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Un grupo se niños se divierte en la carrera de sacos.
Picnic con palomitas

Picnic con palomitas

El Pique-Nique del Botánico congregó más de 900 personas. Los más pequeños aprendieron a esbillar maíz y pasear en calesa

EVA SÁNCHEZ

Lunes, 22 de agosto 2016, 00:43

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Con yoga a lo indio, imitando el lanzamiento de una flecha, por ejemplo. Así comenzaban la mañana los participantes en la tercera edición del Pique-Nique, un animado y concurrido picnic que organiza cada año el Jardín Botánico, y donde se combinan trabajos y juegos asturianos con paseos en caballo y pintacaras. «Nos gusta que la gente pueda ver tranquilamente el jardín, que no tengan prisa porque normalmente no les da tiempo a recorrerlo en un día», explicó Pedro Avello, jefe de administración del Botánico. Esto es precisamente lo que persigue una de sus actividades, la yincana, que permite que compitiendo y jugando «conozcan muchos rincones», detalló.

Con todo, los más solicitados no fueron los paseos por los diferentes parajes verdes, sino los caballos. La calesa se llevó todas las miradas y también la expectación y sorpresa de los más pequeños. Nada más arribar a la carbayera del Tragamón, al mediodía, ya había cola para dar un paseo en ella. Entre ellos, la pequeña Alba García, de Motril, en Granada, que estos días está de vacaciones en Gijón y que nada más bajarse de la calesa alababa el recorrido: «Ha sido muy guay, me han dejado llevarla», decía. También Pedro Matías, de Muros del Nalón, reconocía que «no es fácil llevar a los caballos, pero mola mucho».

En este día tan especial también hubo tiempo para las labores tradicionales, a cargo de Pilar Vega, una agricultora de Serín que se dedica a enseñar a los niños como se vivía en otros tiempos en la región. «Lo que hacemos es que ellos 'trabajen' para nosotros y luego les damos su recompensa». En la Pradera de la Isla, lugar donde quedó instalado este particular campamento, los más pequeños pudieron mayar fabes, varar la lana, esbillar las panoyas de maíz, además de la actividad estrella, lavar la ropa con una tabla, como se hacía antiguamente en los lavaderos. Y precisamente del maíz que esbillaban recibían su premio, un cucurucho de palomitas. Allí estaba Gonzalo Esteban, de seis años, quien se afanaba en «pelar maíz para luego comer palomitas», confesaba.

«Un entorno único»

Los juegos tradicionales también fueron otros de los focos de atención. Carreras de sacos o el juego de la rana, entre otros, fueron las actividades a las que pudieron asistir los más pequeños, junto a los pintacaras de indios. Ya después de la comida, llegó el momento de los cuentacuentos en el pabellón Bioma Boreal que junto al show del mago Picallo, en la Pradera de la Isla, hicieron la tarde de lo más amena.

Entre los asistentes había visitantes de diferentes puntos de Asturias como Erika Gómez, que llegaba desde El Entrego, con un grupo de amigos y sus hijos. «Lo vimos por internet y nos pareció algo interesante, una buena alternativa a la playa para pasar un día en familia», indicó. También la pareja italiana afincada en Gijón y compuesta por Charles David Bilbao, su mujer y su hijo, se decantaron por el Botánico. «Es un entorno único, algo precioso y nos encanta venir». La organización se mostró «muy satisfecha» con la acogida del programa, que congregó a más de 900 personas, por lo que es «muy probable que haya próximas ediciones» del picnic en el Botánico, añadió Pedro Avello.

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