

La solución, apunta su colega José Luis, pasa por fomentar desde las instituciones planes que atiendan las necesidades de estos estudiantes. «Somos muchos los profesionales que nos molestamos por aprender más acerca de las altas capacidades, pero hasta que la Administración no se ponga las pilas, la situación no cambiará», indica, y lamenta que «una región tan pequeña y con tanto potencial como es Asturias desaproveche el talento de sus jóvenes y les obligue a irse lejos para tener un futuro».

22 años y 400 familias

Porque las dificultades para quienes tienen altas capacidades no terminan con la escuela, sino que les acompañan hasta la universidad. «Cuando dan con algo que les interesa pueden llegar a ser muy buenos, pero no encuentran apoyos suficientes», apunta Félix. El problema, insiste, «es que los recursos que se destinan a estos niños y jóvenes dependen muchísimo de cada centro, y no debería ser así», e ilustra sus palabras señalando que «en 1940 en Suiza ya se estaban impulsando planes y medidas de apoyo para atender a estas personas y pronto se sumaron otros países como Estados Unidos, Alemania e Inglaterra, donde se valora muchísimo a quien presenta altas capacidades».

No todo es negativo, reconocen los expertos, e indican que algunas comunidades y empresas privadas españolas ya comienzan a darse cuenta del potencial de estos chicos. No es el caso de Asturias, pero desde Apadac llevan 22 años luchando para que sí lo sea y su nueva junta directiva, presidida por Jorge del Castillo promete seguir luchando en los mismos términos.

«Queremos que sea la Administración quien diseñe planes de atención a la diversidad en las escuelas y quien guíe a todos los profesionales que desean formarse para trabajar con niños con altas capacidades», explica Del Castillo. El problema, agrega, es que «al no haber test específicos para detectar un escolar con ese perfil ni tampoco una formación específica para los profesores, psicólogos y pedagogos, muchas veces se confunde esta condición con algún trastorno del espectro autista, hiperactividad e, incluso, mal comportamiento y los niños no reciben la atención que precisan». Esto lleva a los pequeños, advierte, a aburrirse y frustrarse y origina que existan unas elevadas tasas de fracaso escolar entre los alumnos con altas capacidades. Algo que las más de 400 familias que componen una de las asociaciones más veteranas de España no piensa seguir permitiendo.

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