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Rafael Rodríguez Valero, tercer gijonés que dirige la Administración Marítima en España.
«El Centro Jovellanos aporta capacidad y conocimiento a un nivel destacable»

«El Centro Jovellanos aporta capacidad y conocimiento a un nivel destacable»

«El abaratamiento de las tripulaciones no es solo en España, así que es un tanto ilusorio pedir a las navieras que renuncien a reducir sus costes»

NACHO PRIETO

Domingo, 16 de octubre 2016, 00:43

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Gijonés de nacimiento, aunque su profesión le tuvo y le tiene alejado de su patria chica, Rafael Rodríguez Valero, actual director general de la Marina Mercante, está de enhorabuena por la reciente concesión de la Medalla al Mérito Naval de la Armada, pero eso no le hace olvidar los problemas propios de su cargo.

Durante su mandato se puso de manifiesto la dificultad que sufren los alumnos de las escuelas de Marina Civil para realizar las prácticas profesionales. ¿Qué se pudo hacer al respecto?

Como primera medida, mantener en momentos de fuertes restricciones presupuestarias el esfuerzo económico de la Dirección General de la Marina Mercante para sufragar los costes de los embarques de los alumnos. Además, hemos puesto en marcha iniciativas como el programa de embarque de alumnos, pero la realidad es que faltan barcos donde se puedan realizar las prácticas.

¿Se aprecia una mejoría de la situación o hace falta paciencia?

Algo ha mejorado, y las cifras de embarque de alumnos han aumentado en los últimos años, pero queda todavía por hacer.

¿En qué medida colaboran las navieras españolas en la formación de los marinos o se fijan exclusivamente en abaratar sus costes laborales con tripulaciones extranjeras?

Hay navieras de todo tipo, las que colaboran más y las que no colaboran tanto. En todo caso, el abaratamiento del coste de las tripulaciones no es algo exclusivo de las navieras españolas, y éstas compiten con navieras de todo el mundo, así que es un tanto ilusorio pedirles que renuncien a reducir sus costes.

¿Qué problemas principales se encontró al llegar al cargo y en qué situación se encuentran?

Uno de los principales era una cierta sensación de dejadez en el seguimiento de la labor del día a día en las Capitanías, que traté de abordar desde el primer momento implicándome en una agenda intensa de visitas y contactos con las Capitanías. Otro problema, no exclusivo de la Dirección General de la Marina Mercante y de Salvamento Marítimo, fue la necesidad de ajustarse a unos presupuestos muy restrictivos sin que la seguridad marítima y el nivel del servicio que prestamos a la sociedad se viesen comprometidos.

¿Pueden los cambios de combustible exigidos por razones medioambientales poner en dificultades a las navieras españolas?

No lo creo. Habrá problemas, como en cualquier proceso de cambio, pero no creo que las navieras españolas se vean obligadas a funcionar con condiciones peores que las de sus competidores.

Un tema siempre polémico son las exenciones al practicaje. ¿Cómo aborda ese tema?

Actualmente existe una regulación que no deja contento a nadie. En algunos puertos la concesión de exenciones compromete la viabilidad del servicio, mientras que en otros estaría más justificada la concesión más sencilla de exenciones. El principal problema es el propio modelo de practicaje, que, desde mi perspectiva, no asegura un adecuado nivel de prestación del servicio de practicaje en todos los puertos. Mi impresión es que debemos plantear un debate sosegado sobre el modelo de practicaje español, y no solo sobre las exenciones, que permita asegurar que un servicio fundamental para la seguridad de nuestros puertos pueda continuar prestándose con la calidad debida.

La flota española mejoró sus características y con ello volvió a entrar en la lista blanca del MOU. ¿Contribuyó a ello la Administración o es algo que depende solo de las navieras?

Pues la verdad es que, sin menospreciar el papel de los armadores, la Administración Marítima ha jugado un papel principal con el Plan Lista Blanca. Hemos puesto en marcha unas inspecciones y controles específicos que han supuesto una importantísima carga de trabajo para nuestras capitanías.

Entre sus competencias y, por lo tanto, responsabilidades, se encuentra el salvamento marítimo. ¿Cómo vivió la crisis este sector?

Hemos vivido unos años de consolidación del servicio de Salvamento Marítimo en el que no se han realizado nuevas inversiones al mismo nivel que se dieron en periodos anteriores. Creo que no lo hemos hecho del todo mal, aunque mentiría si dijera que han sido años sencillos de gestionar.

Todo apunta a que Asturias tiene medios humanos y materiales de salvamento suficientes. ¿Qué cabe esperar con vistas al futuro, incluidos los convenios con entidades colaboradoras como la Cruz Roja?

Coincido en que el nivel de medios destinados al salvamento es adecuado. Las previsiones son de continuidad, con quizás algún refuerzo puntual.

Resolvió sin grandes polémicas algunas emergencias en la mar. ¿Es usted un hombre de suerte?

Esto de la suerte para el marino es como la inspiración para los escritores; es mejor que les pille escribiendo. En mi caso, la suerte consistió en estar alerta y con la suficiente determinación para tomar decisiones no siempre fáciles.

¿El Centro Jovellanos es un lujo que todavía nos podemos permitir o una necesidad que si no existiera habría que crear?

España no tiene una gran flota ni es un país con un porcentaje significativo de grandes armadores, a la hora de influir en los foros internacionales marítimos, que es donde se toman las decisiones trascendentales. Para defender los intereses españoles solo puedes confiar en la profesionalidad, seriedad y capacidad técnica y prestigio de la Administración Marítima Española y el Centro Jovellanos es, desde ese punto de vista, una necesidad para nosotros. En todo caso, actualmente el Centro Jovellanos no supone una carga financiera ni mucho menos desproporcionada para la Administración Marítima y, a cambio, aporta capacidades, conocimientos y visibilidad a un nivel destacable.

A la hora de vigilar, ¿percibe la misma implantación de la Guardia Civil en la mar que en la carretera?

No hay la misma, pero el mar no es un escenario asimilable al de las carreteras o el de presencia en el territorio. Solo por poner un término de comparación, aunque no sea responsabilidad de la Guardia Civil, España tiene asignada un área de responsabilidad en salvamento y rescate de 1,5 millones de kilómetros cuadrados. Esto es tres veces la superficie del país.

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