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Víctima y agresor viven a 100 metros el uno del otro. El policía jubilado en Puerto Pajares, 16 y el atacante en Leitariegos, 8. En el recuadro, David Pereira, el joven detenido por la agresión.
«Conozco a un policía y voy a matarlo»

«Conozco a un policía y voy a matarlo»

Testigos aseguran que el agresor del machete atacó al agente jubilado sin mediar palabra

Marcos Moro

Jueves, 5 de enero 2017, 01:06

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«Conozco a un policía y voy a matarlo». Testigos clave de la brutal agresión del pasado martes en el Polígono de Pumarín declararon ayer en Comisaría que David Pereira, de 36 años, atacó con un machete a su víctima, el policía jubilado Luis Alberto Tudela, de 65, sin ninguna interacción ni discusión previa entre ambos. Sin mediar palabra. Una joven que salió del portal del número 16 de la calle Puerto de Pajares instantes antes de que lo hiciera el agente retirado vio cómo se desarrolló todo. También escuchó al agresor, con un trastorno psiquiátrico diagnosticado, cómo expresaba de viva voz sus planes para acabar con la vida de Luis Alberto Tudela.

Pereira se abalanzó sobre el policía retirado y le asestó en total cuatro cortes con un pequeño machete que la Policía sabe que adquirió los días previos a perpetrar el ataque. Luis Alberto Tudela trató de protegerse y recibió un machetazo en un brazo. Recibió un corte más superficial a la altura de la cadera y otros dos más profundos en el abdomen. La cuchillada más grave le seccionó la zona del estómago. Malherido, el agente retirado recorrió varios metros dejando un reguero de sangre en el suelo e incluso intentó pedir auxilio a un vehículo que circulaba por la zona antes de caer desplomado en la esquina de Puerto de Pajares con Puerto de Leitariegos.

Después de cometer la agresión, Pereira fue visto deambulando por la zona con el arma blanca empuñada en la mano. «Estaba totalmente ido, con la mirada perdida y no me devolvió el saludo», asegura un joven que se lo cruzó poco después de los hechos. Llevaba una sudadera con capucha. Durante su trasiego en dirección a la avenida de Portugal, donde finalmente le detuvo la Policía Local, confesó a una vecina lo que acababa de hacer.

«Se creía un paramilitar»

David Pereira, apodado 'Chuki', reside en el número 8 de la calle del Puerto de Leitariegos, a escasos cien metros de su víctima, que reside en el número 16 de la calle Puerto de Pajares. Su perfil público de Facebook revela cuáles son sus aficiones. De pelo castaño, ojos azules y bajo de estatura, quiso ser soldado profesional, pero su vocación militar se frustró por su enfermedad mental. Hasta la fecha, acudía a todas partes con su bicicleta de montaña, presumía de ser radioaficionado y le entusiasmaba todo lo que guardase relación con el Ejército y la disciplina castrense más severa. Algunos vecinos de su bloque aseguran que se creía «un paramilitar» y que «cuando se tomaba su medicación aparentemente era inofensivo y normal» si bien no demasiado sociable. Otros, en cambio, relatan que le tenían miedo y que cuando coincidían con él en el ascensor se bajaban en cualquier piso.

Alguno de sus brotes psicóticos fue sonado en el edificio de Puerto de Leitariegos. Hace cuatro o cinco años, los bomberos tuvieron que instalar una lona debajo de la ventana de su cuarto, un sexto piso en el que ondean las banderas de España y Asturias, porque amenazaba con arrojarse a la calle. Finalmente, lograron reducirlo e impedir que se precipitase al vacío con un enorme revuelo en el barrio, pues mientras duró la operación de rescate de Pereira los propietarios del portal no pudieron ni entrar ni salir a sus viviendas.

Los vecinos también comentan que en alguna ocasión colocó pasquines por las inmediaciones de su calle donde él era el protagonista de una supuesta búsqueda como desaparecido. Explican, asimismo, que sabían que «tenía cosas» relacionadas con su fervor militar guardadas en casa, aunque añaden que «nunca las bajaba a la calle». Tampoco antes, apostillan, había llegado a protagonizar un incidente violento.

'Chuki' es oriundo de La Camocha e hijo de minero ya fallecido. Convive en su domicilio familiar de El Polígono con su madre y un hermano con problemas de alcoholismo. Tiene asimismo otras dos hermanas.

David Pereira pasará hoy a disposición judicial en el juzgado de Instrucción número 2, que era el que estaba de guardia cuando se produjo la brutal agresión. Permaneció ayer todo el día en los calabozos de la Comisaría de El Natahoyo.

Laringectomizado hace 5 años

Por su parte, la víctima continúa en estado grave e intubado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de Cabueñes. Fue operado de urgencia el mismo martes y necesitó una transfusión por la abundante sangre que perdió.

Quienes le conocen aseguran que «él va siempre a lo suyo» en el barrio, es muy educado y respetuoso y apenas se relaciona con nadie ajeno a su familia. Es metódico y acostumbra a salir de casa para ir a recados o sacar a pasear a su mascota. Jubilado de la Brigada de Información del Cuerpo Nacional de Policía, hace cinco años fue operado de una grave dolencia en la garganta y laringectomizado, circunstancia que limita su capacidad para hablar.

Vive a apenas cien metros de distancia de su agresor, pero sus familiares aseguran que nunca había reparado en su existencia.

La investigación del caso está en manos de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) del Cuerpo Nacional de Policía. Además, la autoridad judicial ha decretado el secreto de sumario. La Policía está convencida de que agresor y víctima se conocían con anterioridad a la agresión y trata de determinar qué pudo hacer que David Pereira en su mente se obsesionara hasta ese punto con el policía.

Personas del vecindario comentaban ayer que el agresor pudo sentirse en alguna ocasión recriminado por la víctima durante algunas de sus idas y venidas con la bicicleta de montaña. Otros, en cambio, comentan que el conflicto podía haber surgido en una de las plazas de aparcamiento que hay cerca de las viviendas de ambos y donde Luis Alberto Tudela cayó desplomado el martes tras la agresión.

Sea como fuere, el brutal ataque con machete en el Polígono es el segundo incidente protagonizado por una persona con trastorno mental en la ciudad en menos de dos meses. A finales de noviembre, un joven de 32 años con trastorno psicoafectivo asfixió a su madre hasta la muerte en el domicilio familiar de la parroquia de Monteana.

Además, recientemente se ha conocido que Ramón del Barrio, asesino del niño Borja Solar en el parque de Isabel la Católica en 2004, ha estado disfrutando recientemente de permisos penitenciarios en la vivienda que su madre tiene en el barrio de El Coto.

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