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OLAYA SUÁREZ
Viernes, 24 de junio 2016, 02:49
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Veintidós años de prisión por el asesinato de Andrés Valdés Bermejo. La Sección Octava de la Audiencia Provincial acaba de emitir la sentencia por la cual se condena a Miguel Ángel D. L. por el crimen de Nuevo Roces, cometido en septiembre de 2014. El procesado ya había sido declarado culpable por los miembros del jurado popular que intervinieron en la vista oral que se celebró la semana pasada.
El juez Francisco Pellicer ha dictado ahora sentencia ajustándose a la solicitud del representante del ministerio fiscal. La acusación particular eleva la petición de cárcel a los 25 años de cárcel. Ambos tipificaban el delito como asesinato. El cadáver de la víctima fue encontrado dos días después de su muerte con 28 puñaladas en el tórax y la cabeza. Las heridas fueron cometidas con un cuchillo de grandes dimensiones y con un machete.
Por su parte, la sentencia de la Audiencia Provincial es absolutoria para el otro acusado, José Luis C. C., que se sentó en el banquillo de los acusados por un supuesto delito de encubrimiento. El jurado popular no encontró pruebas que lo incriminasen directamente, por lo que fue declarado «no culpable». La acusación pública solicitaba para él dos años de cárcel.
El violento episodio tuvo lugar en septiembre de 2014 en una vivienda social de la calle de Alicia Concepción Álvarez, en el barrio de Nuevo Roces. Al parecer, el móvil del crimen fue una deuda que el condenado tenía con la víctima, quien le suministraba heroína para que se la vendiese a terceras personas.
Miguel Ángel D. L. acudió la tarde de autos al piso de Andrés con un cuchillo en el bolsillo. Los vecinos que declararon durante el juicio aseguraron que escucharon voces procedentes de la vivienda pidiendo auxilio y gritando: «¿Por qué me haces esto a mí? ¿Qué te he hecho yo?». Llamaron al teléfono de emergencias del 112-Asturias, si bien la Policía no acudió al edificio hasta el día siguiente, cuando los vecinos volvieron a llamar. Fue entonces cuando los bomberos subieron por la fachada del edificio con la ayuda de una escalera y vieron el cadáver del hombre.
El procesado intentó limpiar la escena del crimen y dejó sus huellas en el palo de la fregona. Luego, se apoderó de numerosos objetos de la víctima, así como de 150 euros y 175 gramos de heroína. Fue detenido días después por los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional de Gijón.
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