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La nave destruida, antes de sufrir la acción de los tres individuos detenidos.
«¿Dónde está mi nave?»

«¿Dónde está mi nave?»

El edificio, valorado en «más de 300.000 euros», pertenece a una constructora local que lo utilizaba para guardar su material de obra

OCTAVIO VILLA

Jueves, 28 de abril 2016, 03:01

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Tres individuos, de 33, 36 y 39 años, fueron detenidos pasadas las cuatro de la tarde del pasado martes por el Cuerpo Nacional de Policía en la calle Torre, en pleno Nuevo Gijón, cuando estaban desmontando una nave industrial para robar las partes metálicas.

El propietario de una empresa constructora local a la que pertenece la nave fue quien avisó a la Policía cuando al pasar por la zona vio, con absoluto asombro, que la mayor parte del edificio se había volatilizado. Sin identificarse y preocupado por su seguridad personal, observó que en el interior de lo que quedaba de la nave había tres personas que intentaban echar abajo una de las paredes que aún estaban en pie, y de inmediato dio aviso al Cuerpo Nacional de Policía. Personadas varias patrullas en el lugar, procedieron a detener a los tres individuos, que dieron toda suerte de explicaciones peregrinas sobre lo que estaban haciendo, argumentando, según el constructor, «que 'un paisano' les habían dicho que la nave estaba abandonada y que podían coger lo que quisieran. Pero la nave no estaba abandonada, solo cerrada, y es propiedad de nuestra empresa», relató indignado.

Y lo que estaban haciendo los detenidos no era pasar casualmente por la zona y recoger algo de chatarra, sino que habían alquilado una pala excavadora de pequeño tamaño para ayudarse en el desmontaje de la nave. Es más, en el momento de su detención tenían aparcada delante del edificio una furgoneta con un letrero en el que se leía 'Reformas Jesús' para cargar el metal que iban sacando de la nave industrial. Este periódico estuvo en el interior de lo que queda de la nave junto al perito que contrató el propietario de la constructora para elaborar un informe y adjuntarlo a la correspondiente denuncia. La nave es de doble estructura y mide casi un centenar de metros de largo por doce de ancho. Hay un sótano de hormigón armado de algo más de cuatro metros de profundidad y sobre él había una estructura de vigas de acero de doble T de 160 milímetros que sostenían la techumbre y la estructura de soporte de un puente grúa de varias toneladas que también se habrían llevado los detenidos. El profesional de la peritación se mostró sorprendido por el atrevimiento de los delincuentes, si bien la nave se ubicaba en una zona de Nuevo Gijón de escaso tránsito, lo que debió facilitar la labor de los detenidos durante las «varias jornadas que les tuvo que llevar hacer todo lo que hicieron».

El propio dueño de la nave indicó que cuando vio a los tres individuos, éstos estaban tratando de derribar una de las paredes que cierran la estructura entre las columnas de dobles T, para seguir luego cortando, con sierras radiales en algún caso y con sopletes de soldadura en otros, las vigas y la estructura del techo, y las columnas de acero que soportaban las paredes. Los muros de la zona desmontada por los detenidos tenían 6,75 metros de alto, y el vano entre las vigas era de aproximadamente 3,6 metros, de forma que cada vez que derrumbaban uno de esos paños, hacían caer algo más de 24 metros cuadrados de pared, que en la zona más fina tenía una anchura de 17 centímetros, de forma que los delincuentes se exponían al riesgo de que les cayesen encima varias toneladas de escombros. Todos ellos han pasado hoy a disposición judicial. Uno de ellos carece de antecedentes policiales y los otros dos los poseen por robo con fuerza.

Más costes para el dueño

Para cuando fueron detenidos, apenas les quedaba por derribar el fondo de la nave, aproximadamente unos 25 metros de pared en uno de los laterales y la mitad en otro, así como una parte similar de la techumbre y la parte anterior de la nave, donde en su día estaban las oficinas. El resto ya había volado. Eso sí, los escombros de ladrillo y bloque de las zonas ya derribadas seguían sobre el suelo de la nave como testigos del derrumbe.

La nave industrial, actualmente, se encontraba vacía de material de obra, pero aún así la empresa la tenía cerrada y vallada, y el propietario estima su valor en «más de 300.000 euros». Se trata de una nave de más de 40 años, propiedad de la actual empresa «desde hace más de 12 años» y ubicada junto a las de la antigua empresa Carrocerías Miranda, actualmente cerrada. Pero no se trata solo del valor de la nave industrial. El propietario deberá correr con los gastos del ya obligado derribo de las zonas que los detenidos aún habían dejado en pie y que suponen ahora mismo un riesgo cierto, colocar un nuevo cierre de la parcela para evitar accidentes y afrontar la construcción de una nueva nave.

«Los agentes me pidieron que les diera una valoración del acero que se llevaron de la nave, pero es que el valor para mi empresa es el de la nave, no solo el de las vigas, el techo y el puente grúa», señaló el empresario. Y mostró su temor a que el proceso judicial que se abra contra los detenidos no le sirva para recuperar ni el coste de su nave, ni los gastos a los que deberá hacer frente su empresa a consecuencia del acto delictivo de terceros.

Se da la circunstancia de que en las inmediaciones se ha procedido recientemente a varios derribos legales de antiguas naves industriales, en la calle Peña Mea y en la avenida Concha Espina.

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