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Gente esperando su turno en la oficina ciudadana del Ateneo de La Calzada, que sumó la renta social a sus trámites habituales.
La convocatoria de la renta social municipal recibe en su primer día 366 solicitudes

La convocatoria de la renta social municipal recibe en su primer día 366 solicitudes

El goteo de interesados fue constante, con un ritmo de registros superior al de otras ayudas del Ayuntamiento

IVÁN VILLAR

Martes, 30 de mayo 2017, 01:12

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«Mira que vine pronto, y ya tengo diez delante». Eran las once de la mañana y el goteo de visitas al Ateneo de La Calzada era constante. Como en El Llano. Como en Pumarín. El primer día de registro de solicitudes para la nueva renta social municipal discurrió con un ritmo de demandantes superior al de otras convocatorias de ayudas sociales, según el Ayuntamiento. Las máquinas de turnos de las oficinas de atención ciudadana estrenaron un botón reservado únicamente a este trámite que fue, sin duda, el más pulsado de la jornada. Al cierre de los centros municipales se contaban 366 registros de solicitud, pero fueron muchos más los que acudieron a informarse sobre el procedimiento y recoger los impresos necesarios para pedir la ayuda, con la intención de entregarlos en una segunda visita ya rellenados y con la documentación necesaria.

Fue una mañana marcada por las dudas. «Vengo a enterarme cómo funciona y a preguntar si puedo pedirla, porque cobro el salario social y no sé si podré. Si me lo quitan, no me interesa», explicaba un vecino de Tremañes mientras esperaba a que le llamaran a una ventanilla. Pero también tras el mostrador hubo quien, a primera hora, no sabía responder a alguna de las casuísticas que se le planteaban y llegó a derivar erróneamente a un usuario de La Calzada a El Coto. Ahí, al margen de una oficina de atención ciudadana similar a las del resto de centros municipales, existe una unidad administrativa específica para la renta social. Pero su labor está orientada a la tramitación y no a la información al público. «Es el primer día y sé que ha habido algún problema operativo, pero le pido a los ciudadanos que tengan un poco de paciencia porque esto es nuevo para todos. Hay dos meses para pedir las ayudas e iremos mejorando día a día», se excusó la alcaldesa, Carmen Moriyón. Hoy a primera hora se celebrará una reunión con todo el personal municipal para intentar despejar cualquier duda que sigan teniendo sobre las solicitudes para este programa. Ayer, tras meses de debate político y negociación sobre su contenido y financiación, era el día en el que la renta social pasaba de los supuestos a las situaciones reales. De las estadísticas a los casos particulares.

Como el de Paula Américo, una joven de 25 años y madre de una niña de ocho, que tras haber trabajado en el sector de la hostelería suma ya casi tres años en paro. Hace frente a cada mes con solo trescientos euros que recibe del Principado y una ayuda al alquiler. «No sé cuánto me podría corresponder con la renta social, pero todo lo que llegue, bienvenido sea».

O el de Miguel Francisco Fernández, con diecisiete años cotizados en el sector de la construcción y la decoración, pero también sin trabajo desde el cierre de su empresa en 2012. Agotados el paro y la ayuda familiar, él, su mujer y su hijo de cuatro años dependen de los 612 euros que cobran del salario social autonómico. 180 los dedica a pagar el alquiler de su piso, de Vipasa «Y después, entre una cosa y otra, que si la luz, que si el comedor del guaje, se te va todo», lamenta. A quienes critican la nueva ayuda por verla como una forma de desincentivar la incorporación al mercado laboral, les responde: «No digo que no haya gente que quiera vivir solo de ella, pero yo firmaba ahora mismo empezar a trabajar en cualquier sitio».

Para gastos de los niños

Una opinión similar manifestaban Enrique Romero y su mujer. «Nosotros lo que queremos es trabajar, pero no hay trabajo». Se dedicaron a la venta ambulante, pero ahora llevan ocho años en paro y sus únicos ingresos son los 636 euros del salario social de ella. «Es muy limitado, por no decir escaso». 425 euros se van en la renta de la casa, a la espera de que la Empresa de Vivienda les apruebe la ayuda al alquiler que también tienen solicitada. Con la renta social aspiran a que el Ayuntamiento les garantice llegar hasta los 1.065 euros mensuales, «para las cosas cotidianas y para los gastos de los niños».

Pilar Abad tiene claro que una de sus prioridades si recibe la renta social será renovar el frigorífico. «La nevera que tengo ahora está estropeada, hecha un cristo», lamenta. También comprar ropa y calzado para sus dos hijos, que ahora tiene que pedir en Cáritas. Desde que en 2008 terminó su trabajo como ayudante de cocina no ha vuelto a estar ocupada y ahora vive del salario autonómico. Son 567,43 euros que confía en que aumenten pronto a 640, «porque llevo dos años esperando la subida que me corresponde por la cría». A ello suma 160 euros de ayuda municipal para pagar un alquiler de 400. «Preferiría trabajar que estar cobrando esto, porque entre la luz, alimentar a los críos y todo, no llega para nada».

Mónica García, divorciada, vive sola y recibe del Principado 442 euros «nada más». 120 son para pagar el alquiler y cada mes dedica entre cincuenta y cien euros, «según vaya pudiendo», a devolver las ayudas de emergencia que recibió del Ayuntamiento mientras se tramitaba el salario autonómico. Más de cien se le van además en recomponer su dentadura, «porque así sin dientes no te quieren en ningún trabajo. Al final para comer me quedan 70 euros al mes. Mira qué bien me va, que pesaba 81 kilos y ahora estoy en 50», ironiza. Ayer se limitó a recoger el impreso de solicitud y las bases para estudiarlas, «pero no con mucha calma, cuanto primero lo entregue mejor, que luego habrá menos dinero que gente pidiéndola».

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