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Ignacio Alvargonzález lleva diecisiete años al frente de la Junta Mayor de Hermandandes .
«En Gijón hay una especie de repelús ante cosas con componente religioso»

«En Gijón hay una especie de repelús ante cosas con componente religioso»

Ignacio Alvargonzález, presidente de la Junta Mayor de Hermandades Penitenciales: «Deberíamos hacer un esfuerzo mayor por aprovechar el potencial turístico de la Semana Santa, aunque para nosotros es secundario»

NACHO PRIETO

Jueves, 30 de marzo 2017, 02:10

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Ignacio Alvargonzález trabaja desde hace veintidós años por la recuperación y desarrollo de la Semana Santa gijonesa y lleva diecisiete al frente de la Junta Mayor de Hermandades Penitenciales, así que se encuentra ahora en plena vorágine de preparativos con vistas a la edición de 2017. Lo que ya no le ocupa ni preocupa son las elecciones, de hoy, del hermano mayor de la Cofradía de la Santa Misericordia, cargo en el que tiene garantizada la renovación. La suya es la única candidatura presentada.

¿Cómo interpreta que nadie más se presente?

Supongo que nadie quiere meterse en líos o, si trato de ser más positivo, que están muy contentos conmigo.

¿Líos de tiempo o de algún otro tipo?

De dedicar al cargo o parte del tiempo libre, de tener rompederos de cabeza, de trámites y papeleos y de llevar una modesta contabilidad. Es un trabajo de todo el año, pero, así como en verano solo organizamos alguna excursión para no perder contacto, desde el principio de año y hasta la Semana Santa son meses de apuro.

¿Facilitan las cosas las instituciones?

La verdad es que cuesta bastante. La colaboración institucional en Gijón es muy limitada, porque nos dejan dos días la Banda de Música y sufragan parte de la cartelería y los programas a través de Divertia.

¿Es distinto en otras ciudades?

Sevilla, Valladolid o León son, en ese sentido, otro mundo. Pero también dentro de Asturias no es comparable el apoyo en Avilés, Villaviciosa o Luarca, donde se moviliza todo el pueblo. Lo mismo ocurría antes en Oviedo, pero desde que manda el tripartito cambiaron las cosas y ahora hay hostilidad.

¿El éxito de una procesión de Semana Santa se mide por los participantes o por los espectadores?

Valoramos ambas cosas. Nos gusta que tengan espectadores, y cada año hay más, especialmente el jueves y viernes santos. Pero también hace falta sumar gente a las filas de las cofradías.

¿Y se suman?

Se produce una incorporación lenta, yo diría de goteo, pero suficiente para dar relevo a las bajas, que no es poco. Yo diría que la incorporación de jóvenes a las cofradías es más fácil que a otras realidades de la Iglesia. No podemos olvidar que están cerrando parroquias, caso de la Inmaculada, mientras que las cofradías tienen tirón y atractivo a pesar de que la juventud es reacia al movimiento asociativo, sea religioso o no.

¿Es importante cambiar cada año el programa o incluir alguna novedad?

En el mundo nuestro pesa más la tradición que las innovaciones, pero eso no quita que cada cofradía trate de mejorar su presencia en la calle. Algún cambio siempre hay, pero no nos obsesionamos con ello.

¿Hay competencia entre cofradías por destacar?

A mí me parece sano que todas las cofradías intenten mejorar, sin desmadrar la competencia hasta críticas a otras cofradías o con un sentido futbolístico de la rivalidad. Pero ver quién lo hace mejor no deja de ser un acicate.

¿Y entre ciudades?

No. Cada pueblo trata de mantener sus tradiciones. Uno puede envidiar realidades como la de León, próxima a nosotros, que es como jugar en primera división. Es sana una envidia que insta a mejorar, pero no se trata de importar modelos. Aquí hay una Semana Santa más marinera y vinculada a la costa y a Cimadevilla. No intentamos trasladar otros modelos.

¿Es necesario sufrir para conmemorar la Semana Santa?

Hay prácticas que vistas desde la sociedad actual o desde fuera de su contexto chocan un poco. Esas cosas hay que verlas en el marco de una tradición de siglos y la flagelación aquí, en Gijón, llamaría la atención. No es imprescindible sufrir para conmemorar la Semana Santa, pero algo siempre se sufre, por cansancio o por responsabilidad.

Se destacaba hace poco en los periódicos el papel del turismo religioso. ¿Podemos incluir la Semana Santa en ese campo?

No sé si ya podemos, pero deberíamos hacer un esfuerzo mayor por aprovechar ese potencial. Hay que tener en cuenta, además, que Asturias es una región relativamente pequeña, así que puedes dar un paseo por los Picos de Europa por la mañana y asistir a una procesión por la tarde, que también tiene su atractivo. No hace falta que se organice el viaje exclusivamente por motivación religiosa. Me dijeron que hay compañías de cruceros que están pensando en mantener un par de días el atraque para, desde Asturias, asistir a la Semana Santa de León.

¿Hay entonces potencial?

Para nosotros, como es natural, el turismo no es el objetivo, pero como efecto secundario sí nos interesa. Sin embargo, en Gijón hay una especie de repelús ante cualquier cosa que tenga componente religioso.

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