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LAURA FONSECA CRISTINA TUERO
Viernes, 14 de octubre 2016, 00:47
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Cuando una persona es víctima de una intoxicación por humo, sufre quemaduras o algún tipo de lesión en sus tejidos que requiere del uso de oxigenación hiperbárica lo habitual es que el Servicio de Salud la envié a recibir tratamiento fuera de la región. Asturias no cuenta con una cámara hiperbárica, al menos no de uso médico general, pues las que funcionan en El Musel y en el Centro Integral de Seguridad Marítima Jovellanos, en Veranes, son de utilización exclusiva para gente de la mar, sobre todo, buceadores. La Clínica Molinón, especializada en radiodiagnóstico, medicina deportiva y rehabilitación, entre otras ramas, ha adquirido un equipo hiperbárico, «el primero de uso sanitario en Asturias», asegura el radiólogo Pedro García, gerente de la entidad.
Presión atmosférica.
La cámara hiperbárica puede alcanzar tres atmósferas de presión. El oxígeno puro es absorbido a través de los pulmones y actúa localmente en la lesión.
Cilindro.
El tubo de la cámara, que se cierra de forma hermética, tiene 2,2 metros de longitud y un metro de diámetro.
Hora y media.
Cada sesión dura entre hora y hora y media. La frecuencia del tratamiento depende del tipo de dolencia.
El aparato, que pesa más de 650 kilos y cuesta unos 100.000 euros, terminó de ser calibrado durante la tarde de ayer, tras un delicado proceso de traslado e instalación en el centro sanitario privado ubicado en los bajos de El Molinón. La cámara hiperbárica, como se puede apreciar en las imágenes, es una suerte de tubo hermético donde se introduce el paciente para recibir una sesión de oxigenoterapia, que dependiendo de la dolencia puede durar entre una hora y una hora y media. El aparato es capaz de soportar presiones mayores a la atmosférica y crear de esta manera un ambiente hiperbárico (de presión mayor a la normal), una condición indispensable para poder administrar oxigenación hiperbárica.
Úlceras y pie diabético
«La novedad», indica Pedro García, es que «se podrá utilizar para múltiples trastornos». Los tratamientos más demandados en este tipo de equipos son casos de personas que han sufrido una intoxicación por humo o quemaduras. También lesiones de tejidos que necesitan regenerarse a través de oxígeno. La cámara hiperbárica se ha mostrado efectiva, a su vez, para tratar úlceras de la piel, en pies diabéticos, y en enfermedades que se produzcan en general por falta de oxígeno en los tejidos. Tiene una cantidad de posibilidades enormes, que se van a comenzar a desarrollar a partir de mañana», por hoy, en la Clínica Molinón.
Aunque la medicina hiperbárica se utilizó desde el siglo XVII no fue hasta 1960 cuando se empezó a aplicar oxigenoterapia hiperbárica a patologías ajenas al buceo. Fundamentalmente en infecciones producidas por gérmenes anaerobios, microorganismos que son capaces de sobrevivir y multiplicarse en ambientes que no tienen oxígeno. Es el caso, por ejemplo, de algunas gangrenas.
Según explica la Sociedad de Medicina Hiperbárica, «el oxígeno respirado a presión se disuelve en el plasma, que es uno de los componentes de la sangre, siguiendo una ley física. De esta manera se logran grandes cantidades de oxígeno en la sangre arterial y venosa, el cual es aprovechado por los tejidos, no necesitando de la presencia de glóbulos rojos. Estos niveles elevados de oxígeno son los causantes de los diferentes efectos de la oxigenación hiperbárica tales como efecto antiinfeccioso, detoxificante, formador de vasos nuevos, estimulador de la formación de colágeno, lo que significa un aumento de la velocidad de cicatrización, entre otros». Cada una de las sesiones costará entre 80 y 100 euros. La Clínica Molinón no descarta ofrecer concertar actividad con el Sespa.
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