Miel ecológica para reflotar el sector

España es el país que más miel produce en la Unión Europea. Sin embargo, el 65% de la que se consume dentro de nuestras fronteras procede de China. Este desajuste se explica porque a los productores les resulta más beneficioso exportar su género que venderlo aquí. Así lo asegura el presidente de Apicultores Asociados del Principado, Mario Pérez, que cifra en 1,9 euros el precio del kilo de miel originaria del gigante asiático. En cambio, la autóctona, en su variedad monofloral y ecológica, se sitúa entre los seis y los doce. Dada la situación del mercado apícola, el colectivo ha decidido centrar sus esfuerzos en este tipo de miel. Una iniciativa que respalda la Cooperativa de Agricultores, Consumidores y Usuarios de Gijón, cuyo presidente, Joaquín Vázquez, participó en una reunión a tres bandas, el pasado martes, con Pérez y el director general de Desarrollo Rural y Agroalimentación, Jesús Casas.

En ese encuentro, se expusieron las bases del proyecto diseñado por los apicultores, que establece un eje maestro: controlar la enfermedad de la varroa. Se trata de un parásito procedente del continente asiático que llegó a Asturias hace 35 años, apunta el presidente de Apicultores Asociados del Principado.

La varroasis causa la muerte de las abejas porque se alimenta de ellas. «Ya lo dice su propio nombre: varroa destructor», indica. Los profesionales proponen utilizar productos orgánicos para combatir a este ácaro, que constituye una de las mayores amenazas para la rentabilidad de las explotaciones apícolas. «El proyecto consiste en controlar la eficacia de estos tratamientos en la lucha contra la varroa; es un trabajo de campo con el que se pretende coger todos los productos que hay en el mercado y las fórmulas magistrales y aplicarlos en las colmenas para ver los resultados», detalla Pérez.

El objetivo final es determinar la estrategia adecuada, es decir, qué combinación de sustancias es la más eficaz para «garantizar que las colmenas estén bien y así podamos hacer una producción razonable». En la reunión, se valoraron las posibilidades de abrir una vía de financiación para costear esta iniciativa. Los apicultores esperan poder conseguir una ayuda para poder sacar adelante este proyecto de innovación.

De ser los primeros, a la cola

Los 45 miembros que forman parte de esta asociación quieren recuperar el puesto privilegiado que antaño ocupaba Asturias en la producción ecológica de miel. «Pasamos de ser los primeros a estar en la cola», lamenta Mario Pérez. La miel ecológica es una oportunidad para reflotar el sector en el Principado, puesto que, en España, «se produce muy poca». La razón de esta escasa actividad es el alto nivel de exigencia que establecen las autoridades para su elaboración. «Se necesita un entorno libre de pesticidas, es decir, que no esté cerca de cultivos intensivos», especifica Pérez. Algo difícil de conseguir en otras comunidades, pero no en Asturias. «Quitando las arterias principales, el resto de la región reúne estas condiciones y eso es una gran ventaja».

No solo la miel ecológica, exportable a Europa -«que es el caramelo»-, es un producto rentable para los elaboradores. También el polen. En concreto, el fresco procedente del castaño, que es el que el producen estos apicultores asturianos. «Las abejas se alimentan de papilla de polen y de miel. El polen contiene una proteína vegetal poderosa y la miel aporta hidratos de carbono», apunta Pérez. Sus beneficios nutricionales son tales que basta un ejemplo para demostrarlos: «Cien gramos de polen equivalen a medio kilo de filetes».

Al tratarse de una fuente de proteína vegetal tan valiosa, está especialmente indicada para deportistas, enfermos en proceso de recuperación y, en general, para personas que precisan de un aporte nutricional extra. El precio del kilo de polen -«también se comercializa seco, pero nosotros apostamos por coger el producto fresco y congelarlo»- es mucho más elevado que el de la miel. Así, en el mercado tiene un coste de entre quince y veinte euros por kilo. Explica Pérez el polen incluye una alta dosis de polifenoles, sustancias que tienen capacidad antioxidante. «Hay quien dice que una cucharada de polen tiene tantos polifenoles como 400 botellas de vino», indica. La elección queda al gusto del consumidor.