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ÓSCAR PANDIELLO
GIJÓN.
Viernes, 13 de abril 2018, 03:13
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Pocas entidades de la ciudad suman tantas batallas y anécdotas a sus espaldas como la Banda de Música de Gijón. No en vano, la formación musical acumula ya más de siglo y medio de bagaje y, unido a él, la vida de cientos de músicos locales. Para dar luz a su intrahistoria, el investigador Javier Granda Álvarez ha buceado a lo largo de los últimos meses entre papeles, documentos y testimonios relacionados con la agrupación gijonesa. El resultado de este trabajo fue presentado ayer en el Antiguo Instituto bajo el título 'En clave de mar. Historia de la Banda de Música de Gijón' y contó con buena parte de los representantes políticos y culturales de la ciudad. Todo ello, asimismo, acompañado por la música de la formación, que interpretó varias piezas tras las intervenciones de la concejala de Cultura.
El trabajo, impulsado por el Ayuntamiento para formar parte de la colección 'Memoria de Gijón', discurre entre las entrevistas a integrantes de la formación y un intenso buceo en el archivo municipal y el de la banda. Fruto del estudio, Granda ha podido exponer de forma «didáctica y amena» la trayectoria de la formación. Una trayectoria que se entiende a través de sus pequeñas anécdotas y de la categoría de sus músicos y directores. «En la banda se ha dado mucha tradición familiar: sagas de padres, hijos y nietos que han formado parte de ella. Todos además como aficionados, ya que el único profesional con sueldo fijo en estos años ha sido el director», explica Granda.
Aunque la documentación oficial apunta a que la banda se formó oficialmente en 1865, en la década anterior ya se citaba en algunos textos la existencia de un germen. Los concejales de la ciudad, conscientes de lo caro que era contratar a músicos de fuera para sus actos, decidieron impulsar una banda propia para «dar prestigio a la ciudad, animar los festejos y tratar de ofrecer cultura a los jóvenes, muchos de ellos campesinos», explica el autor de la obra.
El extenso anecdotario también cuenta con varios casos de conflictos entre directores y miembros del grupo. Según apunta Granda, a través de los archivos se puede comprobar como varios directores se quejaban al concejal de turno -la banda fue municipal hasta 1909- sobre la poca profesionalidad «de algunos miembros que no se levantaron a dar el concierto de las seis de la mañana» o de otros que usaban los instrumentos para sacarse un dinero extra en las fiestas de prau. «La historia menuda te da muchas claves», zanja entre risas Granda.
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