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Gustavo Gutiérrez coloca la pegatina en su tienda DANIEL MORA
Los comercios, listos para la renta social

Los comercios, listos para la renta social

Más de 250 establecimientos se han inscrito ya en el programa de ventas para los perceptores de la ayuda| Las operaciones se realizarán con tarjetas bancarias precargadas que empezarán a llegar a sus primeros beneficiarios antes de finales de agosto

IVÁN VILLAR

GIJÓN.

Lunes, 14 de agosto 2017, 01:25

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«Nuestro trabajo lo tenemos hecho. Estamos preparados para recibir a la gente». Los comercios esperan ya a que, antes de que finalice agosto, los primeros beneficiarios de la renta social municipal empiecen a recibir la nueva ayuda, que deberán dedicar a la adquisición de bienes y servicios en establecimientos de la ciudad. Esas compras se harán a través de tarjetas bancarias que Servicios Sociales precargará con la cantidad que le corresponda a cada familia y que solo podrán usarse en los comercios adheridos a un programa puesto en marcha en colaboración con la Unión de Comerciantes y al que ya se han inscrito más de 250 establecimientos.

Paloma Medina, con el programa de gestión.
Paloma Medina, con el programa de gestión. DANIEL MORA

Los hay por toda la ciudad. En el Centro, en El Coto, en Contrueces, a lo largo de Schultz, Constitución, la avenida de la Argentina o la calle Brasil. Son tiendas de ropa, de calzado o de electrodomésticos, pero también farmacias, clínicas odontológicas y empresas de reparaciones, entre otras. La mayoría lucen ya en la puerta de su negocio la pegatina que indica que en su local se acepta el uso de la tarjeta de la renta social. Ya han recibido además toda la información necesaria sobre el funcionamiento del programa -qué tope de gasto hay según el producto, la indicación de que no se admiten devoluciones salvo productos defectuosos, etcétera-, disponen de un sistema específico de facturación para gestionar estas compras y han registrado ante CaixaBank -suministrador de las tarjetas- el terminal (TPV) que utilizarán para efectuar los cobros, lo que garantizará un mayor control del proceso. Solo falta que el Ayuntamiento empiece a distribuir las tarjetas entre sus beneficiarios, a quienes los comercios esperan con los brazos abiertos.

Patricia Roza, con el lector de tarjetas.
Patricia Roza, con el lector de tarjetas. AURELIO FLÓREZ

«Si el Ayuntamiento va a repartir cinco millones de euros, a algún sitio llegará ese dinero. Y lo importante es que sea al comercio local», apunta Gustavo Gutiérrez, de la tienda de Deportes Palestra. Pese a la incertidumbre sobre cómo resultará esta experiencia, destaca que para los negocios «no hay nada que perder. Tiene coste cero. Y si vendo algo, una venta que hice». Ya tiene claras las limitaciones sobre los productos que estos clientes pueden adquirir en su tienda: ropa, calzado y equipamiento como bolsas o mochilas, hasta un máximo de 70 euros por producto. Ni balones, ni raquetas. «Pero a muchas familias les vendrá bien para los playeros o el chándal del colegio».

En el caso de los electrodomésticos el gasto máximo por producto y año son 400 euros. «Dan para una nevera o una lavadora curiosas, que no tienen que ser necesariamente de alta gama», apunta Jonathan Harinero, responsable de una de las tres tiendas de Milar adheridas al programa y que celebra que ambos productos hayan sido entendidos como bienes de primera necesidad, «porque hoy por hoy son imprescindibles en un hogar». Otros como televisores, ordenadores o teléfonos móviles están excluidos del catálogo al que se puede acceder con cargo a la renta social. Harinero ve positiva la fórmula elegida para el pago de estas compras, «aunque igual puedes encontrarte con que, después de estar explicándole al cliente un aparato, cuando pasas la tarjeta está ya sin saldo y no puedes hacer la venta».

El programa contempla el acceso a productos relacionados con la salud como medicamentos esenciales que no estén cubiertos por la Seguridad Social, gafas, muletas, ortopedias, ortodoncias, tratamientos odontológicos o audífonos. La venta de algunos de ellos «habitualmente tiene pocas ayudas», destaca Patricia Roza, audioprotesista del Centro Auditivo Oírnos de la Acerona. «Hoy en día la audiología no debería considerarse un lujo. Hay muchísima gente que lo necesita, y una adaptación audiprotésica no es barata. Cualquier medida que permita a la gente acceder a ellas, bienvenida sea».

Las tiendas de ropa son las que han respondido en mayor número (80). «Es un cliente al que no tengo por qué renunciar, porque puede gastar igual que los demás», apunta Paloma Medina, de la Boutique Infantil 12 Mariposas, extrañada porque muchos negocios hayan rechazado participar en el programa. «No lo entiendo. No tenemos nada que perder. En todo caso, ganamos». También hay quien, al margen del beneficio para su negocio, pone algunas pegas al sistema. «Si hablamos de un gasto social, no vería bien que si tengo un mismo tipo de producto en una línea de 20 euros y en otra de 100, compren el más caro», critica otro de los comerciantes adheridos.

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