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ADRIÁN AUSÍN
Sábado, 21 de enero 2017, 01:26
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El equipo científico del Jardín Botánico Atlántico ya no está en el recinto. La Universidad de Oviedo, a petición del Ayuntamiento de Gijón, ha instado a sus integrantes a abandonar las dependencias en tanto no se firme el convenio entre ambas entidades para 2017. La posición municipal fue confirmada ayer a EL COMERCIO por el presidente de Divertia, Jesús Martínez Salvador, quien reconoció abiertamente como trasfondo del asunto problemas «de índole personal» con el conservador, Álvaro Bueno, quien no tendría una relación fluida, según apuntó, con trabajadores municipales del Botánico, al frente de los cuales están Susana Noriega, responsable de Mantenimiento; y Pedro Avello, del área administrativa.
«Ese es el motivo del cambio. Pero ellos son un equipo y el director científico (Tomás Díaz) se considera implicado en el mismo», precisó Martínez Salvador, quien apostilló: «Es bueno un cambio de aires, una nueva visión, unos nuevos responsables». Con ese objetivo, tanto el presidente de Divertia como el gerente, Jorge González-Palacios, mantuvieron la pasada semana una reunión con el vicerrector de Investigación, José Ramón Obeso. En ella plantearon su intención de propiciar un cambio de nombres así como una concreción de las relaciones del equipo científico con el personal de mantenimiento del Jardín, que debería definirse en el convenio de la Universidad y el Ayuntamiento para 2017. El documento, precisó Martínez Salvador, «está muy avanzado» y consideró, por tanto, que podría quedar cerrado este mismo mes de enero.
El optimismo del concejal de Foro contrastaba, sin embargo, de forma rotunda con la percepción del asunto por parte del vicerrector, el cual recordaba anoche a este periódico que, fruto del convenio firmado cada año, es la Universidad de Oviedo quien contrata al personal en procesos de libre concurrencia sin aceptar injerencias por parte de otras administraciones. «El planteamiento del Ayuntamiento de Gijón no es del todo acertado. Nosotros no podemos quitar a un trabajador para poner a otro, sino elegirlos a través de concurso, y en modo alguno podemos aceptar la cuestión adicional que nos proponen de 'dar el visto bueno' a la persona que se contrate finalmente», apuntó José Ramón Obeso.
En esa reunión, recordó, tanto Martínez Salvador como González- Palacios le pidieron que suspendiera la presencia del equipo de investigación en el Botánico en tanto que no estaba aprobado el convenio de 2017 que sustenta sus puestos de trabajo y, con la ley en la mano, Obeso tramitó dicha petición, aunque en todos los años precedentes en estas mismas fechas dicho convenio nunca estuvo firmado, según reconocía ayer mismo. Ahora bien, de ahí a colaborar en el cambio de personas dejó caer que media un abismo. «Si sale a concurso una plaza es complicado atender esa petición», insistió.
El puesto del director científico, ocupado por Tomás Díaz desde 2005, no está sujeto a revisión de forma anual pues su régimen salarial está asociado a su condición de catedrático de Botánica de la Universidad y no es una figura remunerada. Sí lo está el del conservador, cuya plaza sale a concurso cada año, en poder de Álvaro Bueno desde la propia inauguración del Botánico el 25 de abril de 2003. Y el puesto de Ignacio Felpete, responsable de diversos programas de investigación, no estaría sujeto ahora a cambios ni es objetivo de la renovación planteada por el Ayuntamiento de Gijón, pero, de momento, ha sido metido en el mismo saco al no estar firmado el convenio de 2017. Es decir, también debió abandonar el recinto como medida 'cautelar'. El equipo de investigación se completa con becarios, trabajos de fin de carrera y tesis doctorales.
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