Entre la resignación y las preguntas de por qué no se aplazaron
Gijoneses y visitantes asumen que la meteorología es incontrolable, pero reivindican «un plan B» para los Fuegos, porque «esto no es el Mediterráneo»
P. L.
Martes, 16 de agosto 2016, 06:47
Está claro que la Noche de los Fuegos de este año ha sido la más deslucida de los últimos tiempos. Las condiciones meteorológicas impidieron a los cientos de miles de espectadores ver los artificios. Ruido y luz fueron lo único que pudo percibirse en el cielo en la madrugada del domingo al lunes. La apreciación general entre la ciudadanía es que los Fuegos fueron un fracaso por la intensa bruma que cubría la bahía gijonesa desde horas antes. La misma noche de los Fuegos se escucharon voces críticas que apuntaban que la mejor alternativa habría sido la suspensión.
Postura que mantenía una parte de los asistentes al Restallón. «Había una montonera de gente que no vio nada. Tenían que haberlo suspendido», asegura Luis Fernández, gijonés residente en Oviedo que no se pierde la Semana Grande su ciudad natal. A su juicio tanto es así que, aunque el Ayuntamiento tuviera que abonar los gastos del evento pirotécnico a pesar de no celebrarse, esa habría sido la opción correcta. «Hay una diferencia entre pagar haciendo el ridículo y pagar no haciéndolo», subraya.
La misma opinión comparte Chelo Álvarez, que señala la posibilidad de haber lanzado los fuegos artificiales en la noche de ayer. «Se recogen y así no se gasta pólvora», indica. María Jesús Hernández eligió Gijón para pasar unos días de descanso. Natural de Ávila, pero vecina de Madrid, tilda de «fracaso» lo sucedido en la madrugada del 15 de agosto. «¡Vaya decepción! Un amigo de Gijón me ha dicho que nunca había visto una situación semejante», lamenta. Ella cree que «el programa había que cumplirlo», pero le pareció lógico que no hubiera un plan B. «Esto no es el Mediterráneo, donde hay tres días de tormenta en todo el verano. Había un montón de pólvora preparada y, por cumplir con el programa, se quedó en un fracaso». En este sentido, señala que debería existir una alternativa viable, como un cambio de día previsto con antelación en caso de que el espectáculo pirotécnico no pudiese llevarse a cabo.
Vidal Fernández, por su parte, pone de manifiesto que lo que sucedió «era imprevisible». A su juicio, las condiciones meteorológicas no se pueden controlar, por lo que nada pudo hacerse para evitar que los fuegos no fueran visibles desde casi ningún rincón de la ciudad. «¿Qué iban a hacer? Había pocas soluciones posibles», añade este gijonés que el pasado domingo acudió a San Lorenzo para intentar disfrutar de los artificios, aunque al final tuvo que quedarse con las ganas.
Abandono de posiciones
A los pocos minutos de iniciarse la descarga de más de mil kilos de pólvora, algunos espectadores comenzaron a abandonar sus posiciones. Casi desde el comienzo era imposible distinguir las figuras. El espectáculo se quedó en ruido y color, pero los esperados efectos preparados por Pirotecnia Pablo no se apreciaron. Entre ellos, se incluía un homenaje a varios clubes deportivos de la ciudad, como el Sporting, el Mavi Nuevas Tecnologías La Calzada y el Club Hostelcur Gijón Hockey.
Poco a poco, los asistentes fueron abandonando sus sitios, cariacontecidos por no poder contemplar los artificios en buenas condiciones. Algunos optaron por buscar hueco en alguna terraza o bar para continuar la noche festiva. Los más decepcionados fueron, sin duda alguna, los niños que acudieron con sus familiares a contemplar los juegos de luces en el cielo. Para muchos, eran sus primeros Fuegos y no comprendían por qué no podían ver apenas nada. Tendrán que cruzar los dedos y probar suerte el próximo año.