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Las instalaciones del recinto ferial Luis Adaro seguirán acogiendo mercadillos como el de la fotografía, pero con más controles legales.
La Cámara pone límites a los mercadillos

La Cámara pone límites a los mercadillos

Exigirá, por contrato, un estricto control de la legalidad y se reserva el derecho de admisión

Andrés Presedo

Martes, 6 de diciembre 2016, 01:11

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El debate de los mercadillos ha llegado a la Cámara de Comercio de Gijón y lo ha hecho con un planteamiento que, al menos en principio, pretende avanzar hacia un mayor control y, por ende, a poner límites a una forma de venta comercial que se ha visto rodeada, sobre todo en los últimos meses, de una importante controversia. No en vano, la Cámara de Comercio es quien gestiona el recinto ferial Luis Adaro, que atrae multitud de iniciativas de todo tipo, muchas de las cuales no son del agrado de sectores tan importantes en la propia estructura cameral como el pequeño comercio y la hostelería.

Pero, ¿cómo controlar y, sobre todo, con qué criterio, la celebración de este tipo de mercadillos en el recinto ferial? El asunto, según pudo saber EL COMERCIO, se puso sobre la mesa de debate del comité ejecutivo de la Cámara hace semanas. El objetivo no era otro que buscar esa fórmula mágica que abra la puerta a determinado tipo de mercadillos, pero, en cambio, la cierre a otros que no sean considerados de interés para el tejido empresarial de la ciudad. El objetivo, deja claro la Cámara de Comercio, no es acabar con los mercadillos en el recinto ferial, pero sí ser más selectivos. «Tenemos que evitar la competencia desleal», aseveraron fuentes camerales, que, aseguraron, vieron en la estricta aplicación de la legalidad la forma de aplicar un baremo de selección tan eficaz como indiscutible.

«Aunque pueda resultar obvio, la Cámara es un organismo empresarial, que representa a la totalidad de los empresarios de la demarcación. Es su instrumento. Los empresarios son la Cámara de Comercio. Por ello, la primera vocación, nuestra primera vocación, es velar por el conjunto de la actividad empresarial», aseguraron las mismas fuentes. ¿Cómo encaja esta filosofía en el contexto de la polémica sobre la proliferación indiscriminada de los mercadillos de todo tipo que se ha instaurado en los últimos tiempos? Las quejas llegaron lideradas por los sectores del comercio minorista y del hostelero. Ambos ponían sobre la mesa las dudas de que buena parte de esas actividades cumplieran de forma estricta con la legalidad, a pesar de celebrarse en un recinto de carácter público.

Por ello, la Cámara de Comercio de Gijón, con vistas al próximo año, ha decidido «dar un paso más allá de lo que podría ser la propia obligación y responsabilidad a la hora de velar por el cumplimiento de la legalidad. A partir de 2017 se va a aplicar un mayor control y exigencia del cumplimiento de la legalidad en todas las actividades que se celebran en el recinto Luis Adaro, incluso más allá de lo que legalmente le correspondería a la propia Cámara», aseguraron.

En el contrato

Pero, ¿en qué se traduce ese control? Como primer punto y fundamental, aseguraron, se exigirá a todos los participantes que estén dados de alta en todos los epígrafes de su actividad comercial, asunto que irá incluido en la cláusula del contrato del alquiler. «No podrá venir nadie que no esté dado de alta y en plena legalidad», recalcaron las fuentes de la Cámara de Comercio. «Este será un tamiz importante, pero es que tenemos la obligación de velar por los intereses empresariales y, desde luego, nos consta que existe una gran preocupación con este asunto en sectores tan importantes como el comercio y la hostelería y la Cámara tiene la obligación de ir un paso por delante», reafirmaron.

Luego, como segunda medida, el comité ejecutivo del estamento cameral decidió establecer un control previo antes de autorizar la celebración de mercadillo alguno en el recinto ferial. Una especie de derecho de admisión. Se tiene previsto analizar la temática y oportunidad de cada actividad e, incluso, la conveniencia de su celebración, para, aseguraron «evitar la competencia desleal».

Efecto disuasorio

Todas estas medidas, se da por hecho, tendrán un efecto disuasorio y la puerta de entrada de los mercadillos de todo tipo en el recinto ferial Luis Adaro será bastante más estrecha a partir del próximo año. Con ello, sin duda, se dará cumplimiento a las demandas del pequeño comercio y la hostelería, pero, son conscientes en la Cámara de Comercio, de que se aminorará la cuenta de resultados de la explotación del recinto ferial, sustento fundamental de la Cámara de Comercio, sobre todo desde que, ya hace unos años, se suprimiera la cuota obligatoria a los empresarios. «La Cámara, en ningún caso, actuaba en el recinto ferial bajo la premisa de su cuenta de resultados, aunque, está claro, es un tema importante. Tiene que quedar más que claro que nosotros no somos unos alquiladores de espacio, sino un estamento de representación empresarial y como tal tenemos que actuar», señalaron.

Propuestas rechazadas

En todo caso, sí que el objetivo, reconocen, es la mayor utilización posible del recinto a lo largo del año, lo cual requiere un esfuerzo de gestión importante. En todo caso, matizan, «no se puede dar el visto bueno a todas las propuestas que nos pongan sobre la mesa. De hecho, más de una y de dos fueron rechazadas por considerar que no aportaban nada a nuestro tejido empresarial e, incluso, que podrían ser perjudiciales para el mismo. Ahí está nuestra capacidad de análisis para tomar decisiones». Según los datos del último ejercicio cerrado, el del año 2015, sí se cumplieron los objetivos de una elevada ocupación. De los 365 días del año, en el recinto del Piles hubo alguna actividad 312 días, baremo que se considera más que interesante.

En 2017 habrá menos mercadillos, eso se tiene asumido en la Cámara, aunque no afectará para nada a los que organizan de forma directa. La Feria Internacional de Muestras de Asturias seguirá los mismos derroteros que la llevaron a una fórmula de éxito empresarial y popular fuera de toda duda, y lo mismo sucederá con Agropec, que este año tuvo su mercadillo, y con otras ferias monográficas que la Cámara organiza a lo largo del año. Los límites, las cortapisas legales y el control estricto vendrá para quienes aspiren a utilizar un recinto público para sus actividades empresariales. Era una vieja aspiración del comercio y la hostelería que, a decir de sus representantes, en no pocas ocasiones se vieron sorprendidos por una competencia que ellos no consideran leal y, además, dentro de un recinto empresarial del que forman parte como estructura de gobierno. Parece que 2017 empezará una nueva etapa en ese sentido. Las pautas para ello están en marcha.

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