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Urgente «Cuando llegué abajo y vi las llamas, se me vino el mundo encima»
Justina y su hija Ana Belén, a la salida de un juicio.
Justina y Ana Belén, a un  paso de ingresar en prisión

Justina y Ana Belén, a un paso de ingresar en prisión

La Audiencia rechaza el recurso por los 8 meses de condena por estafar a un frutero, a los que se suman otros 21 meses por el engaño a hosteleros

OLAYA SUÁREZ

Viernes, 27 de mayo 2016, 03:02

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Justina y Ana Belén podrían ingresar en las próximas semanas en el centro penitenciario de Villabona. La Audiencia Provincial acaba de desestimar el recurso presentado por madre e hija condenadas en octubre por el Penal 1 a ocho meses de prisión por estafar 807 euros a un frutero. A este último fallo judicial se suman los 21 meses de cárcel que aceptaron el pasado mes de septiembre por dejar a deber 6.000 euros a comerciantes y hosteleros a base de engaños. La acumulación de condenas podría llevarlas directamente al penal, por lo menos a la hija, pues el estado de salud de la madre y su avanzada edad podrían servir como eximente para su internamiento.

En mayo de 2012, ambas fueron sentenciadas al pago de una multa de 2.700 euros por coaccionar a un abogado al que previamente habían requerido sus servicios y al que llegaron a llamar hasta cien veces al día. Las conocidas estafadoras tienen al menos otro juicio pendiente por la deuda de 1.000 euros contraída con un frutero de Lugones al que solicitaron que les llevase mercancía diaria al piso donde residían en la calle de Felipe Menéndez con el acuerdo de pagarle a finales de cada mes. El ritmo de servicio llegó a generar una deuda de 250 euros a la semana. Eligieron un proveedor de fuera de Gijón, pues en la ciudad ya son muy pocos los sitios en los que les fían al ser conocedores de sus andanzas.

Obras en el chalé de Somió

La mayor acumulación de facturas sin pagar la contrajeron el verano de 2013, cuando comieron y cenaron a la carta en restaurantes a cuyos propietarios camelaron con diferentes embustes, siempre aparentando un alto nivel de vida que no tienen, ya que viven con la pequeña pensión que percibe la madre. Aportaron las excusas más variopintas: obras en su chalé en Somió o un avería en la cocina de su piso de la calle Corrida, entre otros. Acumularon esa deuda comiendo, bebiendo y comprando zapatos. Cuando las víctimas les reclamaron el pago de lo consumido, Ana Belén les amenazó con denunciarles por acoso sexual.

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