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ELENA S. HERRERO
Viernes, 24 de febrero 2017, 02:53
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«La inestabilidad del cerebro adolescente le convierte en el blanco fácil para caer en adiciones». Así lo aseguró ayer Natalia López Moratalla, catedrática de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Navarra, durante su conferencia organizada por la Sociedad Internacional de Bioética (SIBI) en el Antiguo Instituto. Bajo el título 'Cerebro adolescente: influencia de las nuevas tecnologías', la granadina planteó a los presentes una serie de cuestiones sobre el uso responsable y el abuso de internet de los jóvenes.
El estilo de vida centrado en las nuevas tecnologías e internet tiene elementos muy positivos, pero fomenta también el impulso de conseguir 'ya' lo que se desea, y potencia por ello la adicción. Una situación que, según advirtió la divulgadora científica, se compara a la euforia y 'felicidad' generada por las drogas. Pero, ¿cuál es el perfil más vulnerable? Para la profesora de la Universidad de Navarra, es claro: «Suelen ser aquellas personas marginadas, tímidas, con problemas familiares o que simplemente tienen falta de atención», indicó. El problema es que «todos los que tienen complejos crean perfiles virtuales donde fantasean lo que querrían ser en la vida real», abundó. Una vida perfecta que podría costarles «muy cara».
Aumenta el aislamiento
Las mentiras, el deseo de jugar en internet continuamente y estar conectado son solo algunos de los síntomas que denotan una posible adicción. «¿Qué deben hacer los padres ante esto?», preguntó López. Como ejemplo, mostró a los oyentes un contrato entre una madre y su hijo en el que acordaban cómo sería el uso del teléfono móvil por este último. «En él pactan una serie de puntos como las horas y el uso, entre otros. Los padres deben poner ciertos límites a sus hijos», apostilló. No obstante, este problema no solo ocurre en los adolescentes. Según contó la experta, «los mayores de edad también tienen mucha adicción a los juegos, las nuevas tecnologías y a internet». El motivo no es otro que el incremento de la soledad en la sociedad.
Después de reflexionar sobre lo que supone el abuso de las nuevas tecnologías, cerró la charla con un consejo: «Si os va mal en el trabajo, con vuestra pareja... No creéis un mundo ficticio para subir la autoestima. Nada de eso es real».
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