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Urgente «Cuando llegué abajo y vi las llamas, se me vino el mundo encima»
Esmeralda Cristóbal, Manuel Álvarez y Marcelino Antón, ante la sede vecinal de El Coto, con las más de 500 firmas reunidas para reclamar el traslado del centro social Mil Soles. AURELIO FLÓREZ
«Te asomas por la ventana y se te cae el alma a los pies», alertan en El Coto

«Te asomas por la ventana y se te cae el alma a los pies», alertan en El Coto

El colectivo vecinal dice estar harto de la suciedad y las situaciones violentas provocadas por los indigentes que acampan en el parque del barrio

PABLO SUÁREZ

GIJÓN.

Martes, 6 de febrero 2018, 02:11

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Manuel Álvarez, vecino de El Coto, considera que el barrio vive una situación extrema. Los indigentes, advierte, se han apropiado completamente de una amplia zona en torno al parque. Se trata, dice, de indigentes y drogodependientes que acuden cada mañana al centro social Mil Soles, donde desayunan y lavan su ropa para posteriormente, en su mayoría, pasar el resto del día deambulando por la zona. «Algunos vienen solamente a desayunar y se van, pero un buen número de ellos acampan en el parque y solo se mueven para ir a comprar cerveza al supermercado de enfrente. Te asomas por la mañana a la ventana y se te cae la moral a los pies», ilustra.

La actitud no es lo único que molesta a los vecinos. Según cuentan, los indigentes no tienen ningún reparo en realizar sus necesidades en plena vía pública, lo cual es motivo de malos olores y suciedad constante. «Hacen lo que les da la gana y pobre del que les diga algo, porque te amenazan con lo que pillen», afirma Álvarez.

Por ello, los vecinos llevan más de cinco años pidiendo un traslado del centro habilitado para estas personas hacia otra zona de Gijón, pese a que reiteran que el problema no lo tienen con el centro como tal, sino con los usuarios del mismo que no respetan las normas básicas.

Catalogan la situación de insoportable, y es precisamente este hartazgo el que les ha llevado a recoger más de 500 firmas con las que esperan conseguir una reunión con representantes municipales en la que poder dar cuenta de lo que sucede y tratar de buscar una solución. Se sienten dolidos con el Consistorio por lo que consideran una actitud de pasotismo deliberado hacia el problema. «Esto lleva pasando tanto tiempo que es imposible que no sepan de la situación», afirman consternados.

Venta de droga

Según cuentan, la cuestión no es puramente relativa a la higiene del barrio, sino que aseguran que la zona es un punto habitual de venta de droga. «Por aquí vemos pasar a vendedores y compradores. Tampoco tienen reparo en 'pincharse' en pleno parque. Muchas veces esto genera peleas entre ellos, y la situación se vuelve realmente violenta», relata Emeralda Cristóbal, otra de las vecinas afectadas.

La gota que colmó el vaso, y acabó con la paciencia de los vecinos, fue la promesa incumplida, por parte del párroco que coordina el centro de gestionar un traslado del mismo hacia otro punto de la ciudad en el que ocasionara menos molestias. «Nos aseguraron que iban a trasladarlo hace ya mucho tiempo, pero aquí no ha cambiado nada de nada», cuenta Díaz.

No solo no se realizó el traslado sino que se está llevando a cabo una ampliación en un local contiguo. Algo que el colectivo vecinal entiende como una provocación que, dice, no están dispuestos a permitir. «Que quieran ampliar espacio nos parece ya una burla, así que vamos a agotar todas las opciones para conseguir una solución lógica a todo esto», aseguran.

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