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Patrimonio ferroviario

Patrimonio ferroviario

VALENTÍN ARRIETA BERDASCO

Domingo, 19 de marzo 2017, 00:43

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La puesta en marcha de las infraestructuras ferroviarias en Asturias a mediados del siglo XIX supuso una auténtica revolución en la industria de la región, facilitando enormemente las relaciones comerciales con el exterior. Ello contribuyó al crecimiento económico y urbano de Gijón, en cuyo planeamiento influyó la disposición de los nuevos equipamientos ferroviarios.

La primera línea puesta en servicio en Asturias, y la cuarta a nivel nacional, fue la del Ferrocarril de Langreo, con la que se pretendía conectar el puerto de Gijón con los yacimientos mineros de Siero y Langreo, para facilitar la salida marítima del carbón, aunque desde un principio se compaginó el transporte de mercancías con el de pasajeros. La inauguración del primer tramo entre Gijón y La Florida tuvo lugar el 25 de agosto de 1852, contando para ello con la presencia de la reina regente María Cristina, quien fue testigo del arrastre del primer vagón de carbón hasta la ciudad. Durante los siguientes años se irían abriendo los demás tramos de la línea, inaugurándose el que completaba el trayecto entre Gijón y Sama en julio de 1856.

Esta línea fue construida y gestionada por la Compañía del Ferrocarril de Langreo en Asturias, quien puso al ingeniero José Elduayen al frente del diseño de las infraestructuras. En Gijón, los principales equipamientos se edificaron en la zona del Humedal, donde se levantó la estación terminal de la línea y otras dependencias auxiliares, como el almacén de carbón, el depósito de locomotoras, los talleres de reparación, la cochera de carruajes, etc. El edificio más relevante de este conjunto era el que cumplía las funciones de estación y oficinas, conocido como 'La Gerencia'. Estaba alineado a la actual calle Sanz Crespo, y permaneció en pie hasta que un incendio lo devastó en 1963. Se trataba de un edificio de traza clásica, de configuración simétrica y rectangular, compuesto por planta semisótano, baja, primera y desván, que albergaba habitaciones para trabajadores, sala de pasajeros, almacenes, despachos y oficinas de la compañía.

Ante el aumento de la demanda del transporte de viajeros, en 1892 se construye una nueva estación de estilo modernista en la calle Pedro Duro, junto a los talleres, por estar éstos más próximos al centro de la ciudad, pasando el edificio de 'La Gerencia' a cumplir exclusivamente funciones vinculadas a la administración de la empresa.

De Langreo al Humedal

Todo el conjunto de la estación de Langreo fue derribado y sustituido por la moderna estación del Humedal en la década de los años ochenta del pasado siglo, la cual estuvo activa hasta su reciente desaparición, dejando sitio al actual 'solarón', también llamado Parque del Tren de la Libertad. Sin embargo, de la línea original aún subsiste la vieja estación de Pinzales, la cual es, según algunos expertos, la estación más antigua conservada en España, pues data de 1851. Este interesante inmueble actualmente está reconvertido en vivienda, pero mantiene intacta su característica arquitectura ferroviaria, destacando en sus fachadas los paños almohadillados de la planta baja.

Para hacer efectiva la llegada del ferrocarril a la ciudad fue necesario atravesar la muralla carlista que existía en ese momento, salvando el foso mediante dos puentes con vigas de hierro forjadas en Inglaterra, uno para el ramal que conducía a la estación, y otro para el que llevaba los vagones de carbón a las dársenas de los muelles de Fomento, donde eran cargados directamente en barcos. Estos muelles se mantuvieron activos incluso tiempo después de inaugurarse el puerto del Musel en 1907, para el cual se puso en servicio un nuevo ramal que conducía los trenes desde Sotiello, donde se edificó la actual estación.

La otra gran línea férrea de finales del siglo XIX fue la construida por la Compañía de Ferrocarriles del Noroeste de España, con la intención de conectar Asturias con Madrid. Para ello se construyó una estación terminal en Gijón, conocida como la Estación del Norte, actualmente reconvertida en Museo del Ferrocarril de Asturias. El edificio fue inaugurado en 1874, y es diseño del ingeniero Melitón Martín, el cual inicialmente había planeado una estación en forma de U, de la que tan solo se llegó a realizar una de las alas laterales. Uno de los elementos más interesantes de dicha estación era la marquesina metálica que cubría el andén, actualmente integrada en la exposición del museo. La estación de Serín, existente en la actualidad, también es original de esta línea, así como el viaducto bajo el cual discurre la autopista, actualmente acondicionado como pasarela peatonal.

La inauguración del puerto de El Musel fue clave para la puesta en marcha de otra línea férrea, la del Ferrocarril de Carreño, a través de la cual se transportaba el hierro extraído en este concejo hasta el puerto gijonés. La estación original construida en El Musel era de madera, y la conexión con el centro de la ciudad se realizaba gracias a una línea de tranvías de sangre. La estación fue sustituida posteriormente por un interesantísimo edificio racionalista de hormigón y vidrio diseñado por Eduardo Castro, hoy en día desaparecido.

A pesar de haber perdido gran parte de nuestro patrimonio ferroviario, en Gijón aún se conserva viva su memoria gracias a la gran labor realizada en el Museo del Ferrocarril de Asturias, visita imprescindible en una ciudad en la que el ferrocarril se ha convertido en una infraestructura clave para su evolución y crecimiento, desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad.

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