«Muchos abuelos de Nuevo Gijón mantienen a la familia»

-¿Cómo nace Amigos Unidos?

-En 1987 de una reunión entre seis vecinos que se juntaron con ánimo de tener algo en el barrio. Así se fundó y en este tiempo pasaron varios presidentes. El primero fue Arturo Piñera. Yo entré en la asociación después de que me jubilé hace doce años y poco a poco fui ayudando en lo que se pudo a la directiva. Desgraciadamente hace tres años se nos murió el presidente y hubo que coger el timón.

-¿Cuántos socios tienen?

-Somo 680. Más o menos, entre bajas y gente que se apunta, vamos bastante equilibrados. Cuando surgió la asociación había sobre doscientos y pico y, año a año, fue evolucionando. Llegó a haber 700. Antes salían cinco autocares para las excursiones, ahora vamos siendo más viejos.

-No es lo mismo ser pensionista ahora que hace treinta años. ¿Cómo ha cambiado el perfil de sus asociados?

-Los abuelos de hoy en día tienen que ayudar muchísimo a los nietos y a los hijos, no hay paga para todo. Aun así se sale y no hubo que suspender, de momento, ninguna actividad.

-¿Qué preocupa a los jubilados?

-La falta de trabajo para la juventud y que cada día les exigen a los abuelos y a los padres algo más de lo que se puede exigir. Muchos abuelos de aquí, del barrio, están manteniendo a la familia. Además, como trabajan los dos y los sueldos no son boyantes, los abuelos hacen de niñeros. También preocupan las pensiones. Muchos piensan '¡Que no me quiten lo que tengo, lo que conseguimos en aquellos años!'. Notamos que no se sale a las excursiones como se salía, no da para todo.

-¿Y qué necesidades detectan los mayores en el barrio?

-En sanidad cada vez tenemos menos especialistas, tenemos un hermoso ambulatorio y tenemos que ir a Cabueñes. Cada vez nos quitan más médicos. Antes había pediatra, oculista, traumatólogo... De todo. Ahora está sin utilizar y eso nos obliga a desplazarnos.

-La gente joven aumenta en el barrio. ¿Cómo van las relaciones?

-El barrio crece, pero no hacen vida aquí. Los que trabajan vienen a dormir y hay cuatro que van a la sidrería. De hecho, mucho de que las fiestas del barrio hayan muerto es por la generación siguiente a la nuestra, que marchó para la discoteca en Gijón. Teníamos las fiestas de Santiago, coro y grupo folklórico y todo desapareció. Queda lo que hace la asociación de vecinos y nosotros.

-¿Qué se debería hacer para dinamizar de nuevo el barrio?

-Cambiar el pensamiento de la gente y ¡quién lo cambia! Nosotros en la directiva deberíamos ser siete y estamos seis. Cuando se habló de ver quien entraba, nadie quiso trabajar gratis.

-Las subvenciones a la asociación, ¿tardan en llegar?

-Quitando este año, van en el plazo. Si ahora sobrevivimos es gracias a las subvenciones del Ayuntamiento.

-Cada vez más trámites se hacen por internet. ¿Es una traba?

-Pues sí, porque hay mucha gente que no anda con el ordenador, no está al día de esto, aunque, por mediación del Ayuntamiento, damos cursillos de informática. Lo que más piden al profesor es cómo pasar las fotos del móvil al ordenador, cómo entrar en Facebook o cómo pedir la cita al médico.

-¿Cuesta convencer a la gente mayor para salir de casa?

-No. Hay gente que ya está aquí a las siete de la mañana para ponerse a la cola y apuntarse a las excursiones.

-¿Qué actividades tienen programadas hasta final de año?

-Ahora vamos al balneario de Cuntis, en noviembre tenemos un amagüestu donde se van a asar 160 kilos de castañes y más de cien litros de sidra dulce. También una mariscada en O Grove, en un barco. Y el año que viene igual empezamos con una fiesta rociera en León.