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Juan Fombona Braga. E. C.
La autopsia de Juan Fombona revela que fue «arrollado» y descarta lesiones previas

La autopsia de Juan Fombona revela que fue «arrollado» y descarta lesiones previas

Detalla policontusiones de extrema gravedad y traumatismo craneal. La familia del fallecido estudia personarse como acusación en la causa

OLAYA SUÁREZMARCOS MORO

GIJÓN.

Martes, 12 de diciembre 2017, 00:57

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La autopsia practicada a Juan Fombona Braga, el gijonés de 38 años que falleció la madrugada del 2 de diciembre tras ser atropellado en las proximidades de su casa familiar de Somió, revela que fue «arrollado» por el BMW X5 de su amigo. El informe forense refiere policontusiones de extrema gravedad y traumatismo craneal como causantes de la muerte. Además descarta que hubiera lesiones previas al atropello, lo que a su vez elimina la hipótesis de una agresión anterior.

Ante estas revelaciones, según ha podido saber EL COMERCIO, la familia del fallecido, que regenta una conocida farmacia en El Llano, estudia dar el paso de personarse como acusación en la causa judicial que se abrirá contra Álvaro Ablanedo Sastre. De 37 años, vecino y miembro del círculo íntimo de amigos de Fombona, cumplirá hoy su primera semana en prisión -comunicada y sin fianza- acusado de un delito contra la seguridad vial por conducción bajo los efectos del alcohol, otro de homicidio por imprudencia grave y un tercero de omisión del deber de socorro.

Lo que ocurrió en la madrugada del sábado 2 de diciembre a la altura del 275 de la avenida de Dionisio Cifuentes sigue siendo una incógnita y motivo de desgarro y dolor para dos conocidas familias de Somió. La única respuesta que Álvaro Ablanedo dio a los policías encargados de la investigación cuando le preguntaron qué había pasado después de que Juan Fombona y él abandonaran el pub Baffi fue que no recordaba nada de lo sucedido. El motivo de estas lagunas mentales era el estado de embriaguez en que se encontraba. Minutos después e abandonar el pub, su amigo fue hallado sobre el asfalto con apenas un hilo de vida. Ablanedo, que ingresó el pasado martes por la tarde en el centro penitenciario de Asturias por el atropello mortal, se acogió a su derecho a no declarar tanto en la Comisaría como en el juzgado de Instrucción número 5. De modo que numerosos interrogantes siguen sin ser despejados. Pero no toda la noche está en blanco.

Los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) pudieron reconstruir los hechos, salvo las circunstancias por las que se produjo el atropello, gracias a los testimonios en primera personas aportados por los amigos de Juan y Álvaro. La pandilla había salido esa noche a cenar y luego habían decidido continuar la velada en un bar de copas del que eran clientes habituales. Esas declaraciones describían las horas previas al accidente y el estado en que se encontraban la víctima y el presunto autor del atropello.

El resto de acompañantes que salieron de cena y de fiesta se fueron retirando. Al final quedaron solos ellos dos. Juan y Álvaro. Pararon en el Baffi, porque el Güito, otro de los locales favoritos del barrio para la pandilla común de amigos, estaba a esas horas de la madrugada cerrado. La camarera que cerró aquella fatídica noche asegura que se les pudo ver en el bar «de buen rollo, divirtiéndose, bailando e invitándose mutuamente a copas sin ningún tipo de roce ni discusión».

La nebulosa comienza al abandonar el pub. Aunque no hay testigos directos de los hechos, fuentes cercanas a la investigación aseguran que todo apunta a un hecho fortuito donde la intencionalidad resulta difícil de probar mientras el acusado mantenga su actual mutismo y supuesta amnesia. No se conoce cómo se produjo el atropello, pero tanto los agentes como la Fiscalía consideran que Ablanedo atropelló a su amigo de la infancia y vecino a pocos metros del bar donde habían estado tomando algo y bailando. Desde el primer momento, las pesquisas apuntaron al principal sospechoso, que no acudió al funeral en San Julián por su amigo supuestamente por encontrarse muy afectado por la pérdida.

El análisis de los restos del vehículo que quedaron esparcidos en el lugar del atropello resultó clave. Estas pistas, junto con los testimonios, permitieron determinar que el coche implicado era un BMW X5. Cuando la Policía Local -encargada de elaborar el atestado- acudió al domicilio de Ablanedo, encontró aparcado un vehículo de la misma marca y modelo. Se da la circunstancia de que, además, presentaba daños notables en la parte delantera. Sin embargo, el sospechoso negó tener cualquier relación con lo sucedido en la madrugada del sábado. Después de la inspección inicial del vehículo, los análisis más exhaustivos podrían demorarse varias semanas.

En caso de haberse encontrado restos biológicos en los bajos del coche, estos tendrán que enviarse desde la Comisaría gijonesa hasta el Instituto Nacional de Toxicología para saber a quién corresponden. Álvaro Ablanedo, de 37 años -en enero cumplirá 38- fue detenido el lunes 4 de diciembre a las cinco de la tarde, cuatro horas después del funeral en memoria de Juan Fombona. Su hermana Beatriz, letrada de profesión, estuve asesorándole hasta el arresto. Sin embargo, la defensa del gijonés la llevará el penalista Alejandro García. El martes 5, el juez Juan Laborda decretó, a petición de la Fiscalía, su ingreso en el centro penitenciario de Villabona por la existencia de riesgo de fuga, la gravedad de los hechos que se le achacan y su falta de colaboración. El ministerio público le atribuye un delito contra la seguridad vial por conducir bajo los efectos del alcohol, otro de homicidio imprudente y un tercero de omisión del deber de socorro.

Los dos amigos estudiaron en el Colegio de la Inmaculada, aunque iban a clases distintas al llevarse medio año entre sí. Los estudios se les resistieron a ambos y siguieron su formación en otros centros educativos. Vecinos casi de calle, compartían aficiones como la pasión por las motos, estilo de vida, círculo íntimo de amistades y eran asiduos de los mismos locales. Ambos eran solteros y vivían en casa de sus padres. Juan trabajaba como auxiliar en la farmacia familiar de El Llano y Álvaro estuvo vinculado laboralmente los últimos años a Tesla. En concreto a su línea de negocio de gasolineras. De hecho, su trabajo le había llevado recientemente a residir un tiempo fuera de España.

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