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Vecinos de Fano y las parroquias limítrofes aplauden a la familia de sidra Menéndez durante la concentración en repulsa al asalto sufrido. Arnaldo García
«La vida continúa, fue un susto muy grande pero hay que seguir adelante»

«La vida continúa, fue un susto muy grande pero hay que seguir adelante»

La familia de sidra Menéndez agradece el cariño de sus vecinos de Fano tras el brutal asalto sufrido en casa

OLAYA SUÁREZ

GIJÓN.

Martes, 21 de agosto 2018, 03:00

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«Son una familia muy querida, muy buena gente y no merecen pasar por algo así, por eso ahora más que nunca queremos mostrarles nuestro cariño». Un centenar de vecinos de Fano y las parroquias de los alrededores se concentraron en la tarde de ayer junto a la iglesia en apoyo a la familia Menéndez, propietaria del llagar del mismo nombre y que la noche del viernes sufrió un brutal asalto en su vivienda. Quisieron hacer visible la repulsa por el angustioso episodio que les ha tocado vivir y poner de manifiesto que cuentan con el respaldo unánime de su pueblo.

A modo de gratitud, y muy emocionadas, Enedina y Lucía, la suegra y la hija de Sabino y Enedina, los propietarios del llagar -los cuatro fueron víctimas del asalto-, quisieron corresponder a tanto cariño y se acercaron brevemente hasta la concentración. «Qué menos que venir a dar las gracias a toda la gente del pueblo...», manifestó Lucía Menéndez mientras ayudaba a su abuela a salir del coche. Llegaban directas del hospital, donde su madre se encuentra ingresada por una angina de pecho que sufrió debido al agónico episodio. «La vida sigue, fue un susto muy grande pero hay que seguir adelante. Lo bueno es que estamos todos relativamente bien, a mi madre ya le dan el alta mañana -por hoy-», comentó.

Dos de las asistentes a la concentración se funden en un abrazo.
Dos de las asistentes a la concentración se funden en un abrazo. Arnaldo García

Su abuela Enedina, de 92 años, se emocionó por las muestras de cariño. Fue ella quien consiguió liberarse de las cuerdas con las que los cuatro ladrones les ataron de pies y manos. Se quitó las ataduras -«Les pedí que por favor, por favor no me atasen fuerte que me estaba ahogando», dijo- y auxilió a sus familiares. A los cuatro los habían reunido en una de las estancias de la vivienda. A Sabino le habían cubierto con una sábana y atado por encima.

Los ladrones huyeron con 5.000 euros en metálico, 3.000 euros en joyas y con uno de los vehículos de la familia. Quisieron evitar que avisasen a las fuerzas de seguridad y para ello subieron al máximo el volumen de la televisión y rompieron el mando. Pretendían que nadie escuchase los gritos de auxilio desde la calle. Destrozaron también todos los teléfonos móviles que encontraron a la vista. No contaban, sin embargo, con que Enedina iba a conseguir liberarse y hacer lo propio con los otros rehenes. La mujer es la madre de Sabino García Vallina, el presidente del Grupo TSK, cuñado de Sabino Menéndez, el propietario de Sidra Menéndez.

Banda organizada

Las investigaciones de la Guardia Civil apuntan a que el asalto es obra de una banda criminal itinerante. Permanecieron dentro de la casa aproximadamente media hora y su principal interés era encontrar la caja fuerte. No cesaron en su empeño hasta que lo consiguieron. Registraron una a una las habitaciones, abrieron armarios y cómodas y levantaron manteles y cojines. Su objetivo era claro: la vivienda del empresario, de fácil acceso y anexa al llagar en el que a diario se realizan numerosas transacciones comerciales.

Sabino Menéndez, de 73 años, lleva toda su vida entregado al negocio de la sidra y es uno de los empresarios del sector más apreciado y respetado por sus compañeros y empleados. Con gran vinculación y arraigo en la parroquia de Fano, su carácter afable le ha servido para cosechar amigos allá por donde pasa. Prueba de ello, y extensible a su familia, fue la concentración vecinal que ayer de forma casi espontánea se organizó junto a su casa y a la iglesia parroquial. «Partió de un particular y nos pareció a todos un gesto representativo y que refleja todo lo que han hecho por la parroquia y la buena gente que son, nadie tiene que pasar por ello pero muchos menos ellos que siempre han tenido buenos gestos con todo el mundo», resumía un vecino como sentir de todos los congregados.

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