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NACHO PRIETO
Domingo, 26 de marzo 2017, 01:52
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«Me despertaron unos gritos de espanto. Al principio creí que eran gaviotas, pero luego me di cuenta de que eran gritos de pánico», dijo ayer a EL COMERCIO una vecina de la calle Caveda para describir un amanecer inquietante y que pudo haber sido trágico, pero todo apunta a que para la mayoría de los 40 implicados no pasó de un gran susto, aunque provocó un balance de una persona con quemaduras de primer y segundo grado en las manos y otras seis atendidas en centros hospitalarios por inhalación de humo, con edades comprendidas entre los 6 y 56 años.
La causa de ese pánico fue un incendio en el portal del edificio número 12 de la calle de Caveda, probablemente como consecuencia de un cortocircuito en el cuadro eléctrico, que no solo impedía la salida del inmueble a quienes lo habitaban, sino que ocasionó una gran humareda en todo el hueco de la escalera.
Las fuentes vecinales señalaron que también se escuchó una pequeña explosión y una mujer que vive en un edificio más alto que el siniestrado apuntó que se podían apreciar daños serios en el tejado.
Todo empezó, según familiares de las personas que tuvieron que ser desalojadas por los bomberos, en torno a las cinco de la mañana. No obstante, el servicio contra incendios de Gijón tiene registrada la llamada de auxilio a las 6.08 horas de ayer, procedente de la Policía Local.
Al llegar al lugar de los hechos se encontraron con fuego en la planta baja del inmueble y las familias que lo habitaban, inmigrantes de origen rumano, pidiendo auxilio desde las ventanas, en algunos casos con críos en sus brazos.
La evacuación se produjo, a través de los miradores, con auxilio de un vehículo-escalera. Para la mayoría, en lo que a daños personales se refiere, no pasó de suponer un buen susto, pero siete personas tuvieron que ser atendidas en centros hospitalarios.
Aunque el origen del fuego parece haber sido el portal, un colchón medio quemado junto al portal daba a entender a primeras horas de la tarde de ayer que las llamas podrían haber conseguido llegar también a alguna vivienda, salvo que éste estuviera fuera de ellas. «Todos los que vivimos aquí salimos por las ventanas. Salimos con nuestros hijos; salimos con nuestras cosas y empezamos a gritar. Mi hijo, que tiene dos años y pico, lo cogí y lo saqué por la ventana para coger aire», manifestó uno de los afectados.
«Quieren volver»
Tras la intervención de los bomberos, la Policía procedió a precintar el acceso al edificio para que los técnicos puedan evaluar, por una parte, las causas reales del incendio y, por otra, los daños que ha sufrido, antes de permitir nuevamente su utilización.
Los inquilinos, según explicaron a este periódico algunos de sus familiares, quieren volver cuanto antes. «Los pisos están bien -afirmaron-. Los daños están en el portal. Ellos quieren volver». En todo caso, de momento, fueron acogidos en el Albergue Covadonga y el portal del número 12 de la calle de Caveda quedó ayer precintado por una fuerte cadena.
Se trata de un inmueble de más de medio siglo que habitantes de la misma calle consideran muy deteriorado y excesivamente habitado. Una persona próxima a la propiedad, que acudió ayer al lugar del suceso, manifestó a algunas personas que comentaban lo ocurrido que desconocía que la casa albergara a cuatro decenas de personas.
En torno a las 14.30 horas, personal de Emulsa retiró los enseres quemados que habían quedado depositados en la calle y procedió a la limpieza de la acera. La normalidad en la circulación y los aparcamientos denotan que no cabe temer desprendimientos y las ventanas abiertas permitían comprobar que, al menos en parte de las habitaciones, la pintura no llegó a quedar ennegrecida por el humo.
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