Un millar y medio de libros 'sueltos' por el barrio alto

«La cultura tiene que estar donde está la gente. Necesita ser accesible en vez de estar en cautiverio entre cuatro paredes». Miembros de la asociación de vecinos Gigia de Cimavilla y de la Plataforma Tabacalera se afanaron en la mañana de ayer para sembrar el barrio alto con cerca de un millar y medio de libros que previamente fueron donados por cientos de ciudadanos gijoneses.

Los artífices de la iniciativa aprovecharon la celebración del Festival Aéreo, que llenó el centro y el casco viejo de la ciudad para hacer una original reivindicación en pro de la «democratización de la cultura» y de convertir el antiguo edificio de Tabacalera en un espacio para la gente. Y todo con un presupuesto de cero euros, para «demostrar a los políticos que a la hora de cambiar las cosas no hacen falta grandes cantidades de dinero, sino voluntad», manifestó a EL COMERCIO el presidente vecinal, Sergio Álvarez.

Tras recopilar un ingente volumen de libros infantiles, novelas y relatos de todo tipo, varios voluntarios recorrieron las calles de Cimavilla y el centro depositando los volúmenes en aceras, bancos, ventanas, escaleras e, incluso, colgándolos de los árboles mediante cuerdas. Muchos de ellos incluían simpáticas y bonitas dedicatorias que encantaron a quienes, sorprendidos y no sin antes preguntar si podían hacerlo, decidieron darles un nuevo hogar.

Desde el barrio alto advierten: «esta revolución cultural no hizo más que empezar».