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Ana Berástegui.
«Hay que acabar con la idea de que madre no hay más que una»

«Hay que acabar con la idea de que madre no hay más que una»

Psicóloga

O. ESTEBAN

Martes, 13 de diciembre 2016, 01:49

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Doctora en Psicología y máster en Asesoramiento y Mediación Familiar, pertenece al Instituto Universitario de la Familia de la Universidad Pontificia Comillas. Ana Berástegui, que ha investigado durante años sobre la diversidad familiar, presenta esta tarde en Gijón las 'Guías de trabajo con familias' en el marco del inicio de la conmemoración del 75 aniversario del Hogar de San José. Será a las 19 horas en el salón de actos.

-¿Qué son las 'Guías de trabajo con familias'?

-Son cinco guías, de unas 30 páginas cada una y en un lenguaje muy sencillo, que recogen las principales pautas de trabajo de las distintas entidades jesuitas que trabajan con menores. Tras una investigación participativa, han puesto en común las bases de cómo quieren que sea el trabajo con las familias.

-¿Y cómo será?

-Lo primero es reconocer la importancia de incluir a la familia en el trabajo. Las intervenciones con menores son menos eficaces si no se las tiene en cuenta. En lugar de competir hay que trabajar en conjunto.

-¿Competir?

-En la intervención con menores en medio abierto, en general, se tiende a compensar, a sustituir las carencias... A adoptar una actitud que, si no es de competición, al menos sí de trabajo en paralelo, que puede ser causa de confrontación.

-Partiendo de esa base, ¿cuáles son las líneas a seguir?

-En las guías hemos recogido cinco conceptos básicos: mirar, acoger, acompañar, construir comunidad (poner a unas familias al lado de otras) y, finalmente, dar significado. Aquí es muy importante, por ejemplo, la labor del Hogar de San José, que trabaja con niños que han sido separdos de sus familias, a los que hay que acompañar en ese proceso, ese duelo... Hay que darles una idea de familia cuando la familia no está.

-¿Es la labor más difícil, hacer de familia cuando no la hay?

-Es una de las cuestiones que nos resulta más antinaturales, porque es complicado darle significado a lo que no ves.

-Las comunidades lanzan de vez en cuando un llamamiento urgente: 'Se necesitan familias de acogida'.

-Cada vez es mayor la capacidad para abrirse y acoger, pero se necesita mucho más. Quizás haya algo difícil de asimilar cuando se trata de no 'apropiarse' de los niños, de aceptar que esos niños no son ni van a ser suyos... Pero tradicionalmente muchos han sido educados por los padrinos, los tíos, los abuelos... Tener una familia es necesario. Por eso el resultado del Hogar de San José, por ejemplo, que funciona como eso, como un hogar, es mejor que el de otros sitios que no funcionan así.

-¿Hay que ayudar en esos casos a que la familia de acogida acepte la despedida?

-Si sobre alguien tiene que recaer la dificultad, desde luego no es sobre el niño. A veces, para no ponérselo difícil a los demás, se lo ponemos difícil a los niños.

-¿Casos como el pequeño Juan pueden desanimar a las familias?

-No era un caso de acogida, sino de preadopción. En cualquier caso, la toma de decisiones en protección de menores es de lo más complicado. A veces es como ser un cirujano en una operación a corazón abierto, haciendo un trasplante de vivo a vivo.

-Usted ha investigado mucho sobre adopción. Cuando se habla del tema siempre afloran los plazos.

-Se han lentificado porque hay menos niños 'adoptables'. En un país que ha visto cómo se arrancaba a niños de sus familias se decidió que eso no se podía hacer porque la familia, por ejemplo, fuese pobre. Que había que trabajar para que la familia se pudiera hacer cargo. Quizás en ese intento nos hemos ido al otro extremo, a la infinidad de oportunidades sin importar el tiempo. Entre una cosa y la otra... Y, en medio, surgió la adopción internacional, que ahora también se ha lentificado, porque también en Etiopía, por ejemplo, han decidido no separar a los niños de sus familias. En cualquier caso, necesitamos cambiar la mentalidad. La idea de que madre no hay más que una se tiene que acabar. Un niño adoptado tiene una madre biológica y una adoptiva. Las guías hacen una apuesta por considerar familia a quien está, a quien ejerce. Aunque también está la familia simbólica, la que ya no está.

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